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Maravillas del Toni 2: reabre por fin, se funden los plomos y la gente sigue cantando a oscuras

  • El piano bar más famoso de Madrid reabrió por fin la noche del jueves 23 de septiembre con aforo limitado y numerosas medidas anti-covid como mamparas, purificadores de aire y un aforo del 75%

  • En mitad de la madrugada se fue la luz en el Toni 2. Un breve incidente que duró unos minutos y que le da más épica aún a la reapertura del local porque los clientes reaccionaron cantando y encendiendo las linternas de sus móviles.

  • Contamos, en primera persona, cómo fue una de las aperturas más esperadas de la capital

Deben de ser como las dos y media cuando el piano, de repente, hace un fundido a negro y nos quedamos a oscuras. Cosas del directo, pienso. O de la reapertura. Sí, en la noche de la vuelta del Toni 2 saltaron los plomos. ¿Qué esperaban? No es una cosa grave. Como siempre, como si fuera el salón de tu casa, sale un operario que bien podría ser el primo ese tuyo que sabe de cables y se pone a la faena. La clientela, muchos de los habituales y otros que vienen por primera vez, ni se inmuta. Jugando a las tinieblas siguen cantando. Hombres G. Venezia. Vamos juntos hasta el cuadro de luces a intentar arreglar el desaguisado. Y si la penumbra dura quince minutos, tampoco pasa nada. Seguimos cantando.

Mucho antes, a las nueve de la noche, la entrada del local está intacta y a la vez irreconocible. Unas vallas de obra municipal invaden la calle Almirante. Contra esa agresión visual, la pared de granito del Toni 2 permanece inmutable. Las primeras clientas, un grupo de chicas de Colombia que están de paso en Madrid, no han estado nunca en el local. Como la mayoría de latinoamericanos que llegan por primera vez, han venido por referencias de algún compatriota que les ha dado una sola indicación. "Cuando vayas a Madrid, chulapa mía, no dejes de visitar el Toni 2". Vienen con ganas. Tanto que delante de la cámara se atreven a cantar una de Ricky Martin cuando queda aún más de una hora para que se abran las puertas.

Enseguida aparecen en escena algunos iconos del sitio. Paco, unos de los 'puertas'. Antonio, cliente mítico del Toni 2 que siempre ocupa el mismo lugar, 'su parcelita’, en la frontera entre lo que podríamos llamar el hall, donde están la barra y los sofás de la entrada y el salón del piano. Antonio fuma un cigarro antes de entrar y conversa con caras que le resultan conocidas. Parece estar a punto de decir: "Como decíamos ayer". Y es que esa es la primera sensación que deja la reapertura del Toni 2. Son las diez y dos minutos. Empieza a llover. En realidad lleva lloviendo un año y medio. Se abren las puertas. Hay refugio. También hay cuatro purificadores de aire. "Y no un modelo cualquiera", dice Yolanda, de la familia Tejero, dueña y nueva encargada de que todo fluya. Hace algo de frío en el Toni 2 por culpa de los purificadores y del aire acondicionado. Pero se pasa pronto. También hay dos mamparas de gran tamaño que protegen al pianista por delante, sobre el piano, y por detrás. Y dispensadores de gel. Y señales para guardar la distancia de seguridad. Y espejos. Y moqueta. Sí, el Toni 2 también se adapta a la pandemia.

Lo prometido es deuda. Instrumental y sin masa social suficiente (todavía) como para cantarla a coro, lo primero que suena en el piano es 'Mi gran noche' de Raphael. Son las diez y cinco. Antes, en la calle y en el momento justo de abrirse las puertas Jose Luís, uno de los pianistas, se confiesa. La pregunta era obligada: "¿habrás estado ensayando estos meses?" La respuesta: "Ni me he acercado a un piano". No se nota. Los cuatro artistas, verdaderos protagonistas sin pretenderlo de la noche 'tonidosiana' bordan los temas según van cayendo. Todos los clásicos. María la Portuguesa, Mediterráneo, Un velero llamado libertad, Qué tiene la zarzamora, El Rey, Y nos dieron las diez… Los cantantes, como si hubieran estado un año y medio en la sala de espera, son los mismos de siempre. Están todos y es un alivio. ‘Mi gran noche’ es lo primero que suena, pero no es el primer tema con cantante. Uno de los habituales del local, sombrero y traje a lo Sinatra incluidos, reinaugura el micrófono con 'My way'. Durante meses el Toni 2 ha estado lanzando a sus feligreses el mismo mensaje. No abrirá hasta que las condiciones permitan que la experiencia del local sea la de siempre. Pues ya está el Toni 2 a su manera. Buena elección para ser el primer tema cantado.

Caen las horas, las copas, las canciones. Caen los amoríos también. Pero no se cuenta. Lo que pasa en el Toni 2 se queda bajo la tapa del piano, que decía aquél. Como de costumbre, uno mira el reloj y se pregunta cómo pueden ser ya las tres menos cuarto. O las cuatro y media. Afuera se repite el ritual de siempre. Las obras de la calle Almirante no frenan al personal. La lluvia tampoco. La cola, en lugar de prolongarse hacia Barquillo, como era habitual, cruza la calle (cortada al tráfico) y avanza por la acera de enfrente. Los encuentros sociales en ese lapso previo a cruzar la puerta (que quien conoce el sitio bien sabe que puede durar una hora o más) se multiplican entre los que esperan. La reapertura del Toni 2 tiene una peculiaridad que a la vez es un milagro. A las tres de la mañana es una noche normal del Toni 2 Bueno, casi normal. De repente se apagan las luces. No sabemos, al principio, si es una performance del local preparada para la ocasión. Cuando vemos a un chico joven cambiar la bombilla de una lámpara junto a la puerta de los baños nos damos cuenta de que no lo es. Unos 15 minutos debe de durar el juego de luces. La primera imagen que le viene a uno a la cabeza es la del Titanic, cuando el agua anega los primeros niveles de camarotes y provoca un apagón. Solo que en este naufragio no hay violinistas sino 90 almas cantando a tientas. Sabemos que son 90 porque nos lo cuenta Paco, 'el puerta', antes de que todo empiece. Un 75% del aforo. Suficiente para que el local tenga el aspecto de un jueves cualquiera de antes de la pandemia. La noche de Madrid ya es un poco más como la conocíamos.