Sopela, Vizcaya. Esta pequeña localidad vasca está siendo pionera en un tema que, de tener éxito, y auguramos que así será, pronto será copiado por el resto de comunidades autónomas. La Dirección General de Tráfico (DGT) justo se empezó a poner las pilas en 2020 en cuanto a detectar vehículos sin la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) pasada en las carreteras. Son un potencial peligro no sólo por su supuesto mal estado, sino porque en caso de accidente el seguro podría no hacerse cargo de los daños.

Pues bien, en este municipio costero de apenas 14.000 habitantes están poniendo en marcha una unidad móvil para combatir a todos los que no tengan la ITV en regla.

El sistema está formado por una unidad OCR que se coloca en la parte superior de un coche de policía y su misión es escanear las matrículas de los coches que pasen por delante de su cámara. Con cada lectura, coteja con su base de datos para comprobar si el vehículo en cuestión presenta una deficiencia, ya sea por no haber pasado la ITV o por otros motivos como ser un coche robado, no disponer de seguro o que tenga algún señalamiento especial. En el momento en que detecta alguna irregularidad, activa una alarma sonora que avisa a los operadores para que éstos puedan proceder a la actuación correspondiente.

El COVID-19 y las listas de espera para acceder a concertar una cita con las ITV ha provocado que al ya elevado número, cerca de medio millón de vehículos extra hayan dejado de pasar la ITV en los últimos meses, por lo que trabajo no le va a faltar a este radar. No es difícil prever un aumento record en la recaudación municipal que puede servir de efecto llamada para otras en próximas fechas, pues seguro que en concepto de multas por no tener la ITV pasada las arcas municipales tendrán superávit.

Sólo queda reseñar que esta unidad de vigilancia está ultimando aún el periodo de pruebas, pero no parece que vaya a tardar mucho en entrar en vigor al servicio de la policía local de Sopela, o Sopelana, en euskera, como es más conocido el término municipal vizcaíno por la población autóctona.

Mantener adecuadamente el estado del vehículo es esencial para la seguridad vial, más aún cuando la antigüedad media de los vehículos en los que viajaban las víctimas mortales de accidentes en vías interurbanas en los últimos años no baja de 13 años en los turismos, 10 en las motocicletas y 14,5 en el caso de camiones que superan los 3.500 kg.

Es por ello que la DGT a lo largo de 2020 ha empezado a implementar unos nuevos tipos de radar que detectan si el vehículo ha superado o no la inspección técnica obligatoria.

Estos sensores, a través de su lente, captan la matrícula del vehículo y en apenas unos instantes la información es comprobada en la base de datos de la DGT para verificar que tiene el permiso de circulación en regla. Si no es así, los agentes encargados del radar efectuarán una denuncia y la correspondiente multa de 200 euros en el caso de que no se haya pasado la inspección, o de 500 euros si se circula con ella negativa, sin posibilidad en este último caso de reducción del 50% por pronto pago.

En una de las campañas especiales de vigilancia de la DGT realizada hace unos meses, en tan solo una semana casi 7.000 conductores fueron denunciados por los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil por circular con su vehículo en inadecuadas condiciones de mantenimiento. Circular con la ITV caducada, desfavorable o negativa fue el motivo del 60% de las denuncias a turismos y furgonetas.

Un vehículo en mal estado no solo aumenta el riesgo de accidente entre sus ocupantes sino el del accidente contra otros vehículos circulantes.