6.000 bajas y "una nube que oscureció el sol durante horas": así fue el primer ataque con gas venenoso de la historia

  • Una tarde abril, a comienzos de la I Guerra Mundial, se llevó a cabo en unos campos de Bélgica la primer ataque exitoso con gas cloro

  • La contienda marcaría el inicio de un tipo de guerra 'Química' que tristemente ha ido perfeccionándose desde entonces

  • Se dice que los primeros ataques químicos datan de la época de Alejandro Magno, cuando se combinaba azufre y cal para producir un polvo tóxico.

Ocurrió el 22 de abril de 1915, en el saliente de Ypres (Bélgica) en pleno Frente Occidental, durante la I Guerra Mundial. Los soldados alemanes colocaron un total de 5.730 tubos de gas cloro -un subproducto de la fabricación de tintes de la empresa berlinesa IG Farben- frente al Langemark. Fueron un total de 160 toneladas de este componente líquido que, al ser liberado en el suelo aprovechando una suave brisa, se volatilizó rápidamente cubriendo al enemigo con una nube densa de color verdoso. Eran las cinco de la tarde.

Ese día los aliados reportaron menos de 300 bajas - muchas muertes ocurrieron de forma inmediata o en los primeros diez minutos, según reportes oficiales, y otras tantas tras dolorosa agonía-, pero los historiadores señalan que pudieron ser una 6.000. Se consolidaba así La Guerra Química.

La muerte en los pulmones

El ataque químico alemán en la Segunda Batalla de Ypres no fue el primero en realizarse, pero si fue el primero en llevarse a cabo con éxito. Un éxito relativo: el gas mermó las tropas enemigas e infundió el terror... pero lo mismo ocurrió entre los propios soldados alemanes que, temerosos de entrar en contacto con el agente tóxico, se rehusaron a tomar las posiciones dejadas por los franceses que huían del campo de batalla cubierto por la niebla de la muerte.

Orígenes de la 'Guerra química'

Otros ataques químicos habían sido realizados por los alemanes en enero de ese mismo año, pero ya sea por las condiciones climáticas - a -20º el cloro en lugar de volatilizarse se congelaba, por ejemplo- como por la propia inexperiencia en este tipo de arma, todos los intentos fracasaron. Hasta ese día.

Hay varias paradojas en el desarrollo de los ataques químicos durante la llamada Gran Guerra: no fueron los alemanes quienes los iniciaron, sino los propios franceses, que usaron granadas de gas lacrimógeno en 1914; ni tampoco fueron quienes lo usaron más: fueron los británicos, que reacios a usar gases al principio, terminaron perfeccionando la Guerra Química contra sus enemigos.

'En los campos de Flandes', un poema

Amapolas apareciendo tercamente, mientras se desvanecía la nube tóxica en medio del infierno. Eso, más o menos, es lo que vio el coronel John McCrae, médico perteneciente al Cuerpo Expedicionario Canadiense, aquella tarde en Ypres. Su joven amigo y antiguo discípulo Alexis Hermel había muerto durante el ataque, lo que le había dejado sumamente conmovido.

En una carta a su madre, McCrae describiría así la virulencia del combate: "Durante diecisiete días ninguno de nosotros ha podido quitarse la ropa o las botas, salvo en alguna ocasión. Durante todo ese tiempo no hemos podido dormir, el fuego de artillería y los disparos de fusil no cesaron ni un minuto… Junto a todo esto, el constante fondo de la muerte, los heridos, los mutilados y la terrible ansiedad de no poder mantener las líneas".

Días después, McCrae observó las amapolas que cubrían las tumbas de los caídos, y escribió un célebre poema titulado 'En los campos de Flandes', que se hizo enormemente popular como símbolo de la lucha aliada contra sus enemigos.

(fragmento)

"Contra el enemigo proseguid nuestra lucha.

Tomad la antorcha que os arrojan nuestras manos exangües.

Mantenedla bien en alto.

Si faltáis a la fe de nosotros los muertos,

jamás descansaremos,

aunque florezcan

en los campos de Flandes,

las amapolas."