Ignacio Bárcenas, jugador profesional de póker: "Esto no es un juego, es un trabajo"
El hijo de Luis Bárcenas lleva ya 10 años dedicado al póker online, en el que emplea entre ocho y diez horas al día entre estudio y juego
También es profesor de una escuela online: “Claro que alguien de 50 puede dedicarse a esto, pero tiene que empezar como si fuera una oposición”
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Ignacio Bárcenas es jugador profesional de póker e hijo del que fuera tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, condenado en su momento a 29 años de prisión por el ‘Caso Gurtel’. Precisamente aquel momento, en el que su padre fue enviado a la cárcel, marcó un antes y un después en la vida profesional de Ignacio, que decidió poner todo su foco en desarrollarse como jugador de póker en lugar de continuar en busca de un lugar en el mundo empresarial.
“Cuando pasó lo de mi padre me di cuenta de que el camino que parecía marcado se desmoronaba. No sólo no tenía ciertos buenos contactos para conseguir trabajo, sino que tener su apellido me penalizaba. Sin embargo, en retrospectiva, estoy muy contento con cómo ha derivado mi vida porque encontré algo que me encanta, el póker”. Así lo explica el propio Ignacio, que atiende a Uppers sólo unos minutos antes de comenzar una clase, ya que ahora, además de jugador, es profesor en Mento Póker.
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“Lo que parecía una situación difícil se convirtió en una oportunidad para encontrar mi propio camino, y ahora estoy encantado con mi vida y mi trabajo. Obviamente, eso no quiere decir que lo que ha vivido mi padre no sea una putada”, continúa Ignacio.
De Montecarlo a Las Vegas
Lo cierto es que Bárcenas, que ya ha superado los 40, está casado y es padre de una niña, se ha forjado un nombre en el mundo del póker comenzando desde lo más bajo, con una inversión de apenas 200 euros y mucho, mucho trabajo durante más de 10 años que le han llevado desde Montecarlo hasta Las Vegas, pero que ahora, paternidad mediante, prefiere gestionar online desde su casa.
“Conocí el póker en 2007, cuando un amigo que estaba de Erasmus en Rotterdam me invitó a jugar y, lógicamente, me desplumaron. Hasta ese momento, sólo conocía el póker a través de mi padre, que jugaba al póker tapado con sus amigos, pero no tenía ni idea del juego. Pero desde entonces tuve la sensación de que era un juego interesante y que se podía aprender mucho”, narra.
“Cuando volví de Rotterdam empecé a jugar con mis amigos. Sentía que jugaba mejor que ellos y, poco después, descubrí el póker online. Aunque en ese momento no era profesional, empecé a ver que había gente ganando dinero con ello. Ese año, 2012, fue el momento en el que en España se cerraron las fronteras y dejaron una página sólo para jugadores españoles, lo que fue un gran retroceso”, continúa.
El motivo de este cierre tenía que ver con la tributación de las ganancias, aunque a Ignacio no llegó a afectarle en ese momento, ya que le surgió una oportunidad laboral en Inglaterra, donde la tributación de este tipo de actividades es del 0%, con lo que decidió empezar a compaginar su empleo con el juego habitual y regular al póker. Pero no le fue bien. La rentabilidad no terminaba de llegar.
“Volví a España pensando en encontrar un trabajo y dejar el póker como un hobby”, apunta justo antes de explicar el momento en que todo cambió. Fue un domingo cualquiera. “Decidí ingresar 200 euros para jugar un día y me fue muy bien. En unos meses, esos 200 euros se convirtieron en 8.000. Esto coincidió con que muchos de los buenos jugadores españoles habían emigrado al Reino Unido, por lo que el nivel en España era inferior al que estaba acostumbrado. A principios de 2014 había consolidado una banca y me di cuenta de que podía ganar dinero con esto”.
Decidí ingresar 200 euros para jugar un día y me fue muy bien. En unos meses, esos 200 euros se convirtieron en 8.000
Aún así, Ignacio no las tenía todas consigo por cuestiones fiscales. “En ese momento parecía que todo lo que ganase debía declararse, sin poder descontar las entradas a torneos, lo que hubiera hecho imposible vivir del póker. No tenía sentido declarar 50.000 euros sin poder descontar los 30.000 euros en entradas a torneos”, explica.
