Hasta hace muy poco lo que uno buscaba al contratar un plan de pensiones u otro producto de ahorro a largo plazo era la rentabilidad, independientemente del destino de las inversiones. Hoy esto es impensable y los inversores actuales planean toda su estrategia conjugando la rentabilidad con tres criterios esenciales: el cuidado del medioambiente, el progreso o bienestar social, y la buena gobernanza de las corporaciones. Es la llamada inversión socialmente responsable (ISR), un modelo que nos marca el futuro y donde la rentabilidad y la sostenibilidad van de la mano.
La Inversión Socialmente Responsable (ISR) es aquella que conjuga la rentabilidad con tres criterios esenciales: la mejora del medioambiente, la sensibilidad a los problemas sociales, y el buen gobierno corporativo. Estos tres criterios se conocen por sus siglas, ASG, ambientales, sociales, y de gobernanza.
Invertir responsablemente no es nuevo. Desde siempre ha habido gente que se ha negado a participar en negocios poco edificantes, aunque muy rentables, como el comercio de esclavos, el juego o la venta de alcohol. Pero es a partir de los años 60 del siglo XX, a consecuencia del rechazo a la guerra de Vietnam y el movimiento pro derechos civiles en Estados Unidos, cuando nacen los primeros fondos con carácter social, como el Pax World en 1971, que rechazaba invertir en empresas armamentísticas; o el Stewardship Pension Fund en el Reino Unido en 1984, que excluía inversiones en empresas relacionadas con el apartheid de Sudáfrica.
Hoy la megatendencia es el cuidado del medio ambiente, la mejora de las condiciones sociales y el buen gobierno de las empresas. El mercado mundial de bonos verdes, sociales y sostenibles ha crecido exponencialmente desde 2007. En 2020, la emisión de estos bonos ha aumentado un 58,7% respecto a 2019, destacando los bonos sociales con un crecimiento de más del 700%, debido a la presión creciente de los inversores institucionales para integrar los criterios ASG en sus decisiones de inversión y también por la proactividad de las empresas a la hora de financiar proyectos ambientales y sociales.
La inclusión de criterios ASG en la toma de decisiones da consistencia a cualquier cartera de inversión. Las empresas con mejor puntuación en responsabilidad social son más más estables y están mejor protegidas contra los riesgos que pueden afectar a su valoración en el mercado. Los gestores analizan y discriminan “el grano entre la paja”, utilizando mayor información cualitativa y aplicando mayores filtros o criterios de selección en sus inversiones, ya que sus decisiones se basan en una información más profunda, más completa, más transparente y, en definitiva, de mayor calidad.
En los últimos dos años la rentabilidad de fondos sostenibles ha sido superior a los de otros valores bursátiles. Por ejemplo, en mayo de 2020, VidaCaixa lanzó un fondo temático que ponía el foco de la inversión en cinco áreas: bienestar social, transición energética, optimización de recursos, cambio climático y Agenda 2030. La rentabilidad del fondo a finales de 2020 alcanzó un 20,55%.
Hay varias maneras de saber si tus inversiones son socialmente responsables. Puedes comprobar la clasificación de tu fondo en el reglamento europeo SFDR (Sustainable Finance Disclosure Regulation) que obliga a las gestoras a clasificarlos en base a 3 artículos y a publicar esta clasificación:
· Los fondos de inversión que no tienen objetivos de sostenibilidad (artículo 6).
· Los que además de criterios estrictamente financieros, también promueven iniciativas sociales y medioambientales (artículo 8).
· Los fondos de impacto. En éstos, la sostenibilidad no es solo un criterio adicional a la hora de invertir, sino que es el objetivo principal del fondo (artículo 9).
También puedes comprobar si la entidad que gestiona tus ahorros está adherida a los compromisos internacionales más importantes en cuanto a gestión sostenible e inversión responsable, como son el Pacto Mundial; los Principios de Inversión Responsable, PRI; los Principios para la Sostenibilidad en Seguros, PSI; la Net Zero Asset Owner Alliance, o los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En España, VidaCaixa fue la primera aseguradora en conseguir un A+, la nota más alta que conceden los PRI. Una nota que mantiene a día de hoy porque todos sus activos se analizan bajo perspectiva ASG y gracias a un proceso de mejora continua en sus procesos.
La inversión responsable no tiene más riesgo para el ahorrador que la inversión tradicional. Más bien al contrario. Como toda inversión, en función del vehículo elegido (enta fija, renta variable) está expuesta a la volatilidad de los mercados financieros. Sin embargo, la inversión socialmente responsable ha demostrado, en algunos casos, ser igual o incluso más rentable, y asumir menores riesgos.