Llevar una alimentación sana y equilibrada rica en frutas y verduras. Esta es una de las principales máximas que debemos seguir para poder tener un estilo de vida saludable. Sin embargo, muchas veces la incumplimos, ya sea por falta de tiempo o planificación, y acabamos con una dieta en la que los azúcares, la comida precocinada y el delivery son los grandes protagonistas.

Para evitar que la comida rápida se apodere de nuestra alimentación, es fundamental que dediquemos parte de nuestro tiempo a cocinar. Preparar nuestros propios platos puede ayudarnos a diversificar nuestra alimentación y a crear elaboraciones más saludables, ya que nos permite recurrir a métodos de cocción más sanos que los que suelen ofrecernos las grandes cadenas.

Se trata, en definitiva, de una actividad que puede aportarnos muchos beneficios para nuestra salud, aunque no siempre contamos con el tiempo o las habilidades para llevarla a cabo.

Las ventajas que cocinar en casa ofrece a nuestra dieta son muy variadas. Además de permitirnos preparar las elaboraciones a nuestro propio gusto, cocinar nos ayuda a crear platos nutritivos y a disminuir la ingesta de grasas, carbohidratos, sal y azúcar, cuatro componentes que, por lo general, suelen estar muy presentes en la comida rápida, incluso en sus versiones más saludables.

Tener el control sobre lo que consumimos nos permitirá, a su vez, disfrutar de la comida desde un nuevo punto de vista, apreciando toda la intensidad de su sabor, y nos ayudará a controlar las cantidades que ingerimos para adecuarlas a lo que realmente necesita nuestro cuerpo.

Por norma general, cuando pedimos comida a domicilio o vamos a un bar o restaurante, solemos comernos todo lo que nos ponen en el plato pensando, probablemente, en no desperdiciar el dinero. Estas raciones, sin embargo, suelen ser excesivas, y mucho más calóricas de lo que realmente necesitamos. Al crear nosotros mismos nuestros propios platos, en cambio, podemos medir mejor las porciones para no excedernos ni quedarnos con hambre.

Cocinar también nos permite controlar el estado de los alimentos que ingerimos y aumentar nuestra ingesta de productos frescos y de temporada. Lejos del ámbito puramente alimenticio, además, nos ayuda a controlar mejor nuestros gastos y a mantener nuestra cuenta corriente bajo control. A pesar de que pedir comida es excesivamente cómodo, hacerlo de manera reiterada puede crear un gran agujero en nuestras finanzas, ya que no es considerablemente más caro que comer en casa.

La falta de tiempo suele ser el principal motivo por el que apenas cocinamos en casa y recurrimos a la comida de los bares y restaurantes. Para combatirla, sin embargo, existen una serie de consejos que nos pueden ayudar a comer mejor.

Uno de ellos es planificar nuestro menú semanal. Si tenemos claro qué es lo que queremos comer a lo largo de la semana, podremos hacer una compra acorde a nuestras necesidades y contar con todos los ingredientes a la hora de ponernos manos a la obra. Además, nos ayudará a gastar menos y a no tirar comida.

Tirar de alimentos en conserva también puede ser una buena opción, siempre que los combinemos con otros productos para crear un plato sano y nutritivo. Además, para ahorrar tiempo, podemos ir adelantando los alimentos que vayamos a necesitar. Por ejemplo: si un día vas a preparar una crema para la que vas a cortar diversas hortalizas y verduras, puedes aprovechar y cortar un poco más para tenerlos ya listos en el futuro.

En este sentido, otro truco que nos puede ser de ayuda es recurrir a técnicas como el batch cooking, un método que consiste en realizar todas las elaboraciones que consumiremos durante toda la semana en un único día. Si tienes un buen congelador en el que puedas almacenar esta comida en tuppers, no lo dudes: te ahorrará muchísimo tiempo. Si utilizas métodos de cocción rápida, como elaboraciones a la plancha, no tardarás mucho en crear un buen menú semanal.