Sin embargo, aún quedan asuntos por resolver en la legislación, lo que ha llevado a muchos jugadores profesionales a emigrar en busca de mejores condiciones fiscales: “Lo que se paga es por tramos y es razonable. Sin embargo, el gran hándicap en España es no poder deducir las pérdidas de otros años, como en la bolsa, lo que es un problema porque, aunque el póker es una actividad donde la suerte influye poco a largo plazo, puedes tener un año perdedor”.
Lo que se paga es por tramos y es razonable. Sin embargo, el gran hándicap en España es no poder deducir las pérdidas de otros años, como en la bolsa
Así las cosas, Bárcenas se puso manos a la obra para crecer y crecer en su profesión. ¿Cómo? Estudiando y entrenando sin parar. “El póker ahora es una profesión, no un juego. En los primeros años lo veía también como ocio, como un pasatiempo, pero desde 2017 es mi trabajo. Tengo horarios muy establecidos, tanto para estudiar como para jugar”.
Mañana y tarde
Su rutina en la actualidad pasa por jugar torneos simultáneos cuatro días a la semana durante unas nueve horas (desde las cinco de la tarde hasta las dos de la mañana, aproximadamente). Además, dedica las mañanas de tres días a la semana a estudiar sobre póker y a preparar sus clases para la escuela en la que trabaja.
Ignacio tiene clarísimo que lo que el resto del mundo puede ver como una actividad lúdica no lo es en absoluto. No en vano, apunta que es imprescindible que te guste porque le tienes que dedicar muchísimo esfuerzo y una gran cantidad de horas. Si llegas al póker en busca de dinero fácil, estás equivocado. “Es fundamental que te guste. Si no te gusta y solo ves el póker como una salida para ganar dinero fácil, creo que es imposible que te vaya bien. No podrás competir. Hoy en día hay mucha gente muy obsesionada con el póker y si no te apasiona, no puedes competir con ellos”.
En cambio, “si te gusta y se te dan bien las matemáticas y la estadística, podrás ir haciéndote un hueco poco a poco”. Él mismo se encarga de ayudar a los que se están iniciando en este mundillo. Las clases de póker, cómo no, incluyen teoría y práctica: “Intento ofrecer una base sólida desde el principio. Enseño la teoría del juego, los tipos de manos que se deben jugar en cada situación y luego profundizo en situaciones más específicas”.
Si te gusta y se te dan bien las matemáticas y la estadística, podrás ir haciéndote un hueco poco a poco
Este tipo de aprendizaje está abierto a todo el mundo. Todos pueden aprender sin importar la edad. “A partir de cierta edad se puede tener más estabilidad y tomar mejores decisiones. Una persona de 50 años podría dedicarse al póker y obtener buenos resultados en relativamente poco tiempo, pero tendrían que planteárselo como una oposición, encerrándose a estudiar horas y horas al menos un año”.
Manejar finanzas
Y, lejos de lo que se podría pensar a priori, también puede generar unas bases muy interesantes para el día a día en una persona joven: “Un chaval de 18 años puede beneficiarse de jugar al póker porque le enseña a manejar sus finanzas y a conocerse mejor. Al principio, mi madre, que era profesora de estadística, no entendía bien lo que hacía. Pero cuando le expliqué cómo utilizaba los datos en el póker, empezó a entender que no era un ludópata, sino que estaba dedicando tiempo a una actividad que con el tiempo ha dado sus frutos”.
Precisamente eso, la ludopatía, es un riesgo latente para cualquier persona que se acerque a esta actividad. “Todos los padres, en algún momento, piensan que su hijo podría ser ludópata, especialmente en la generación de nuestros padres. Le diría a los padres que si su hijo lo está haciendo bien, con seriedad y dedicación, le den una oportunidad. No recomendaría que metiera todo su dinero de repente, pero sí que comenzara desde abajo y construyera su banca”, comenta un Bárcenas que reconoce que al principio él mismo escondía sus partidas.
Todos los padres, en algún momento, piensan que su hijo podría ser ludópata, especialmente en la generación de nuestros padres. Le diría a los padres que si su hijo lo está haciendo bien, con seriedad y dedicación, le den una oportunidad
“Cuando empecé, ocultaba un poco lo que hacía en casa, pero ahora me doy cuenta de que si desde el principio hubiera sido transparente, habría recibido más apoyo. Después, cuando me fui a vivir con mi mujer, y le contaba cómo me iba, todo se hizo más claro. Creo que es importante la conversación y la mente abierta tanto para el chaval como para los padres”, apunta antes de aclarar que nunca ha sentido en primera persona el problema de la ludopatía.
