Florence Annie Bridgwood. Te has quedado igual, ¿verdad? Si te decimos que fue una actriz de cine canadiense nacida en 1886 seguirás preguntándote a qué viene arrancar el artículo con ese nombre de una señora que no te dice nada. Pero si te digo que esta actriz, conocida como Florence Lawrence, tenía una pasión desmesurada por los primeros vehículos que circularon en su época y fue la inventora, a principios del siglo XX, del intermitente y de la luz de freno… la cosa cambia, ¿a que sí?

El intermitente. Ese pequeño gran dispositivo luminoso en nuestros vehículos que, a veces, “brilla por su ausencia” y saca lo peor de cada uno cuando vemos que alguien no señaliza convenientemente una maniobra. No hay día, literal, que en un desplazamiento habitual, por corto que sea, alguien decida olvidarse de esta pequeña luz ámbar que tan bien viene a todos los demás para saber las intenciones de giro o cambio de carril del vehículo en cuestión.

Que levante la mano el que diga que a él, o ella, nunca se le ha “olvidado” activarlo para cambiar de carril en una autovía, por ejemplo, o para salir de una rotonda. Es difícil que nadie se escape a un movimiento francamente fácil, pero por lo que sea se nos pasa más a menudo de lo que debería ser.

Puestos en situación, tenemos que decir que la Dirección General de Tráfico (DGT) está poniendo en el último año mucho énfasis en este asunto, y llevar los dispositivos rotos o sencillamente en mal estado, amén de no activarlos cuando corresponde, te puede costar una buena multa, que varía su cuantía en función de la gravedad de la infracción cometida.

Ver y ser visto es fundamental a la hora de circular, independientemente de cómo sean las condiciones atmosféricas. La seguridad es una máxima para la DGT y los intermitentes forman parte de las luces obligatorias en los vehículos para iluminar y delatar nuestra posición. Como parte de este alumbrado, no tener los intermitentes en buen estado o no hacer el uso correspondiente del mismo puede acarrear una multa de entre 80 y 200 euros.

Según el Reglamento General de Circulación, la sanción de 80 euros corresponde a la omisión del uso del indicador de dirección. Ese es el mínimo. El máximo, 200 euros, se alcanza cuando esta omisión se produce en un cruce. Estas multas son extensibles al resto de luces y faros del vehículo. Al tratarse de un riesgo evitable, circular con alguna luz fundida, luminosidad deficiente o en condiciones no óptimas, puede costarnos hasta 200 euros, lo mismo que si las bombillas de los intermitentes están fundidas o no se usan cuando corresponde. Si descubrimos avería en los indicadores, debemos avisar de la maniobra con el brazo, como hacen los ciclistas.

Los indicadores de dirección se deben activar para girar, cambiar de carril, cambiar de dirección, cambiar de sentido, para adelantar a otro vehículo, para realizar una parada, para avisar de nuestra intención de aparcar, para salir de una rotonda o glorieta, para incorporarte a la circulación o para salir de una vía rápida… debemos pensar que es la única manera que tenemos de avisar al resto de usuarios de la vía donde nos encontremos de lo que vamos a hacer.

En definitiva, un pequeño gesto cotidiano, el de activar el intermitente, no sólo te puede ahorrar una multa de 200 euros sino que, en determinados casos, podría salvar hasta vidas. ¡Recordémoslo!