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Rock al oído, vinilos y cafetera italiana

  • Ana Bueno, directora de Uppers, reflexiona sobre el valor de los músicos y lo que nos hacen sentir. Antes, durante y después

Recapitulando (que no hacemos otra cosa). He ido a decenas de conciertos en mi vida. A los veinte, a los treinta, a los cuarenta, a los cincuenta. La historia de mi vida está siempre arropada por música. Mi música, la que me gusta, la que persigo, la que necesito. Siempre en buena compañía.

He ido buscando rock, pop y flamenco allá donde he podido, allá dónde un acorde me llamaba y me tocaba el corazón. A la Riviera, al Bernabéu, al Palacio de Deportes (antes y después de renacer de sus cenizas), al difunto Calderón, al Rockódromo (si, yo fui al Rockódromo), a la Sala Universal, a El Sol, al solar de la Telegrafía sin Hilos de Cádiz, a los escenarios de la Expo de Sevilla, a las Ventas, al Teatro Real, al Monumental, al Lara, a la sala García Lorca... He ido buscando, persiguiendo a mi música en coche, en metro, en autobús, caminando. He gritado y he cantado, he bailado, he saltado, he pedido bises y he sonreído a mis queridos artistas favoritos, allá donde tocaran. Ellos no me veían, pero seguro que me sentían. Nos comíamos entre unos y otros los metros de distancia.

Y tanto me sintieron que ahora vienen a devolvérmelo. Lo sé... Cada tarde cuando abro mi móvil os encuentro, venís a buscarme, venís a por mí.

Dani Martín me ha cantado desde su casa, con una Virgen mexicana al fondo, me ha susurrado canciones/reliquias, de las primeras que compuso con el 'Canto del Loco', como 'Por ti' (impresiona volver a oírla ahora como madre de adolescentes... ellos saben por qué), o 'Ya nada volverá a ser como antes', que podría ser el titular de estas líneas. Su perro, tranquilo, nos ha acompañado también y todo ha quedado entre nosotros.

Álvaro Urquijo y 'Los Secretos' fueron los primeros. Ya el primer día de la cuarentena me lo dieron todo. Reinventaron 'A tu lado' para acompañarme, para que no me sintiera sola, y me la cantaron desde sus casas, los seis, y me gustó tanto que han vuelto a pasar por aquí. Esta vez acompañados de Albert Hammond, desde Los Ángeles, porque saben que 'Échame a mí la culpa' (abajo) era una de mis canciones favoritas en la infancia. Y claro, me la debían.

Nuestro gran Jackson Browne anuncia que tiene coronavirus. ¡Ay! 'Stay, people Stay, just a little bit longer' (la puedes escuchar abajo). Y entonces viene Álvaro de nuevo por aquí y me regala el vídeo de uno de los mejores momentos que he vivido en concierto en mi vida.

Revivo: concierto de los 40 años de Los Secretos. Escenario circular. Palacio de los Deportes. Arrancamos con 'Otra tarde' para desparramar y derivar en 'Stay' con el mismísimo Jackson Browne a coro con Los Secretos y TODO el público del Palacio de los Deportes. Inolvidable. Pues eso: Jackson, que va por ti.

A Eva Amaral le agradezco los colores. Los de su pared, su sofá, su alfombra y su vestido. Y los colores de su voz, de su guitarra acústica. Eva, sin Juan, me regaló un concierto de sábado íntimo y delicioso. Y más colorida todavía la alfombra roja de Ariel Rot, perfecta para su jersey verde. Ariel prefiere tocarme la guitarra eléctrica. Nos ayuda a olvidar, juntos, que tuvimos que cancelar la cita de despedida de Tequila en Madrid. Será eso, que Tequila no se va de esta tampoco.

Guitarra eléctrica también la de Coque Malla. ¡Ay Coque! Tú también eres parte de mi vida. No puedo vivir sin ti, no hay manera. Fui gran fan de 'Los Ronaldos'. ¡Te agradezco tanto tu directo de la otra tarde! Hasta brindé contigo. Y me apunté ese vinazo gallego que nos recomendaste.

Y seguimos. David Summers me canta día relajado y acompañado a la guitarra por su hijo Daniel. ¡Gracias pareja! Gracias por dedicar 'Hoy me he levantado dando un salto mortal' a nuestros pacientes hijos, estudiantes on line, y sobre todo por regalarnos una versión casera y sincera de 'Te dejé marchar', esa gran balada que Dani Mezquita y tú creasteis para la maestra Luz Casal.

Alejandro Sanz me ha colado ya tres veces en el salón de su casa y, ¡oh sorpresa!, hasta nos ha acompañado Juanes. Con homenaje a Sabina incluido, que no queremos amores civilizados.

Y Javier Ojeda, ¡ahora sí!, le ha cogido el gusto a las redes sociales. Cada día elige una de sus grandes canciones para contarnos la intrahistoria, con toda su sorna, su ironía y su sabiduría. Gracias Javier, gran contador de historias, aquí me tienes esperando la nueva de cada día. Y del Sur al Norte, que 'Cómplices' me cantan a ratos desde Galicia.

