Una de cada cuatro muertes que se producen al año en España son por causa cardiovascular y, a nivel mundial, estas enfermedades también son las que más vidas se cobran. El infarto El intervalo de tiempo que transcurre desde que un paciente sufre la indisposición hasta que es atendido y se le abre la arteria ocluida resulta fundamental para la supervivencia.

Se calcula que al menos un 50% del tiempo total que se pierde en la atención a un infarto es el que tarda el afectado en reconocer el problema y actuar en consecuencia. La principal razón es que estas patologías no suelen provocar síntomas en las primeras fases o son tan leves que pueden pasar desapercibidos. Es lo que ocurre con el denominado infarto silencioso, un ataque al corazón difícil de detectar y con un alto riesgo de muerte.

Como su propio nombre indica, un infarto silencioso hace referencia a aquel que no muestra signos habituales de ataque cardíaco como dolor o presión en el pecho, dolor en el brazo izquierdo, cuello o mandíbula y falta de aire. En su lugar, produce indigestión, náuseas, dolores musculares o malestar general, manifestaciones más comunes de otras enfermedades como gastroenteritis o gripe.

Con este cuadro, el problema es que se suele subestimar lo que está viviendo el paciente, sin ser consciente de la gravedad y evitando la visita al médico. Además, otro de los peligros es que no existe manera alguna de determinar si alguien está en riesgo de sufrir un accidente de este tipo.

Si hablamos de números, un estudio publicado en la revista 'Circulation' comparó los ataques cardíacos silenciosos con los tradicionales y descubrió que los asintomáticos representaban casi la mitad de dichas afecciones del corazón. Son más comunes en los hombres, pero más graves en las mujeres, que presentan mayor tasa de letalidad

Los síntomas que produce no suelen ser preocupantes para alguien cuyo estado de salud sea bueno, por lo tanto, en personas sanas sus consecuencias pueden ser fatales. En personas con un mínimo riesgo cardiovascular, los síntomas que hemos mencionado anteriormente deben ser razón de más para buscar ayuda médica lo antes posible.

Las personas con edad avanzada, con diabetes, sobrepeso, presión arterial alta, colesterol, que fuman, con un estilo de vida sedentario o con antecedentes familiares de enfermedad cardiaca también deberían ponerse alerta porque, como ocurre con el resto de patologías cardiovasculares, el riesgo está ahí.