“Una estética única”. Es el desafiante anuncio que Ferrari hizo en la última junta de accionistas, celebrada en abril, a propósito del revolucionario proyecto en el que trabajan desde hace tiempo para su primer coche eléctrico. John Elkann, administrador delegado de la marca, ha sido el encargado de anunciar la buena nueva, un sacrilegio para muchos, un paso hacia adelante lógico para el resto.

Maranello siempre ha tenido una forma muy especial de hacer las cosas, y hasta ahora siempre con éxito en la mayoría de sus lanzamientos. La deportividad y la exclusividad son la razón de ser de cada Ferrari que sale de fábrica, y el paso a la electricidad va a significar, a buen seguro, un punto de inflexión en el fabricante italiano.

Una exposición en casa del Cavallino denominada “La forma del futuro”, es una clara declaración de intenciones. El responsable del centro de diseño de Ferrari, Flavio Manzoni, asegura que “es, precisamente, cuando te enfrentas a una innovación tecnológica disruptiva cuando el diseño debe ser capaz de captar el cambio y darle una nueva forma”. Sin duda, desde ya están cebando y están echando más madera al fuego de su nuevo proyecto eléctrico… y teniendo en cuenta de que quedan, como poco, tres años y medio, me da que no será la única vez que volvamos a oír hablar del futuro coche eléctrico de la marca.

De momento se habla de un deportivo cien por cien eléctrico con materiales sumamente innovadores en materia de ecología y sostenibilidad. De hecho, Manzoni asegura que “antes de ver el coche eléctrico algunos Ferrari ya llevarán este tipo de materiales”.

El coche cien por cien eléctrico es el culmen de una evolución lógica en el mundo de la automoción, aunque los resortes y los ideales de la factoría italiana hayan tenido que saltar por los aires para hacerse a la idea de que el motor de combustión tiene los días contados y la electricidad será la energía que mueva, en el futuro, sus afiladas balas rojas.

En esta transición Ferrari ha sabido ir soltando pildoritas de tanto en tanto, y ello ha llevado a contar ya con dos modelos híbridos enchufables en producción, como son el Ferrari LaFerrari y el Ferrari SF90 Stradale. Es cierto que la primera vez que se osó hablar de un coche eléctrico made in Ferrari se puso la fecha de 2030 por el propio Elkann, pero la presión europea para la transición ecológica hacia lo eléctrico parece que ha adelantado un lustro el plan inicial de los del Cavallino Rampante.

Ferrari tiene un poder inusitado en el mundo de la automoción, pero puede que sea uno de los fabricantes que menos coches vende en el mundo. En 2020 tan sólo 9.119 Ferrari se matricularon en todo el mundo, una cifra que significaría la quiebra de, prácticamente, cualquier marca de coches. Sin embargo la casa italiana aseguran que 2020 “no ha sido un mal año” a pesar de la pandemia, y siguen con su plan de lanzamientos que culminará con el eléctrico en 2025, que aún no tiene nombre, lo mismo que los planes que aseguran que habrá un SUV en su catálogo a no mucho tardar.

Hablando de lanzamientos, y de SUV, la próxima “macchina” en llegar será el Ferrari Purosangue (Purasangre), un deportivo con tracción total y también híbrido. Estamos convencidos, a tenor de las palabras de los mandatarios ferraristas, que los nuevos materiales ya estarán incluidos en este modelo, que promete mucho a nivel de diseño y deportividad. Pero ojo porque todo apunta a que su carrocería será un híbrido entre SUV y Gran Turismo que no dejará indiferente a nadie y que puede levantar ampollas como no logre enganchar a los tiffosi.

Sin duda la experiencia en F1 y la exclusividad de la marca, amén de la gran historia de éxitos en competición que arrastra, hace elevar de manera exponencial la atención que suscita el gran cambio generacional que va a vivir una marca que siempre se agarra a sus raíces y a la tradición a la hora de manufacturar sus sueños sobre ruedas.