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El hombre que lidera en el campo y polemiza en la política: los 50 años de Pep

  • El entrenador catalán es historia viva del fútbol. Es el técnico mejor pagado y sus estilismos levantan tanta expectación como sus tácticas de juego

  • Según su biógrafo, Martí Perarnau, el secreto de su éxito no es un talento natural, sino su capacidad de adaptación y el trabajo duro

  • Lo que no perdona la afición futbolera es su acérrima defensa del independentismo. Aunque se ha especulado sobre su salto a la política, de momento tiene su sitio en el Manchester City

Hace tiempo Pep Guardiola insinuó que no tardaría en retirarse, ahora que cumple 50 ha descubierto que aún disfruta de la edad de las pasiones. La mayor de todas, el fútbol. Con un salario en torno a los 23 millones de euros por temporada como entrenador del Manchester, ha decidido que el retiro puede esperar. Es el técnico mejor pagado del mundo y probablemente también el más destacado, después de Cholo Simeone. Podríamos recorrer sus 50 años en imágenes, pero hay una que le define de manera impecable: elegante, vehemente, carismático e incansable. Fue tomada en abril de 2015, gritando a los jugadores del Bayern con un siete en el lateral del pantalón. La instantánea del Guardiola más apretado se hizo viral e inspiró un reguero de memes dejando claro que el superpitillo no parecía la mejor elección para tanta fogosidad.

Pep tiene buena percha y se ha convertido en uno de los hombres con más estilo en el banquillo del fútbol, lo que hace que marque tendencias. En su buen gusto puede haber influido su esposa Cristina Serra, empresaria textil, y también su amistad con Antoni Miró, para quien ha desfilado en la pasarela Gaudí. No es difícil verle con un Prada, un Dior, un Armani o una prenda de los míticos diseñadores Dean y Dan, los gemelos creadores que están detrás de Dsquared2, una de las marcas más sexys. Con uno de los trajes de esta firma recogió Cristiano Ronaldo un Balón de Oro.

Posado en ropa interior

En 2013, recién llegado al Bayern de Munich, posó en ropa interior para la portada de la revista deportiva alemana 11 Freunde. La publicación mostraba al técnico catalán en mitad del desierto en calzoncillos y con una camiseta de su nuevo equipo. Está considerado uno de los hombres más atractivos en el mundo del deporte y su nombre es habitual en las listas masculinas de los que mejor visten. Sin embargo, no parece que piense demasiado en nada de todo ello.

Cualquier detalle en su estilo levanta expectación en sus comparecencias, a veces incluso más que los asuntos meramente deportivos. Ocurrió con el reloj que lució en octubre de 2019, unos días antes de su encuentro en Champions League contra el Atlanta. Se trataba de un modelo de alta joyería de la marca suiza Richard Mille, valorado en 1,3 millones de euros. Su peso es inferior a 20 gramos y simboliza la fuerza de dos titanes.

Un fenómeno en el campo

Lo que realmente importa de Pep es ese palmarés sin parangón que le ha aupado a la categoría de fenómeno. Un fenómeno, además, muy rentable. Debutaba oficialmente como jugador del Barcelona frente al Cádiz un 16 de diciembre de 1990. Una temporada después, el equipo azulgrana ganó la primera Copa de Europa de su historia. Era solo el principio de una historia que dura ya tres décadas. Como futbolista, deja 16 títulos en el Barcelona, seis Ligas ganadas, dos Copas, cuatro Supercopas, una Copa de Europa, una Recopa y dos Supercopas de Europa.

Dos años después de retirarse, en 2008, volvió al Barça como técnico. Sus novedosas tácticas ayudaron a ganar en su primer año todos los títulos en juego. Siguió amontonando títulos en sus cuatro temporadas con los azulgranas y después a los mandos del Bayern y del Manchester City. Con 45 títulos como jugador y como técnico, puede decirse que ha logrado todo en el mundo del fútbol. Es el resultado de una férrea dedicación a traducir sus sueños en títulos.