Estoy feliz. Sois los mejores. Me estáis invitando a vuestros salones, a vuestros estudios, sin pedirlo, me cantáis al oído. A pelo, la guitarra como única compañía. Me encanta que me busquéis cada día. Todos los que amamos la música agradecemos lo que está pasando, la pérdida de la distancia, la música sin escenario, el rock al oído, el pop en casa, en zapatillas. ¿Y sabéis lo que más me gusta? Vuestras paredes, vuestros hogares, vuestra intimidad, vuestra voz desnuda y ¡vuestros vinilos!

Estoy confirmando en estos días que el vinilo nos/os representa como ningún otro objeto en nuestras vidas. Vinilos detrás de Javier Ojeda, de Mikel Erentxun, de Coque Malla, de Javier Ojeda, de Ariel Rot. En tiempos de Spotify, cuando parece que toda la música se pinta en verde y negro, me encanta ver los vinilos ajados de nuestras y vuestras casas. Portadas míticas, imágenes icónicas para canciones eternas.

Mi amigo Oscar García sabe mucho de esto y lo está bordando. Cada día, él y su hijo, homenajean a pachas en Instagram a una gran canción, una gran portada de LP. Y ahí estamos cada mañana, su comunidad impaciente esperando el momento. Gracias amigo por sonar cada día en mi móvil. Gracias por amar la música, gracias por ayudar a que trascienda de generación en generación.

Porque la música no amansa el confinamiento. Lo enriquece, lo llena de vida, lo arropa, lo abraza. En mi casa y en tantas. Digo esto mientras Lamari de Chambao llena mi salón (y el de mis vecinos, lo siento). Ahí está la amiga Lourdes Garzón, teletrabajando y dirigiendo 'Mujer Hoy', contándonos que en su casa suenan Nirvana, Aretha Franklin y Ariana Grande, que tiene que haber para todos, seamos generosos, y el amigo Javier Barrera, teletrabajando para el 'Ideal de Granada' con los Planetas a todo volumen y ventana abierta, nuestra Mayte Méndez de Vigo con su Bruce en el balcón o Sonia Got con Pearl Jam en bucle, que lo sé...

Por no hablar de los colegas que os arrancáis con la guitarra, a la altura de nuestros grandes, que este encierro colectivo es muy democrático. Juanjo Palomo, David Cardona, Joseba, David Cantero... O mi hijo Pablo, para el que la guitarra es el mejor bálsamo tras horas y horas de bachillerato en casa. Por Ramones o Los Nikis.

Estos días, permitidme la ñoñería, entre tantos mensajes recibidos, alguien tuvo la ocurrencia de pasarme el vídeo de 'We are the world'. ¡Muy fuerte! Como aquella letra tan de entonces recobra vida hoy y podría haber sido escrita antesdeayer, en pleno confinamiento.

'There comes a time / When we heed a certain call / When the world must come together as one / There are people dying / Oh, and it's time to lend a hand to life/ The greatest gift of all'.

Si no la habéis vuelto a oír, la recomiendo. Disfrutadla. Aunque sea como homenaje a Kenny Rogers, que se fue para siempre en estos días de cuarentena, o por volver a escuchar los vozarrones de Bruce Springsteen y Cindy Lauper, que siempre fueron para mí el verdadero lujo de este himno, y razón por la que me empeñé, a destiempo, en que mis hijos conocieran el vídeo desde bien pequeños.

Y sí, músicas aparte, ya empezamos a no soportar el teletrabajo. Queremos nuestra oficina, nuestro transporte público, nuestros compañeros, nuestras reuniones, y hasta a nuestros jefes. Todo volverá. Esto se acabará. Pero yo echaré de menos a mis nuevos íntimos amigos, los músicos, que cada tarde llaman a la ventana de mi teléfono, unos en horizontal, otros en vertical, ahí estamos, y oliendo el café de la cocina. Esta idea se la copio a Mar Amate, que hace su 'Buenos días Javi y Mar' desde casa cada día, y sólo encuentra una ventaja al encierro: el café del bueno. Tanto es así Mar, que en este momento de voyeurismo generalizado en el que vivimos, te he pillado en Instagram: ¡tienes la cafetera italiana en la vitrina del salón!.

Yo también me quedo en casa. A la orden. Con mis vinilos y mi cafetera italiana.

Y pensando ya en el chimpún, que será seguro un 'Se acabó', a todo pulmón en mi balcón. Y me vendré arriba como nunca cuando grite 'Y ahora ya, mi mundo es otroooooo'. Sólo queda decidir si arrancarnos por María Jiménez, como Dios manda, o nos pasamos a la versión de 'El Canto del Loco' (rareza de 2009) con su guitarreo de subidón. Ok boomer! ¡Vamos a por la dos!