Seguramente te ha pasado: en una conversación con tus hijos salen a relucir aspectos de tu personalidad o de tu biografía que no conocían y se quedan en shock. Algo parecido es lo que ocurre en el primer episodio de la serie británica 'Life' (BBC), que en España se puede ver en Filmin. Esta recoge la historia de cuatro vecinos de un mismo edificio. Entre ellos, Gail Reinolds (interpretada por Alison Steadman), quien se reencuentra con una amiga de la universidad y se da cuenta de cómo su personalidad y sus proyectos propios han ido quedando sepultados bajo el rol de madre, los cuidados y el trabajo.

Cuando en mitad de una cena Gail cuenta que fue delegada de clase y cantante en una banda, ni los hijos ni el marido la reconocen. ¿Por qué a menudo en el momento que en la vida adulta nos convertimos en padre o madre, se coloca bien visible esta etiqueta ocultando otras facetas? ¿Cómo podemos recuperar esos aspectos? Y, ¿cómo contar en casa eso de 'oye, que yo antes de conocerle o de haberos tenido, también fui persona'? La psicóloga Syra Balanzat, de El Prado psicólogos, explica cómo cultivarnos y reivindicarnos ante el mundo de esta forma poliédrica.

"Cuando se forma un proyecto familiar distinto al que se tenía con anterioridad, pueden aparecer factores relacionados con el tipo de educación y cultura que se ha ido adquiriendo en la propia infancia. Si lo habitual era ver a tu madre quedándose en casa realizando tareas del hogar en lugar de fomentar sus actividades personales, se puede llegar a la conclusión de que eso es lo habitual y reproducirlo en la etapa adulta.

Además, el cuidado de los hijos y las demandas externas, hacen difícil compatibilizar los proyectos personales con las tareas diarias, en especial en las mujeres, son roles que aunque se haya incorporado la mujer al mundo laboral, no deja de hacer aquellas tareas establecidas desde nuestros antepasados".

"El autocuidado favorece tenernos presentes, atender nuestras necesidades, ponernos en primer lugar, siendo tan crucial para evitar esos desgastes y abandonos que, si se mantienen con el paso del tiempo, se traducen en depresiones. Es la pérdida de nuestra vida y nuestras satisfacciones", explica la psicóloga. Ese recorrido reivindicándose y educando socialmente y en las casas sobre esta idea de que los padres y madres no solo están ahí para sostener la familia y cumplir su rol es clave, apunta Balanzat. "No es lo mismo que los hijos se vayan cuando tienes posibilidades de cambiar, vive tu pareja, te sientes acompañado, y se han ido inculcando hábitos de autocuidado a lo largo de la vida, a que te encuentres en una situación de soledad y abandono personal".

"Es importante practicar con el ejemplo, los hijos tienden a reproducir lo que ven en sus casas", reflexiona la psicóloga. "Si se les habitúa a ver a sus padres dedicando su tiempo a realizar deporte, a leer, a quedar con amigos y luego se sienten felices, aprenderán que eso es importante para mantenerse bien". Y marca tus límites: "Aprender a decir que no a los hijos porque ahora es el momento de papá o mamá, les ayudará a no centrarse en sus necesidades, a tolerar la frustración y a darle importancia al respeto y cuidado personal". Y a ver más allá de la figura rígida del padre o madre y conocer a la persona a la persona.