Una de las personas que más cerca han estado de él es el escritor y exatleta Martí Perarnau, autor de varios libros sobre sus métodos en los que narra las metamorfosis del entrenador a su paso por diferentes ciudades del mundo, captando nuevos conceptos e ideas e incorporándolos a su modelo de juego y a sus grandes desafíos en el campo. En sus páginas, el biógrafo describe el proceso que le ha llevado a ser más ecléctico y menos dogmático y declara también que para Pep el secreto de su éxito no es un talento natural, sino el trabajo.

Genio con la piel de camaleón

Carismático, irreverente y transgresor en sus tácticas y en su modo de pensar el juego, Pep muestra una actitud que explica los trofeos que va conquistando a un ritmo imparable. En sus máximas, sobresalen el orden -que cada jugador sepa qué debe hacer- y el esfuerzo. "Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen", advierte. Y avisa: "Solo se nos recordará si ganamos. De lo contrario, todo esto se quedará en una anécdota". El miedo a perder acaba siendo la razón fundamental que lleva a competir bien.

Después de compartir jornadas interminables e incontables anécdotas, Perarnau destaca de él su excelencia en el trato humano, algo que se refleja en "la forma de afrontar las circunstancias complicadas y en casos difíciles con las personalidades de algunos jugadores". El resto, dice, ya es conocido: buen entrenador y buen táctico. "Aunque su prioridad sea ganar, le da mucha importancia a la manera de jugar, a la solidaridad de los jugadores con la propuesta común, al esfuerzo y a la cohesión del colectivo en los malos momentos". Por eso, a veces sonríe cuando pierde. Porque su equipo ha jugado como él quería.

El escritor reconoce que Pep es poco amigo de dogmas. "Cualquier retrato que se haga de él valdrá solo para hoy, mañana él mismo está introduciendo cambios". Es algo que aprendió en Alemania y desde entonces se autodefine como un ladrón de ideas. "No desaprovecha ocasión para atrapar ideas, conceptos o sensaciones, ya sea en un libro de rugby o en un saque de banda del Atlético de Madrid".

Origen humilde y boda con una "niña bien"

Pep es el prototipo de hombre hecho a sí mismo. Ha invertido en negocios de publicidad, moda y restauración. Nació en una familia humilde en la localidad barcelonesa de Sampedor. Con sus primeras patadas disparando a un portón recién pintado empezó a forjar su carácter y a entender, a través del deporte, lo esencial de la vida: el valor del equipo, el afán de superación, el esfuerzo y la importancia de mantener la mente en calma.

Se casó con Cristina Serra en 2014 después de una relación de 20 años y es padre de María, Valentina y Màrius. Nieta de emprendedores del negocio textil, la mujer que enamoró a Pep era “una niña bien” aspirante a actriz, aunque su trayectoria profesional ha estado siempre ligada al mundo de la moda. Precisamente la pareja se conoció en una de las exclusivas tiendas que la familia abrió en Barcelona. Siempre se han preocupado por preservar un perfil familiar sereno y muy discreto.

La madre de Pep, Dolors Sala Carrió, falleció en abril de 2020 por coronavirus con 82 años. Como ocurrió con tantas otras familias, el entrenador del City no pudo viajar para despedir a su madre debido a las restricciones y las redes se llenaron de mensajes de condolencia. Ese mismo mes donó un millón de euros a la Fundació Àngel Soler Daniel para la adquisición de material médico.

Antipatía por defender la causa independentista

Su punto humano más polémico viene de su pensamiento político. Pep abraza la causa independentista y lo expone sin doblez. Durante el procés, dejó que su voz sonara fuerte y no se desprendió del lazo amarillo. A buena parte de la afición le cuesta entender su imagen de hombre activista que clama por la ruptura de España y saca sus pies del campo para exhibirse políticamente usando su popularidad como altavoz público desde cualquier lugar del mundo. "Parece que por ser entrenador de fútbol ya no puedo opinar. Tengo derecho a pronunciar mis sentimientos", ha declarado. Aunque se ha barajado la posibilidad de que acabe dando un salto a la política, asegura haber encontrado en el Manchester City todo lo que necesita.