Ser espabilado
“En ningún momento pensé que el póker podría ser un problema en lugar de una profesión. Siempre he gestionado mi banca de manera prudente. Nunca he tenido una época en la que pensara que podía ser ludópata, porque siempre he abordado el póker con un enfoque estadístico y matemático. Creía que si trabajaba un poco más y era más espabilado, podía ganar dinero a largo plazo”, explica.
Cierto es que no a todo el mundo le ha pasado lo mismo: “Conozco historias de profesionales exitosos que no han tenido la misma experiencia y que han llegado a preguntarse si son ludópatas o si realmente esto es una profesión”.
Más allá de la ludopatía, está el riesgo de perder grandes cantidades a pesar de estar jugando de manera responsable. Bárcenas tiene claro el consejo para este tipo de momentos. “Siempre tienes la opción de bajar el nivel y jugar torneos más baratos si te va mal. Aunque el retorno de la inversión (ROI) en esos torneos sea menor, es más fácil materializar tus ganancias al jugar contra rivales más débiles. Recomiendo esto a mis alumnos si tienen una mala racha, ya que les ayuda a mantener la confianza y mejorar su juego. Sin embargo, si tienes una banca sólida y estás mentalmente equilibrado, es mejor jugar en niveles más altos, donde las ganancias son mayores”.
Como cualquier otro juego, en el póker también hay rachas. Buenas y malas, pero rachas al fin y al cabo. Y hay que saber lidiar con ellas. Tanto si eres un jugador recreacional como si eres profesional.
“Todo el mundo gestiona mejor una buena racha. Pero cuando empiezas a ir bien sin tener los conceptos claros o tu mente no está enfocada, puedes empezar a cometer más errores. Cuando enseñaba a principiantes les recomendaba jugar tranquilos, sólo con buenas manos e ir aprendiendo. Si eres un jugador recreacional y no te dedicas profesionalmente a esto, una buena estrategia es conservar las ganancias y apagar el ordenador cuando vas ganando. Como jugador profesional, sin embargo, es importante jugar lo máximo posible. Cuantos más torneos y manos juegues, menos afectará la mala suerte”.
Si eres un jugador recreacional, una buena estrategia es conservar las ganancias y apagar el ordenador cuando vas ganando
¿Y qué pasa si aparece la mala suerte? “Pues yo aún hay veces que me voy a la cama molesto si he tenido un mal día, sobre todo cuando he perdido dinero que esperaba ganar. Lo que he aprendido es que, al día siguiente, es un nuevo día y otra oportunidad de hacerlo bien. Las emociones son naturales, pero al día siguiente todo debe empezar de nuevo. Lo más importante es tener la mente enfocada en el largo plazo, no en el día a día. Los grandes profesionales logran separarse completamente del dinero y no pensar en él”, desgrana Bárcenas.
Por ahí aparece el aspecto mental, ya que no todo son matemáticas y estadística en el póker. “El aspecto psicológico influye muchísimo y se puede entrenar. El ‘mental game’, cómo gestionas tanto la victoria como la derrota, es crucial”.
El aspecto psicológico influye muchísimo; cómo gestionas tanto la victoria como la derrota es crucial
Así, con un balance muy positivo y mucho trabajo, Bárcenas continúa jugando cada día y espera que durante muchos años. Es su trabajo, pero también su pasión. “No me fijo en una cifra económica para dejar el póker. Si pensara así sería un síntoma de que ya no me gusta esto. Ahora mismo llevo 10 años como profesional y sí que me veo otros 10 más. No me he puesto una cifra exacta, pero puede que llegue un momento en que, con 60 años, no me vea pasando ocho horas ahí sentado en la oficina, frente al ordenador, tomando decisiones complejas en tiempo real”, explica.
Lo hará, por supuesto, con el apoyo de sus amigos, que al principio “se lo tomaban un poco a cachondeo y ahora ven que es un trabajo muy estresante” y de su familia: “Mi padre está orgulloso de cómo hemos sabido reencontrar nuestro camino mi hermano (Guillermo, líder de la banda ‘Taburete’) y yo. Ninguno de los dos hemos seguido el destino que parecía establecido pero hemos salido adelante con lo que nos apasiona”.