Viernes. Ocho de la tarde. Calor sofocante. Interior sin aire acondicionado. Miras en el bolso. Sacas el abanico. Golpe en el pecho. Bendita sensación. Como tantas otras cosas, el coronavirus la hace peligrar. Una costumbre tan nuestra puede llegar a suponer un grave peligro. Nuestra generación lo usa sin parar, pero incluso se lo hemos inculcado a los jóvenes. La Organización Mundial de la Salud cambia de criterio y reconoce ahora que el coronavirus puede transmitirse a través del aire. La cosa se complica. El virus podría ser mucho más contagioso de lo que se creía.

Restaurantes, gimnasios, oficinas. Son las zonas de mayor riesgo ahora que hay evidencias de que las partículas del virus pueden permanecer en el aire. "Hasta ahora se pensaba que por el tamaño del virus se precipitaba al suelo pero ahora todo apunta a que puede flotar en el aire durante 4 horas", explica Carolina Hurtado, Profesora de Inmunología de la Universidad CEU San Pablo. La falta de ventilación y el tránsito de personas continuo empeora aún más la situación.

Pese a que los organismos sanitarios nacionales e internacionales reiteran que la fuente de contagio más importante son las gotículas de saliva proyectadas al hablar, estornudar o toser, y por eso la mascarilla es fundamental para frenar la pandemia, ahora los expertos aseguran que con este nuevo descubrimiento la peligrosidad se multiplica por 18.

Esto se debe a que el virus podría viajar ahora mucho más lejos de los 2 metros de los que se hablaba y pone en el punto de mira la ventilación de los espacios cerrados. La renovación del aire resulta, según los científicos, fundamental.

SIn embargo, intentan no alarmar. "Son campos de estudio que están creciendo y donde está surgiendo evidencia, pero que todavía no es definitiva y es por ello por lo que la posibilidad de que haya transmisión por el aire en espacios públicos, especialmente en condiciones específicas como lugares abarrotados, cerrados y con mala ventilación, no puede ser descartada. Pero la evidencia debe ser interpretada y apoyamos este proceso", asegura la coordinadora de Prevención de Infecciones de la OMS, Benedetta Allegranzi.

Ante este nuevo panorama, preguntamos a la experta sobre el peligro de utilizar elementos que muevan el aire como pueden ser los abanicos y los ventiladores. "Debemos dejar claro, antes de nada, que no hay estudios que lo demuestren al 100%, que el virus lo estamos conociendo ahora y se va estudiando sobre la marcha2. No obstante, parece evidente que cualquier sistema que mueva el aire, mantiene las partículas del virus en suspensión durante más tiempo.

Ahora mismo ni el aire acondicionado es fiable. "Debería tener un buen sistema de filtración para que retenga las partículas. Existen los de plasmas iónicos que se ha demostrado que pueden eliminar el virus y también los de ozono, pero con estos hay que tener especial cuidado con el modo de administración”, explica Hurtado.

Algo similar ocurre con los abanicos y los ventiladores pero es incluso peor, ya que el aire no hay forma de que se filtre. “Cuando alguien se abanica el aire se mueve y por lo tanto el virus se esparce rápidamente. Lo ideal es que si se hace sea en exteriores y siempre con la mascarilla puesta, incluso si hay distancia de seguridad”, concluye la profesora.