El confinamiento a causa del Coronavirus ha provocado que más del 80% de los coches que rodaban habitualmente en el día a día se queden parados, bien por los ERTE, bien por los despidos, bien por el teletrabajo. En cualquier caso, es posible que tu coche se quede prácticamente dos meses sin usar. Si tienes suerte de contar con una plaza de garaje, los daños pueden ser mucho menores que si duerme a la intemperie.
Con las debidas precauciones por el confinamiento, tu coche recibirá con las puertas abiertas un pequeño mantenimiento para que cuando se levante el estado de alarma y podamos retomar nuestras rutinas no sufra la inactividad.
1 Batería y motor de arranque. Una de las primeras cosas que conviene hacer es desconectar la batería, pues es muy posible que en dos meses, en función de su estado, pueda descargarse y encontrarte la sorpresa de que el coche no arranca cuando necesites volver a hacer uso de él. Si no quieres mancharte ni un poco las manos de grasa, lo ideal es que arranques el coche una vez cada pocos días, para asegurar su buen funcionamiento. Si estás en garaje y puedes darte una pequeña vuelta por él es lo ideal, porque además ayudas a tener a raya el siguiente problema que se puede presentar.
2 Ruedas y presiones. Si el coche se queda dos meses en la misma posición, indefectiblemente, los neumáticos perderán presión y empezarán a deformarse y cuartearse, de manera imperceptible al principio, pero lo harán. Una pequeña vuelta por el garaje ayudará a evitar la deformación y a variar la posición de los mismos. Lo ideal sería poder acudir a una gasolinera para medir las presiones cada dos, tres, cuatro semanas… pero si estamos confinados es por algo y es preferible quedarse en casa.
3 Depósito de gasolina. Si has tenido la suerte de que te ha pillado el confinamiento con el depósito lleno, fenomenal. Con el paso del tiempo siempre se produce una pequeña evaporación del combustible, por eso, cuanta más cantidad haya, mucho mejor, para que no se queden solo restos, posos y residuos que pueden obturar válvulas y conductos entre depósito y motor.
4 Líquidos. Hay que revisar convenientemente todos los recipientes y tubos que contienen aceites y todo tipo de líquidos para tener a raya tanto la evaporación como evitar las posibles fugas.
5 Electrónica. Una de las grandes olvidadas. Más o menos todo el mundo es consciente de que es bueno arrancar el coche unos minutos cada equis días, pero los elementos electrónicos del vehículo, como elevalunas, asientos, retrovisores… también necesitan entrar en funcionamiento para no anquilosarse. Incluso el sistema de ventilación necesita un achuchón de vez en cuando, para evitar también que la suciedad se acumule en las salidas de aire y en los conductos.
6 Tubo de escape. Muchos no habrán pensado en ello, pero sobre todo si el coche duerme en la calle, no está de más meter un trapo o un paño en el mismo para evitar la entrada de todo tipo de suciedad, que nos puede acarrear un problema a medio o largo plazo. Eso sí, acuérdate de quitarlo antes de arrancar el coche.
7 Freno de mano. Los que estamos todo el día con coches sabemos que, si el coche está aparcado completamente plano, es mejor no echar el freno de mano y dejar metida la primera o la marcha atrás. Esto viene de lujo cuando los frenos están calientes, si estás en tandas en circuito o después de bajar un puerto de montaña. Con ello evitarás que las pastillas se peguen o solidifiquen antes.