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Roberto Polo: “Me he excitado muchas veces delante de obras de arte”

  • "De lujo tuve sobredosis siendo joven"

El Ojo. Así es conocido Roberto Polo, uno de los mayores coleccionistas de arte del mundo, por su capacidad para descubrir artistas en los que nadie había reparado antes. Cubano de nacimiento pero con raíces españolas, se ha instalado en Toledo a sus 67 años, después de pasar por Nueva York, París y Bruselas. ¿El motivo? Ha cedido a nuestro país 500 obras de su colección privada, compuesta por más de 7.000, que estarán expuestas los próximos quince años en el Museo Convento de Santa Fe. Hablamos con este filántropo internacional, que disfruta con salirse de la norma, también en su sexualidad, y se enfada cuando le llaman "multimillonario". Por si no ha quedado claro, insiste en que detesta las etiquetas: "Nunca me enamoro del sexo de nadie, sino de las personas", asegura.

Nos recibe en el museo, revisando cada foco y cada pared, dice, "porque todo tiene que estar perfecto". "Si no lo cuido yo, quién lo va a cuidar", bromea. Recorre los pasillos luminosos, repletos de cuadros y nos comenta los detalles de los que tiene un cariño especial. Se detiene, los observa y conversa con ellos. "Mi intención es instalarme aquí de forma indefinida para estar cerca. Hay que dormir con el arte, intimar con él", apunta. Mira el móvil por última vez y relajado, porque está en su terreno, rodeado de parte de sus joyas, se sienta plácidamente.

¿Qué te lleva a querer una obra cuando la ves?

Enamorarme. Poder descubrirla, investigarla, documentarla. Nunca he sido un coleccionista de firmas sino de obras. Siempre he dicho que los verdaderos coleccionistas son los de arte primitivo, porque ellos nunca saben quiénes son los artistas que las crearon. La persona que en sí misma tiene talento innato no necesita sentirse reforzado por una firma.

Los médicos siempre me han dicho que soy un fenómeno. Mi libido es alta

¿Recuerdas la primera vez que te enamoraste de una obra?

Es algo que está conmigo desde que soy un niño muy pequeño. Me he enamorado de muchas a lo largo de mi vida. Tampoco podría decir cuál es mi obra favorita. Cada una es importante por una razón. Las que me dan especial satisfacción son las que he descubierto porque nadie más ha sabido identificarlas. También me gusta valorar, crear una conciencia sobre artistas que son muy importantes pero que por alguna razón han caído en el olvido.

Nunca me he enamorado del sexo de nadie, sino de las personas

¿Cómo has evolucionado con los años?

Mucho. Cuando era joven y empecé a salir en la prensa, con 14 años, no me reconocía en la persona que describían. Siempre quise llegar a tener la edad que tengo ahora porque para mí la belleza procede del conocimiento, de la vida. No entiendo este culto a la juventud. Cuantos más años tiene una persona más valor tiene, más conocimiento y más que ofrecer, incluso más belleza física. La belleza para mí es sinónimo de inteligencia.

¿Consideras el arte un afrodisíaco?

Me he excitado muchas veces delante de obras de arte. Me han entrado ganas de hacer el amor con ellas. El arte hay que vivirlo, hay que acostarse con él. Hace muchos años compré un diamante rosado y lo puse en la mesilla. Durante toda esa noche me despertaba continuamente y encendía la luz para poder verlo. Hay que dormir con el arte, intimar con él. Cada persona ve en la obra algo diferente. Muchas veces me he sentado delante de un cuadro, con una botella de vino, para conversar con él. Eso solo pasa con el verdadero arte.

Cuantos más años tiene una persona más valor y belleza física tiene

¿Hay algún momento al que te gustaría volver?

A ninguno. Todo lo que vivimos se incorpora a nuestro ser y nos convierte en lo que somos, por eso valoro ‘el ahora’. He vivido muchas cosas en la vida que han creado en mí miedos. Tengo una mentalidad del siglo XIX, creo en el honor y en la palabra, algo que no está de moda, pero realmente no quiero cambiarlo.

¿Cómo te encuentras a los 67 años?

Tengo muchas ganas de vivir, de hacer cosas. Me hago análisis dos veces al año y los médicos siempre me han dicho que soy un fenómeno. Si la escala de testosterona es de 0 a 10 yo hace unos meses tenía 16. Mi libido es alta. Siempre he sido muy sano y disciplinado. Cuando estaba en la cárcel me hacía 1.200 flexiones todas las mañanas, 1.000 abdominales, era una manera de sobrevivir y de vencer a los que me querían robar mi libertad. No bebo, no me drogo y hago deporte. Además soy un hombre bueno, mi honestidad, mi transparencia total, mi franqueza es lo que le molesta a los demás.

La mayoría de las personas coleccionan dinero, yo colecciono patrimonio

¿Cómo definirías la vida que llevas?

Sencilla, ya tuve sobredosis de lujo siendo joven. Ahora detesto lo pretencioso. Me dedico a investigar, a mis amistades y al deporte. Sé que cuando uno es coleccionista y propietario de obras de artes da la sensación de que es multimillonario, pero la realidad es que hasta que no venda mis obras no tendré dinero. La mayoría de las personas coleccionan dinero, yo colecciono patrimonio. Mi papel es revalorizar el arte. Siempre voy a contracorriente, en el arte y en la vida.