Si padeces algún problema de visión lo habrás notado. Da igual si eres miope, si tienes presbicia o vista cansada, prácticamente todas las patologías, por unas cosas o por otras, se han visto afectadas por el confinamiento. Mucho tiempo sin salir de casa, aparatos electrónicos a tutiplén, una mezcla explosiva para nuestros ojos. Hablamos con varios expertos para que nos expliquen cómo nos han afectado los días de encierro.

Nuestra rutina ha cambiado. Nos despertamos y, desde ese mismo instante, ya estamos pegados a una pantalla. Primero el móvil, luego el ordenador, siguiendo por la tele y vuelta a empezar. Esta nueva rutina, en la que vivimos desde hace dos meses nos afecta en todos los aspectos y nuestros ojos son uno de los órganos más resentidos.

"Nuestros ojos están hechos para ver de lejos, con el tiempo se han ido adaptando a converger y acomodarse para la visión de plano intermedio y corto, pero eso pone en marcha unos músculos que, como cualquiera del cuerpo, se cansa. Es lo que denominamos vista cansada. Si de repente, toda nuestra actividad es de cerca y nuestros músculos oculares no dejan de trabajar, nuestro sistema se fatiga”, explica Sara Bueno, profesora de Óptica de la Universidad CEU San Pablo.

Además de esto, debemos sumarle que solemos acercarnos más de lo que deberíamos a las pantallas y que lo hacemos de manera poco respetuosa para nuestra visión. "Estamos parpadeando muy poco y no estamos descansando nuestros ojos lo suficiente. Eso provoca visión borrosa, exceso de lagrimeo, enrojecimiento de los ojos y, en los casos más graves, visión doble y cefaleas”, apunta Enrique Orellana, portavoz del Consejo General de Ópticos-Optometristas.

Pese a que la situación mejor y ya podemos, por lo menos, salir a dar un paseo dentro de los horarios establecidos, la cantidad de horas que estamos dentro de casa nos obliga a tener una correcta higiene para evitar tener problemas visuales. "Uno de los trucos que podemos llevar a cabo es la regla 20/20/20. Consiste en descansar los ojos cada 20 minutos, durante 20 segundos y a una distancia de 20 pies, es decir, de seis metros (lo que consideramos infinito visual). Así nos evitamos resentirlos", asegura Bueno.

A esta recomendación Orellana añade la necesidad de tomar consciencia. "Tenemos que centrarnos en parpadear bastante para lubricar nuestra cornea y evitar que la oxigenación venga por vía sanguínea. Así paliaremos el ojo rojo, el ojo cansado. La postura frente a la pantalla, la distancia con ella, la luz, el parpadeo y los descansos son fundamentales siempre, pero durante esta época más aún”.

Con el paso de los años la lágrima se va modificando y envejeciendo, sobre todo en el caso de las mujeres por una cuestión hormonal. En muchas ocasiones, ante esta casuística, muchos acuden a establecimientos o webs no especializadas y compran unas gafas ya graduadas sin acudir a un experto. "Cualquier mayor de 50 años necesita casi con seguridad gafas de cerca y es imprescindible que estén perfectamente graduadas, tal y como ha indicado un optometrista, para no forzar y perder más visión”, asevera el portavoz del Consejo General de Ópticos Optometristas.

Otro de los colectivos más afectados por este encierro, visualmente hablando, son los miopes. Ayer visitaba mi óptica cuando mi optometrista me aseguró que no era a la única a la que le habían subido las dioptrías durante el confinamiento, que la frase del día mas escuchada era 'veo peor que hace dos meses'. "Hasta ahora en nuestro país las tasas de miopía rodaban entre el 30 y 40% de la población, posiblemente ahora nos iremos al 50%", afirma Sara Bueno.

Este incremento está asociado al aumento de tareas en visión próxima que nos exige el momento actual. Las actividades al aire libre de sustituyen por algunas dentro de casa. "El pasar tiempo al aire libre ralentiza el avance de la miopía debido a unos procesos químicos asociados con la luz del sol”, concluye.