Quizá no es la que más destaca entre tanta firma de lujo, pero Ford es una de las marcas más reconocidas a nivel mundial tras más de 100 años de historia, siendo probablemente una de las más punteras del mercado estadounidense. A lo largo de los años está claro que Ford ha pasado por épocas más doradas que otras, pero aquí sigue remodelando algunos de sus grandes modelos o innovando en la creación de vehículos sostenibles, eficaces y potentes sobre el asfalto. Toda una trayectoria que nos ha dejado modelos míticos para la historia del automóvil.

Seguramente que si piensas en Ford se te venga a la mente el Thunderbird, aquel modelo que nació a mediados de los años 50 y que aún hoy sigue grabado en la mente de distintas generaciones por ese diseño espectacular de película. Tanto fue de cine que un Ford Thunderbird de 1966 fue un protagonista más en “Thelma & Louise”, acompañando a Susan Sarandon y Geena Davis en esa apasionante historia que a día de hoy sigue siendo una de las más míticas del cine, donde este Ford de cuarta generación causó, y causa, sensación.

No es un gran deportivo ni un coche de lujo, pero sí uno de los buques insignia de la marca, al menos en Europa, donde la firma se consolidó en la década de los 70 gracias al lanzamiento del Ford Fiesta. Era la época de los coches pequeños, y este vehículo nació para satisfacer esa necesidad que había, un coche compacto pero eficaz a la vez que bastante económico, lo que lo llevó a tener una gran popularidad a lo largo de los años, tanto que ha ido creciendo generación a generación y aún hoy se fabrica su último modelo.

Este modelo puede que sea uno de los grandes desconocidos para el gran público al haber sido fabricado y comercializado a principios del siglo pasado, siendo un modelo con el que se popularizó la producción en cadena en la época. Además de llegar a ser un coche asequible para gran parte de la población del momento, su fama también tuvo que ver por la gran ventana que resultó ser su aparición en el cine mudo, tanto en comedias, como en películas policiacas o incluso en los largometrajes de Charles Chaplin.

Por supuesto que si hay un modelo que no podía faltar si hablamos del coches Ford míticos es el Mustang, uno de sus diseños más famosos a lo largo de toda su historia. En su grandiosa década de los 60 llegó al mercado el Mustang, posiblemente el muscle car más famoso de todos los tiempos que sigue siendo renovado a día de hoy con nuevas versiones para surcar el asfalto. Aunque su aparición en varias películas pudo empujarlo a ser el icono del motor que es hoy está claro que su diseño y la potencia de su motor ya presagiaban un éxito que se ha consolidado cada vez más con el paso de los años.

Este modelo se fabricó entre finales de los 60 y los 70, un vehículo que quizá las nuevas generaciones no recuerden o no les sea del todo familiar. Algunos de sus modelos fueron equipados con grandes motores que le otorgaban una potencia extraordinaria a tal punto de que se catalogaron como muscle car. Otro coche más de Ford que también ha sido protagonista tanto en la pequeña pantalla como en el séptimo arte. Un Ford Torino rojo apareció en la serie de televisión de la época “Starsky y Hutch”, aunque quizá su aparición más relevante sea en la película de Clint Eastwood “Gran Torino”.

A pesar de ser una marca estadounidense Ford siempre ha contado con una gran fuerza en el mercado europeo gracias a algunos de sus modelos como el Fiesta, pero también con el Sierra durante la década de los 80 y parte de los 90. Era un coche que para el momento traía un diseño futurista y revolucionario, además de una mecánica que cualquier amante del motor querría probar, convirtiéndose así en uno de los modelos más recordados de la marca.