Durante una entrevista de trabajo, podemos enfrentarnos a muchos temas delicados, como cuáles son nuestras debilidades, los motivos por los que dejamos una empresa o la razón de ese desierto de años y años en nuestro currículum. Sin embargo, si hay una pregunta especialmente peliaguda capaz de ponernos contra las cuerdas y de encender todos nuestros nervios esta es "¿Cuánto cobras?".

En los últimos años, se han realizado diversos estudios que apuntan a que el salario ideal que necesitaría una persona para ser realmente feliz oscila entre los 58.000 y los 78.000 euros anuales. Estas cifras, sin embargo, están muy alejadas de la realidad de nuestro país. Según un estudio publicado por el INE en septiembre de 2020 y elaborado con datos de 2018, el salario medio en España se sitúa en torno a los 24.000 euros anuales, lo que equivale a unos 1.808,93 euros mensuales, pero, dependiendo de la compañía en la que nos encontremos, esta cifra puede hacer saltar las alarmas de nuestro entrevistador.

A la hora de encarar una entrevista laboral, es importante que dediquemos parte de nuestro tiempo a investigar tanto a la compañía a la que queremos acceder como al sector en el que se encuentra. Esto nos permitirá hacernos una idea no solo de las proyecciones de la compañía, sino también de los salarios a los que podríamos acceder.

Para realizar esta estimación, podemos recurrir al boca a boca entre conocidos que formen parte del gremio, a plataformas de empleo como Linkedin, Infojobs o Indeed, en la que suelen aparecer reflejados los salarios tanto de las compañías que se anuncian como de los usuarios que utilizan sus bolsas de empleo, o incluso a tu propia experiencia laboral. La idea es que encuentres un rango realista en el que moverte, que no apunte demasiado alto ni demasiado bajo. De lo contrario, podrías perder margen de negociación o, en el peor de los casos, ser directamente descartado por superar el margen salarial de la compañía.

Además de realizar esta investigación previa, los expertos también recomiendan que te muestres flexible con el salario y que no seas muy específico con tu respuesta. Es decir: en lugar de dar un número concreto, menciona que te gustaría cobrar un salario acorde a tu experiencia laboral y que estarías dispuesto a negociarlo dependiendo de las condiciones del nuevo puesto de trabajo.

En caso de que nuestro entrevistador nos dé una cifra exacta, podremos utilizar este dato para negociar, respetando siempre unos márgenes que no sean demasiado cortos ni elevados. En este sentido, es importante que destaques tus propias capacidades, tu nivel de formación y el valor que aportarías a la empresa en caso de que decidan contratarte.

Otra opción es mencionar el salario que cobras en tu empresa actual, o, si estás en el paro, el que tenías en tu última compañía. Aprovechando que tal vez cambies de trabajo, puedes intentar apuntar más alto para obtener un mejor salario, aunque sin pasarse: lo recomendable es que aumentes el salario tentativo entre un 15% y un 20% para que el entrevistador no crea que te estás excediendo. En caso de que mantengas tu puesto, es decir, si el cambio de empleo no supondrá un cambio en tu labor, este incremento debería ser menor, aunque en cualquiera de los casos deberás buscar siempre una cifra con la que tú mismo te sientas satisfecho.

A la hora de ir a una entrevista, debemos tener en cuenta que es la empresa quien debe darnos todos los detalles sobre el puesto de trabajo que quieren cubrir y el salario que pueden conceder. Si nos preguntan, deberemos responder, pero nosotros no somos quiénes debemos dar una cifra concreta. Lo importante, en todo momento, es acotar un espacio en el que podemos movernos y encontrar un equilibrio entre lo que queremos y el salario medio del sector.