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África les unió, sin hijos y 30 años diseñando edificios juntos: así son Lacaton & Vassal, últimos premio Pritzker

  • Anne Lacaton (65) y Jean-Philippe Vassal (67) son los arquitectos ganadores del premio Pritzker 2021

  • Su historia conjunta comenzó en los años 70, aunque fue su estancia en África lo que los unió para siempre

  • Desde hace más de 30 años son pareja sentimental y laboral con un mantra muy claro: "nunca demoler"

Los premios Óscar de la arquitectura han llegado. El premio Pritzker 2021 es el mayor galardón que premia el mundo de la arquitectura, y en este caso ha ido a parar a Anne Lacaton (65) y Jean-Philippe Vassal (67), los fundadores de Lacaton & Vassal hace más de 30 años. La pareja francesa ha conseguido el premio tras décadas de trabajo sostenible siendo un referente mundial de la arquitectura social. Pero a pesar de que su trabajo es conocido a lo largo de todo el mundo, la vida discreta de ambos los convierten en unos desconocidos para el gran público.

Lo que África unió

Son muy pocos los datos que se tienen de la pareja formada por Lacaton y Vassal, y lo cierto es que es tan poco lo que se exponen que algunos admiradores llegan a dudar si solo son pareja profesional o también comparten su vida sentimental. Pues lo cierto es que llevan más de 30 años compartiendo ambas desde que en 1987 fundaron Lacaton & Vassal, lo que los convirtió, además, en socios.

Pero su historia viene de mucho antes, ya que se conocieron a finales de la década de los 70, cuando ambos se formaban en la École Nationale Supérieure d’Architecture et de Paysage de Bordeaux, aunque realmente donde empezó todo fue en Níger, el país africano que les hizo despertar la creatividad ante la falta de recursos. Fue precisamente allí donde realizaron su primer proyecto juntos, una choza de paja construida a partir de ramas de arbustos de origen local.

De esta forma, desde el inicio de su carrera sabían que el respeto por la naturaleza y las creaciones sostenibles iban a ser la marca de su arquitectura, que les ha llevado a ganar el premio Pritzker, y así se lo reconocía el jurado: "Una arquitectura tan fuerte en sus formas como en sus convicciones, tan transparente en su estética como en su ética", resaltaban los miembros del jurado al otorgarles el galardón.

Realmente poco más se sabe de la pareja más allá de que están afincados en París desde que en 1987 formaron Lacaton & Vassal para rediseñar múltiples edificaciones aprovechando al máximo los recursos disponibles. A pesar de ser una pareja consagrada, no tienen hijos, así lo confirmó Lacaton en una entrevista a El País Semanal, algo a lo que realmente nunca le han dado mucha importancia.

Derribar no es una opción

Su gran lema es "nunca demoler", pues su alternativa principal es la reparación, cuidando lo que ya se tiene porque puede resultar más económico y también más civilizado, una mentalidad que le deben a su estancia en África. Para ellos demoler significa ir a lo fácil, "un acto de violencia" según Lacaton que significa un gran desperdicio de material, energía e historia.

Por eso Vassal tiene claro cuál es su misión como arquitectos, "resolver limitaciones y problemas, y encontrar espacios que puedan crear usos, emociones y sentimientos. Al final de este proceso y de todo este esfuerzo, debe haber ligereza y sencillez, cuando todo lo anterior era complejo".

Obras destacables

Uno de los grandes ejemplos de su obra arquitectónica es cómo transformaron la Torre Bois le Prêtre en París. Este edificio era un bloque de 17 plantas con 96 viviendas construido en la década de los 60, pero entre 2005 y 2011 la pareja lo renovó por completo para no dejar que la idea de demolerlo para levantar otro edificio prosperase. De esta forma, su plan fue eliminar la fachada de hormigón añadiendo galerías de tres metros de ancho para agrandar la superficie. Sin duda, sus habitantes no solo ganaron espacio, también calidad de vida.

Entre otras de sus obras más destacadas están las casas sociales Cité Manifeste que crearon en Mulhouse en 2005, o el Palais de Tokyo en 2012, donde tras restaurarlo consiguieron que el museo aumentase su capacidad en 20.000 metros cuadrados, convirtiéndose en un escenario no solo para el arte, también para la moda francesa. Por no hablar de la casa de los padres de Lacaton, una de sus primeras obras, ampliándola con plástico de invernadero. Un proceso que la arquitecta reconoce que no fue fácil, ni para convencer a sus padres ni para el trabajo con los albañiles, pero el tiempo le ha dado la razón y hasta los vecinos sueñan con una vivienda del estilo, porque como dijo en una entrevista "es como si vivieses en un jardín".