La vida desde 2020 parece una especie de pesadilla. Nada tiene que ver con la que conocíamos antes de la pandemia y cuando se empieza a atisbar una mejora definitiva gracias a las vacunas y a una especie de gripalización del virus, llega la guerra. La recuperación emocional que se esperaba para comienzos de este año está más lejos de lo que parece. Las circunstancias políticas y socioeconómicas por las que atravesamos nos hacen recurrir, cada vez más, a un apoyo psicológicos que, en muchas ocasiones, era impensable en la 'antigua vida'.

Por ejemplo, las llamadas al teléfono de escucha activa "Ilumina una vida" han aumentado un 30% en febrero de 2022 con respecto al mes anterior. La fundación Alares nos ayuda a analizar las posibles causas de este agotamiento emocional y cómo podemos tratarlo.

La guerra en Ucrania y las consecuencias que está teniendo en nuestro día a día, nos está afectado y mucho a nuestro estado anímico. Por un lado, por el lado psicológico, ya que estamos viendo imágenes devastadoras y "ha hecho que muchas personas, en especial mayores, vuelvan a recordar situaciones pasadas, como la posguerra española".Por otro lado, la repercusión económica Los precios de los productos de primera necesidad y de los combustibles se están disparando.

Además, la pandemia, que no termina de remitir, es la tercera causa más tratada por los profesionales de la salud mental Los recientes confinamientos de Navidad, el aumento de los contagios y el alto número de muertes siguen siendo las principales preocupaciones, en especial, de las personas mayores.

Desde la fundación Alares advierten que el exceso de recepción de noticias negativas puede llegar a producir una infoxicación que desencadene de nuevo en aislamiento y soledad. "Cuando estamos tristes o con pocos ánimos, tendemos a hacer menos cosas y a tener menos relaciones sociales. Si, además, sumamos que no hemos conseguido cicatrizar la herida emocional de la pandemia, el cóctel puede ser muy peligroso", apunta Mar Aguilera, directora de Fundación Alares.

Dado que las causas de este malestar emocional son totalmente ajenas a nosotros y se escapan de nuestro control, hay que buscar soluciones para paliar los efectos negativos que producen sobre nosotros. Lo primero es trabajar de una manera empática con las personas y promover las acciones positivas que está haciendo la comunidad para paliar las consecuencias de una crisis.

"Desde la recogida de alimentos, medicamentos y ropa; el apoyo a las personas refugiadas; las acciones solidarias de muchas empresas o el mensaje de unidad de la sociedad civil en general… todas estas historias positivas son fundamentales a la hora de trabajar la escucha activa y dar respuesta a estas consultas", apunta Mar Aguilera.

Además, se puede recurrir a unidades de apoyo psicológico que palien esta ansiedad o malestar que tenemos. Una opción, si no te animas a acudir a consulta, son los teléfonos de escucha activa o teléfonos de la soledad, que están atendidos por trabajadores sociales, psicólogos y voluntarios que aportan herramientas para ese apoyo emocional.