Si nos analizamos podremos comprobar que tenemos un lado dominante sobre el otro. Es normal porque es el que más usamos; siempre escribimos o agarramos el cuchillo para cortar con la misma mano. Con la vista sucede igual, un ojo es el dominante. Además, no percibimos las cosas con una intensidad idéntica con ambos ojos. Desde Uppers un oftalmólogo nos ha explicado por qué vemos más oscuro con un ojo que con el otro.
La razón está en que percibimos de forma distinta la saturación de los colores. Pero antes, es necesario repasar cómo funciona el ojo que es nuestro órgano visual y que es quien capta la luz reflejada por los objetos. Primero esa luz traspasa la córnea, la capa más externa del ojo, después penetra por la pupila, atraviesa el cristalino y llega a la retina.
Aquí la luz es transformada en impulsos eléctricos y el nervio óptico los manda al cerebro. Cuando concluye esta fase de percepción, las señales o impulsos eléctricos tienen que ser decodificados de nuevo para convertirlos en visión, lo que tiene lugar en la corteza visual.
En principio, lo que capta cada ojo tendría que ser simétrico, es decir, tendría que haber una “correspondencia exacta en la disposición regular de las partes o puntos de un cuerpo o figura con relación a un centro, un eje o un plano”. Sin embargo, la visión de ambos no es exactamente simétrica, hay diferencias pequeñas entre lo que ve el izquierdo y el derecho. En este caso, nos referimos a la percepción de los colores donde para uno son más intensos que para el otro.
En realidad, se trata de una leve variación en la tonalidad. Esto sucede porque el cristalino de uno de ellos absorbe menos luz que el otro. Al absorber esa menor cantidad de luz, los tonos de los colores que se perciben los vemos más apagados.
El experto propone hacer la prueba tapándonos un ojo y observando con el otro todo lo que hay a nuestro alrededor. Pasado un breve tiempo se destapa el ojo e inmediatamente se aprecia un pequeño cambio en lo que vemos, ya que a través del ojo que había estado cerrado se ven los colores más saturados. El causante es su pupila, que se dilató durante ese tiempo privada de ver y al liberarse deja entrar más cantidad de luz.
Hay numerosos estudios que demuestran esas diferencias entre los dos órganos visuales y cómo un ojo domina sobre el otro, aunque la visión sea binocular, lo que significa que el cerebro fusiona las dos imágenes captadas por cada ojo en una sola. Incluso se ha detectado donde se encuentra el punto exacto del cerebro en el que se produce este proceso. El avance es muy significativo de cara a tratar concretamente enfermedades como el ojo vago, en la cual uno destaca demasiado frente al otro.
Además, también se ha investigado cómo los receptores que se encargan de percibir las distintas tonalidades de los colores pierden sensibilidad con el envejecimiento progresivo y normal de las personas. Incluso la tendencia sería que la visión fuera tendiendo a percibir en blanco y negro según avanza el edad. La ventaja es que el cerebro visual es capaz de recalibrar el funcionamiento a medida que se envejece.