Cantero llega a la grabación tras acabar los informativos. Se ha quitado el traje, ha cogido su moto y aparece al otro lado la ciudad en vaqueros y mangas de camisa negra. "Hoy he dejado la chupa en casa", bromea. Con un leve retoque de maquillaje está listo. Hemos quedado para hablar de la ruta de su vida, la nueva iniciativa de VidaCaixa y Uppers en la que descubriremos detalles poco conocidos de la persona que hay detrás de su faceta más pública. "Mi etapa vital favorita es la que estoy viviendo ahora, con 61 años; la gente siempre tiene mucha nostalgia de la juventud, pero yo no volvería por nada del mundo".
Lleva días revisitando recuerdos, buscando fotos, pensando en el hito que marcó cada una de sus etapas vitales. Como cualquiera que se ponga a pensar en el pasado, las imágenes concretas enseguida aparecen. "Una casa junto al tren en mi infancia", "la primera moto que tuve de adolescente, una Cota 247 de trial, que me regaló mi hermano mayor", "cuando con mi primer sueldo me compré toda la colección de comics de Tintín" o "cuando pasé de detrás a delante de una cámara por primera vez". Pero estas frases son solo un aperitivo, todos estos momentos ha ido desgranando en el vídeo que puedes ver arriba.
Si hay un momento que marcó especialmente la vida de Cantero fue sin embargo "la llegada al mundo" de sus tres hijos. El primero (que ahora es periodista) recién inaugurada la treintena y segundo y tercero más adelante, fruto de la relación con la que hoy es su mujer, Berta Caballero: "Ella y mis tres hijos, que tienen 32, 18 y 16 años, son lo más importante", insiste. "Intento transmitirles la importancia de planificar un poco para el futuro, sin dejar de vivir y disfrutar, por supuesto".
Cantero trae además una pequeña caja de postales, que enseña orgulloso, de cuando su padre vivió en África, un continente que le ha inspirado profundamente: un elefante, una tribu bailando, una montaña sagrada. Se las escribió desde el Congo, donde fue trasladado tras sumarse a Naciones Unidas como piloto y controlador aéreo. "Lo conocí a los seis años y en estas postales, que guardó mi madre y un día me dio por sorpresa, me iba diciendo todo lo que me quería", nos cuenta.
Heredó la pasión por los viajes y las ganas de vida. No mucha gente sabe que, antes de ser uno de los rostros más conocidos de los informativos, tuvo una discoteca móvil que iba llevando por los pueblos con amigos, trabajó de camarero en una estación de esquí o se alistó en Ejército del Aire como voluntario con 17 años para conocer Europa. "Había que verme con mis pelos largos y mi forma bohemia de vivir cuando me raparon al cero en el cuartel", dice riendo.
Es decir, como todas las vidas, la de este madrileño está llena de curvas, desviaciones y sorpresas. Un continuo cambio al que ir adaptándose, con una mezcla de previsión y carpe diem. "Ahora soy una persona mucho más serena y relativizo todo más", dice. Una auténtica ruta 67 la de Cantero, recorrida con mucho entusiasmo. ¿Dónde se ve cuando cuelgue el micro? "Me veo viviendo tranquilo al lado de mi mujer, probablemente cerca del mar, o deambulando los dos por ahí al menos seis meses al año en nuestra autocaravana".