Josefa Feitosa es abuela, pero no es la figura de abuela que se espera hoy en día. Cuando llega el momento en el que los nietos aterrizan en tu vida por lo general los abuelos se hacen cargo de cuidarlos cuando sus hijos no pueden. Pero cuando Josefa se jubiló en 2018 no invirtió su tiempo en su familia, en echar una mano a sus hijos, se dedicó tiempo a ella y al sueño de su vida: viajar por todo el mundo Tras toda su vida en Brasil, vendió su casa, sus muebles y con la compañía de una mochila se ha dedicado a viajar por todo el mundo, desde la India hasta Francia, Egipto o Singapur.

En un principio la noticia no fue del todo bien recibida por su familia, en especial por algunos de sus hijos que esperaban que una vez jubilada se dedicase a su faceta de abuela y al cuidado de sus nietos. No obstante, finalmente entendieron la decisión de Josefa e incluso a veces la ayudan a organizar sus viajes. En una entrevista con un medio brasileño, Josefa fue bastante directa, anunciando que "no son las abuelas quienes tienen que criar a los nietos".

Desde que se jubiló, antes era funcionaria de prisiones, ha viajado por prácticamente todo el mundo, en especial por el sudeste asiático y por algunos países europeos, subiendo fotos de sus viajes a su cuenta de Instagram y ganando seguidores poco a poco, ya reúne a casi 16.000 en su cuenta.

Ahora su vuelta al mundo se ha visto interrumpida desde que en marzo de 2020 comenzase la pandemia provocada por la covid-19. Por eso mismo, aunque las restricciones nunca han sido las mismas en todos los países del mundo, ha parado con sus viajes por el extranjero y ahora ha optado por viajar a lo largo y ancho de Brasil para conocer a fondo su propio país y continúa compartiendo sus fotos en su Instagram, además de que pasa más tiempo con su familia, aunque sin ataduras.

En Brasil ya es bastante famosa y, tal y como cuenta La Vanguardia, ha comenzado a hacer algunas campañas publicitarias en sus redes sociales como influencer y ha dado algunas charlas para promover la presencia de los mayores de 60 años en ellas, además de que se ha convertido en un referente sobre libertad para las mujeres.

A pesar de que muchos la han aplaudido por su decisión de disfrutar de su vida tras años de duro trabajo, otros tantos también la han criticado por ello, porque creen que debería ayudar a sus hijos con sus nietos. La contestación de ella ha sido bastante clara, ya que desde su propia perspectiva cree que los abuelos también tienen derecho a tener vida privada y que, pese a que claro que puede ayudar a sus hijos con los nietos, la puerta de su casa no tiene que estar siempre abierta.