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Los trombos, a debate: cómo evitar la enfermedad que ha paralizado la vacunación

  • 17 millones de vacunados y 34 casos de trombosis venosa cerebral con la vacuna de AstraZeneca: ¿hay alguna relación?

  • La genética, la edad y un estilo de vida poco saludable provocan la creación de trombos que impiden el flujo del torrente sanguíneo.

  • La trombosis venosa cerebral, el efecto desencadenado en algunos pacientes tratados con la vacuna de AstraZeneca, es un accidente cerebrovascular muy infrecuente, según la Sociedad Española de Neurología.

Días después de Alemania, Francia e Italia, España ha anunciado la paralización de la administración de la vacuna de AstraZeneca durante al menos 15 días. La causa es la aparición de un efecto secundario grave que no se había contemplado en ningún ensayo: la trombosis venosa cerebral, un accidente cerebrovascular poco frecuente.

Hasta el momento, ya se han vacunado 17 millones de personas. La estadística afirma que un 1% hubiera muerto sin vacuna. Los casos de trombosis de senos cerebrales no se acercan a esa cifra: solo hay 34 casos, uno en España, según ha confirmado la ministra de Sanidad Carolina Darias. La campaña de vacunación se mantiene con las vacunas de otros laboratorios. Sin embargo, los mecanismos de control ya están en marcha. La Agencia Europea del Medicamento investiga y a los ciudadanos solo nos queda esperar su juicio e informarnos, siguiendo, por ejemplo, las redes de la científica Deborah García Bello.

Trombosis cerebral: síntomas parecidos a los del ictus

La trombosis venosa profunda (TVP) es una patología del sistema circulatorio que se produce cuando una vena se obstruye por la formación de un trombo formado por células y sangre coagulada. El trombo causa una inflamación crónica de las paredes venosas que dificulta el paso de la circulación sanguínea, lo que puede originar varios problemas de salud.

En algunos casos, el trombo puede desplazarse hasta la cabeza, produciendo la trombosis de senos venosos cerebrales, una enfermedad cerebrovascular poco frecuente (menos de un 0,5% de los casos totales de las enfermedades cerebrovasculares que se producen en España). Puede afectar a cualquier grupo de edad, aunque es ligeramente más frecuente en mujeres y pacientes jóvenes. Dentro de los factores de riesgo específicos por sexo están los anticonceptivos orales, el embarazo y el uso de las terapias hormonales.

"El síntoma más frecuente de la trombosis de senos venosos cerebrales es la cefalea. Pero además, en la gran mayoría de los pacientes, este dolor de cabeza va a acompañado de otros síntomas similares a los de un ictus (como alteración del lenguaje o habla, episodios confusionales, pérdida de visión…) que ayuda a diferenciar esta cefalea de un dolor de cabeza convencional. También puede ir acompañado de otros síntomas como vómitos, crisis epilépticas, o rigidez cervical", explica el doctor José Miguel Láinez, Presidente de la Sociedad Española de Neurología.

El dolor de cabeza de este tipo de trombosis se inicia de manera súbita, se localiza en un solo lado de la cabeza y no responde a los analgésicos habituales. El pronóstico es bueno, si se diagnostica y trata a tiempo.

Trombos en las piernas: hinchazón y sensación de calor

En la mayor parte de los casos, la trombosis se produce en las piernas. Su aparición está asociada con una disminución de la velocidad de la circulación, el aumento del espesor de la sangre y alteraciones en la calidad de las venas. Según la Clínica Mayo, los signos y síntomas de la trombosis venosa profunda son los siguientes:

  • Hinchazón en la pierna afectada. Muy pocas veces la hinchazón aparece en ambas piernas.
  • Dolor en la pierna. El dolor suele empezar en la pantorrilla y se siente como un calambre o una inflamación.
  • Enrojecimiento o, por el contrario, decoloración en la pierna.
  • Sensación de calor en la pierna afectada.

En los pulmones: embolia pulmonar

En algunos casos la trombosis pasa a ser una embolia pulmonar. Este tipo de embolias se desencadenan cuando el coágulo se desprende y viaja en el torrente sanguíneo, alojándose en los pulmones u otros órganos vitales (incluido el cerebro) en los que causa lesiones graves.

Los signos y síntomas de advertencia de la embolia pulmonar incluyen:

  • Dificultad repentina para respirar.
  • Dolor o molestia en el pecho que empeora cuando respiras profundo o cuando toses.
  • Sentirse aturdido o mareado, o desmayarse.
  • Pulso acelerado.
  • Respiración rápida.
  • Tos con sangre.

Ante cualquiera de estos síntomas, es necesario acudir al hospital. Como en el caso anterior, a mayor rapidez en la intervención médica, mejor pronóstico.

5 hábitos que ayudan a prevenir

Aunque se ha relacionado con factores genéticos, está comprobado que los hábitos de vida y el paso de los años pueden conducir al desarrollo de trombosis. Además, el factor de coagulación de cada persona es muy sensible (por ejemplo, se modifica con un simple cambio de dieta) y puede predisponernos a una mayor o menor creación de trombos. Para prevenir su incidencia, estas son las cinco pautas más recomendables

1. Realizar actividad física

Una de las claves principales para prevenir la trombosis es la práctica regular de actividad física. Este hábito saludable no sólo ayuda a mantener un peso estable sino que tiene increíbles beneficios sobre el sistema cardiovascular y circulatorio. Actividades aeróbicas de bajo impacto, como los paseos o nadar resultan beneficiosas para la circulación. 30 minutos serán suficientes para evitar la formación de trombos.

2. No fumar

Los efectos nocivos del cigarrillo impactan de forma directa el sistema respiratorio. Sin embargo, también acarrea otras graves consecuencias en órganos vitales para la salud como el corazón. Los tóxicos químicos del tabaco se van acumulando en el torrente sanguíneo, reduciendo el oxígeno y dificultando la coagulación de la sangre. Importante: también afecta, aunque en menor grado, a los fumadores pasivos.

3. Mantener un peso adecuado

Las personas con sobrepeso tienen un riesgo más elevado de trombosis debido a la presión que tiene que soportar su sistema circulatorio. La obesidad también provoca un desequilibrio en los niveles de colesterol y triglicéridos, dos lípidos que pueden ocasionar obstrucción venosa.

4. Evitar permanecer sentados o de pie mucho tiempo

La falta de movimiento en las piernas durante muchas horas conduce a retener líquidos y dificulta el buen flujo sanguíneo. Si debemos permanecer mucho tiempo sentados o de pie, dificultado la circulación de retorno, hay que pautar ejercicios de estiramiento, pequeños paseos, subidas y bajadas de escaleras… cualquier acción que nos haga movernos.

5. Alimentación rica en vitamina C, E y Omega 3

Ciertos nutrientes tienen una acción esencial para evitar la formación de trombos. El consumo de alimentos ricos en vitamina C, por ejemplo, aumenta la producción de colágeno y elastina, dos sustancias que ayudan a mantener la elasticidad de las paredes venosas. También se debe incluir más vitamina E, sustancia antioxidante que evita la oxidación de colesterol, lo que previene la coagulación. Por otra parte, los alimentos ricos en Omega 3 reducen la inflamación de las arterias y protegen todo el sistema cardiovascular. En definitiva, los alimentos más recomendados son:

  • Naranjas.
  • Mandarinas.
  • Pomelos.
  • Kiwis.
  • Mangos.
  • Brócoli.
  • Fresas.
  • Almendras.
  • Aguacate.
  • Germen de trigo.
  • Almendras
  • Nueces
  • Pescado azul.