Tunea tu guarida: siete preguntas para saber si tu casa de hoy es tu hogar de mañana
Paz Martín es arquitecta especialista en edad y adaptabilidad de espacios
Cuando llegue ese gran día, el día en el que te liberarás del trabajo, y en el que, si tienes hijos, o bien se habrán ido ya de casa o les quedará poco para hacerlo, es mejor que tengas un buen plan, ya que vas a tener un montón de tiempo libre y por fin conseguirás adueñarte de nuevo de tu casa. Tu hogar debería estar preparado para durar hasta el fin de tus días, ya que has de saber que el 93,6% de la población que se hace mayor en España prefiere quedarse en su propia casa el mayor tiempo posible. Es lo que se llama 'age in place'. Te doy pistas para saber qué tienes que cambiar y por qué.
Está demostrado que esta es una muy buena opción para disfrutar de un envejecimiento activo y una buena calidad de vida. Pero hay que reconocer que algunos de nosotros necesitaremos ayuda externa intensiva al final de nuestra vida y que determinadas tipologías de vivienda existente presentan una dificultad o un coste tales de adaptación que es imposible un correcto uso de las mismas, pudiéndose convertir de facto en autenticas cárceles.
¿Pero como sabemos si esta casa, que probablemente poseas porque ya habrás conseguido pagar la hipoteca, cumple con todos los requisitos para acompañarte en esta nueva etapa? Para ello te propongo un ejercicio sencillo que te ayudará a valorar tu situación, y lo que es mas importante poder tomar decisiones ahora acerca de ella, porque en el supuesto llegase una situación de fragilidad, te aseguro que va a ser casi imposible plantearse realizar mejoras en ese momento y a lo peor otros lo harán por ti.
Empieza haciendo una lista
La idea es intentar que tu casa de hoy se convierta en tu guarida de mañana, en la que pasarás mas tiempo, y en la que será muy importante poder recibir a tus amigos, hacer las cosas que te gustan y tener espacio suficiente para en caso de una eventualidad poder contar con ayuda externa. Para ello empieza realizando una lista con los nombres de las estancias que componen tu vivienda, el salón, la cocina, el baño, la habitación de los niños, el dormitorio, el recibidor, etc.
Ahora, sé egoísta
Realiza otra lista y apunta lo que en realidad te gustaría tener en tu casa, por ejemplo: un despacho, una sala de juegos de adultos, un spa, una sala de lectura/biblioteca, un vestidor, una boîte, un gimnasio... Se me ocurren ideas infinitas, pero de lo que se trata es de darle nuevos nombres a tus sueños y de separar espacios.
Apunta cuántas veces
Después, durante una semana, apunta al final de cada día la cantidad de veces que has utilizado cada una de las estancias y si estas estaban preparadas para la actividad que querías realizar o si el espacio es multifuncional.
Compara las listas
Cuando lo hayas hecho, coloca las dos listas en paralelo y comprueba la diferencia entre lo que tienes y lo que lo utilizas y lo que te gustaría tener. Estoy convencida que habrá espacios que no usas y de que además tu salón es demasiado pequeño, no existe en tu casa un espacio realmente para ti, hay pasillos eternos y tu baño no es en realidad ese spa que te encantaría tener, ni por espacio, ni por mobiliario, ni por iluminación...
Repasa lo eliminable
Analiza ahora tus objetos y muebles, realmente piensa si son todos necesarios e importantes, es decir, si tuvieses que mudarte mañana plantéate si te los llevarías todos o si por el contrario podrías prescindir de alguno de ellos.
¿Cómo saber lo que estorba?
Pasemos ahora a la acción, en primer lugar coge un trolley de viaje y llénalo hasta arriba con libros. Pasea durante una hora por tu casa visitando todas las habitaciones llevándolo contigo arrastrando un poco los pies. Ese lugar donde te has tropezado varias veces, ese pasillo que no te permite maniobrar, esos muebles que estorban o esas escaleras que se te han hecho imposibles, puede que se conviertan en un problema futuro.
La prueba de las sillas
En segundo lugar coloca tres sillas, una enfrente de la encimera de tu cocina, otra enfrente de tu lavabo y otra en tu bañera si es que todavía la tienes, y siéntate en cada una de ellas e intenta cortar una zanahoria, lavarte los dientes y ducharte desde una posición sentada y en compañía de otra persona. Como verás, hay actividades que ahora realizas con normalidad y con suficiente espacio e iluminación, que realmente se pueden convertir en auténticas odiseas cuando caminas más despacio, o cuando necesitas estar sentado.
Sé ambicioso
Creo que estos ejercicios ya te habrán dado algunas pistas de que acciones son necesarias para cuestionarte si tu vivienda está preparada para acompañarte siempre, y lo más importante es que estas no tienen que ver solo con la posible reducción de tus capacidades sino también con los usos que en un futuro necesitarás. Invitar a tus amigos, realizar tus hobbies (cantar, tocar la flauta travesera, hacer yoga, jardinería, escribir, bailar o lo que se te ocurra) trabajar desde casa, cocinar o no con tiempo, alojar a amigos y familia o incluso a alguien que te ayude, son cosas que se me ocurren pero cada uno tiene sus sueños y la guarida debería ser ese lugar donde realizarlos.
Por eso te recomiendo que seas ambicioso y no te quedes en el cambio de bañera por ducha de Concha Velasco. Ahora es el momento de deshacerse de objetos inútiles, tirar tabiques, añadir vatios, subir los enchufes, acabar con los pasillos y recovecos, hacerte un despacho para ti, una habitación de invitados independiente, un lifting de cocina, y por supuesto un spa con luz natural con cascada de agua y sin bañera.
¡Llama a un arquitecto que para eso somos expertos en espacios y tunéala!