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"Esta vieja os maldice": El mensaje de Maruja Torres a unos jóvenes que pasaron rozándola y sin mascarilla

  • La periodista y escritoria de 77 años ha relatado un episodio callejero donde las mascarillas y la distancia de seguridad brillan por su ausencia

Cuando hablamos del respeto a las medidas de prevención sanitaria ante la pandemia, conviene no generalizar ni meter en el mismo saco a un grupo social por el simple de hecho de que el resto no actúe de forma correcta. Ni todos los jóvenes son unos irresponsables ni todas las personas pertenecientes a generaciones anteriores cumplen las reglas a rajatabla. Sin embargo, en las últimas horas hemos visto el enésimo choque generacional entre mayores y jóvenes en tiempos de pandemia de la mano de Maruja Torres. La periodista y escritora de 77 años ha relatado un episodio callejero donde las mascarillas y la distancia de seguridad brillan por su ausencia.

"Esta vieja os maldice"

Torres se encontraba en la madrileña y céntrica calle de Lagasca, cercana a la calle Alcalá, uno de los ejes de la ciudad de Madrid. Era de noche, cerca de las 21:00 horas. Allí se encontró con una escena que no fue de su agrado. "Tres jóvenes pijos tamaño armario de tres cuerpos, sin tapabocas y caminando en batería por su acera contraria, pasaron por mi lado sin inmutarse, uno de ellos rozándome", cuenta la escritora y periodista. La actitud de los jóvenes no le gustó nada a Torres, que terminó por lanzarles un 'maleficio': "Esta vieja os maldice". Al parecer no les reprimendó en persona.

"No tengo el coño para ruidos"

Hoy hace exactamente tres meses que Maruja Torres anunció que dejaba de escribir en el periódico El País, justo después de conocerse que Soledad Gallego-Díaz dejaba de ser la directora tras poco más de dos años al frente. La escritora, como ya hizo en el año 2013, dio a conocer la noticia a través de su cuenta oficial de Twitter, con un mensaje contundente que saca a relucir su fuerte carácter. "Soledad Gallego Díaz deja la dirección de El País y yo paso a comunicaros que mi artículo del sábado anterior es el último que habéis leído en dicho medio. He disfrutado mucho y os doy las gracias, a los lectores y a los compañeros. No tengo el coño para ruidos", escribió en aquella ocasión.

Torres había regresado a El País durante el confinamiento. Empezó a colaborar en el año 81 y ahora escribía semanalmente en su columna 'Con o sin dientes', que escribía desde Barcelona. A pesar de dejar la colaboración en este medio de comunicación, su lengua afilada, humor y carisma pueden encontrarse también en sus libros, por los que ha ganado un premio Nadal, un Planeta y la Medalla de Oro a las Bellas Artes. También en Twitter, donde es muy activa y comenta a diario la actualidad informativa, sin cortarse ante prácticamente nada.

En su última columna, titulada 'Soledad de los viejos de fondo', hace hincapié en la desatención psicológica de las personas mayores en las residencias afectadas por la COVID-19. "Si tengo angustia yo, que soy una vieja atípica, independiente, en una vivienda en la que me siento bien atendida por los amigos, ¿qué no sufrirán esas personas que han experimentado, prácticamente inmovilizadas, los vaivenes de este huracán?", escribe con precisión Torres. "Por un viejo con COVID-19 fallecido por falta de cuidados se pueden pedir responsabilidades penales; por un muerto de soledad, no. Sacad las conclusiones", cierra.

Operación de cataratas

Hace menos tiempo, apenas 20 días, se operó de cataratas en el ojo y contó cómo la había vivido a través de Twitter, su red social favorita. Un paso por el quirófano que calificó como "un verdadero tripi". "Como tienes que seguir la luz en todo momento, y ésta se mueve mucho, se produce una combinación de colores muy entretenida; además, cuando te quitan lo tuyo ves una especie de oleajo en torno a las luces y, cuando te ponen lo ajeno, igual. Muy bello", escribió para sus seguidores.

La experiencia le resultó tan positiva que terminó diciendo que estaba esperando con ansia el otro ojo. "Ahora ardo en deseos de que operen mi ojo izquierdo, que concilia mal con su colega (cual chancla playera con un Blahnik), y solo espero que, cuando ambos refuljan de mi visión al unísono, acepten su cambio y no funden una secta", concluyó con humor.