Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE acordaron este viernes reconocer a España y Portugal como una 'isla energética', lo que les permitirá tomar medidas unilaterales para bajar los precios de la energía. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había insistido en los últimos días a los Veintisiete para que tomasen en cuenta la situación especial de la península ibérica en materia de energía y, tras un tenso debate de más de nueve horas en el que tuvo que lidiar con la posición contraria de Alemania y Países Bajos, se ha logrado ese objetivo, pero ¿qué es exactamente la denominada 'excepción ibérica'?

Se habla de España como 'isla energética' por nuestras condiciones geográficas, rodeados de mar salvo por la unión con Francia a través de de los Pirineos, y por no disponer de una red con capacidad de interconexión eléctrica suficiente con Europa. Según algunas fuentes se encuentra en torno al 6%, muy por debajo del 10%, que era el objetivo fijado para 2020, mientras que otras lo sitúan solo en 2,8%. En esa tesitura, el Ejecutivo de Sánchez pedía que España fuera tratada como una excepción energética a la hora de combatir los altos precios de la electricidad. Al no tener la misma dependencia que el resto de Europa respecto al gas ruso no tenemos por qué tener las mismas condiciones que los demás miembros.

La afirmación de 'isla energética' no tiene el mismo significado para la electricidad que para el gas. En el sector eléctrico España produce casi todo lo que necesita debido a sus condiciones geográficas que la convierten en líder en energías renovables como la fotovoltaica o la eólica. Por otra parte, el gas lo tiene que importar casi en un 99% y llega en barco, por lo que puede diversificar su suministro, a diferencia del resto de países a excepción de Portugal.

Finalmente la reclamación de Sánchez ha sido atendida por los Veintisiete. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, salía tras el intenso debate a reconocer que España y Portugal se encuentran en una situación "muy especial" porque su mix energético tiene una alta proporción de renovables, pero "muy pocas interconexiones" con el resto de países de la Unión.

Se trata de una medida "excepcional y temporal", como ha reconocido Sánchez, que deberá contar con la aprobación final de la Comisión Europea la próxima semana, cuando ambos países ibéricos presenten su propuesta para poner un precio máximo a las centrales de ciclo combinado, las encargadas de convertir la energía térmica del gas natural en electricidad.

"No supone subvencionar al gas, no distorsiona los incentivos para las renovables ni los flujos eléctricos entre países" y, en definitiva, "no distorsiona el mercado de la electricidad" europeo. Nos va a permitir a ambos gobiernos rebajar los precios de la energía", ha explicado el jefe del Ejecutivo español.

"Con esto vamos a poder lograr establecer un precio de referencia al gas con el que se produce la electricidad", que será sustancialmente más bajo que el que se utiliza ahora, y "esto va a significar una caída en los precios", ha resaltado Sánchez. Puesto que con ello los productores de electricidad que utilicen gas ofertarán sobre el precio de referencia, recibirán una compensación por la diferencia. Una compensación que "saldrá del sistema eléctrico, de los ahorros que se van a producir al bajar a todos los consumidores de electricidad los precios", según el Gobierno.

La compensación, ha añadido Moncloa, "se obtendrá de los beneficios extraordinarios que ahora ganan muchas centrales eléctricas y que, al dejar de ganarlos, permitirá bajar precios y realizar la compensación". Sánchez no ha querido entra en detalles sobre cuándo se empezarán a notar los resultados en la factura de la luz para consumidores, empresas e industrias, aunque fuentes del Ejecutivo estiman que en menos de un mes.

La intención de Sánchez es seguir avanzando en nuevas medidas a medio y largo plazo para seguir bajando los precios de la factura eléctrica, como por ejemplo hacer compras conjuntas de gas o reformar el mercado energético. El primer ministro portugués, António Costa, destacó que en el futuro será necesario avanzar en "un problema pendiente", las interconexiones de la península ibérica con el resto de Europa.