La mayoría de los grandes centros de almacenaje y de distribución de alimentación de todo el mundo se gestionan aplicando el método FIFO, que proviene de las palabras en inglés First In First Out. Nuestra nevera es un pequeño almacén y como tal debería funcionar bajo las mismas premisas. En Uppers hemos investigado qué es el principio FIFO y cómo organizar la nevera con el método FIFO.
El significado del concepto First In First Out es “primero en entrar, primero en salir”. En el ámbito de la logística de la alimentación es imprescindible su aplicación porque entra en juego la caducidad de unos productos que son perecederos.
Los expertos en este campo explican que el almacén, tanto de una fábrica como de un centro de distribución a los puntos de venta, debe funcionar a partir de este principio FIFO: aquello que primero ha entrado debe ser lo primero que se le dé salida. El objetivo es no permitir que los alimentos alcancen su fecha de caducidad en esas instalaciones, lo que lógicamente evita pérdidas.
Si los grandes almacenes de alimentación se gestionan con FIFO, nosotros en casa debemos hacer lo mismo en la despensa con los alimentos secos y en la nevera con los refrigerados. La finalidad es idéntica: que ningún alimento caduque. Esto supone que tendremos que consumir siempre lo primero que hemos comprado, teniendo en cuenta la fecha de caducidad o de consumo preferente.
Tal metodología nos impone un poco más de trabajo cuando tenemos que guardar la compra recién hecha. Por ejemplo, a la hora de guardar los yogures será necesario colocar al fondo de la balda de la nevera los nuevos y acercar los más antiguos. Igual habrá que hacer a la hora de colocar los huevos, los quesos, las salsas, las conservas, la mantequilla o las verduras.
Además, conviene recordar que las neveras deben regularse entre 3ºC y 5ºC, preferiblemente a 4ºC. El problema es que dentro no se mantiene exactamente la misma temperatura en todos los espacios. La parte alta es la más templada, en las baldas centrales es intermedia y la parte baja es la de menor temperatura.
En cuanto a los cajones inferiores suele ser la zona más fría. Por último, la puerta es el área con más oscilaciones por lo que en ella se deben almacenar aquellos alimentos más resistentes. Los fabricantes se empeñan en colocar las hueveras cuando este no es el sitio más adecuado para los huevos.
En función del “microclima” del interior de la nevera, así deben distribuirse los alimentos:
La nevera tiene que mantenerse en estado “saludable” y de revista. Para ello todo tiene que guardarse en recipientes cerrados, envasados o envueltos, ya sea la mantequilla, el queso, una salsa, un pollo cocinado, carne picada e incluso medio limón.
Además, es necesario separar los alimentos con un orden de arriba a abajo: los cocinados en las baldas intermedias y los crudos abajo o en los cajones. Arriba “los más higienizados por haber aplicado sobre ellos un tratamiento térmico” y abajo los crudos porque se les “presupone una mayor carga de contaminación”. De este modo, “se evitaría que la gravedad sea un aliado de las contaminaciones”.