La crisis provocada por la Covid-19 y la dependencia energética de Rusia han acelerado la voluntad europea de apostar por una economía verde. Durante los próximos 10 años Europa va a destinar al menos un billón de euros a inversiones verdes, y tú puedes poner tu granito de arena. Es una apuesta decidida por la transformación de nuestro modelo productivo y una decisión inteligente para invertir tus ahorros.
El futuro será verde o no será. La idea de que, o cambiamos el modelo productivo o acabamos con el planeta, ha arraigado en la conciencia colectiva y modificado nuestros hábitos de consumo. Reciclamos más, controlamos el consumo de agua y energía, nos llevamos bolsas reciclables a la compra, e incluso a veces, miramos si la lechuga que compramos viene de Murcia, o de Tailandia. Pero hay algo más que podemos hacer: que nuestros ahorros remen también en la misma dirección y promuevan un cambio hacia una economía menos contaminante.
La inversión socialmente responsable (ISR) persigue la rentabilidad, sí, pero debe ajustarse a unos criterios ambientales, sociales y de gobernanza, que se conocen por sus siglas ASG. Los criterios ambientales tienen en cuenta factores como el cambio climático, la huella de carbono, la contaminación, la deforestación, la limpieza de los mares o la reducción de los plásticos.
Los criterios sociales están relacionados con los derechos humanos, la seguridad, la nutrición, la diversidad e igualdad laboral, el acceso a la información o a las finanzas. Y la gobernanza se preocupa de evitar la malversación, la corrupción, las conductas anticompetitivas, promover la transparencia, y la ética empresarial, entre otros. La ISR tiene en cuenta todas estas cuestiones.
Según la encuesta "Inversión sostenible: sensibilidad del inversor español"[SFI1] , en 2020 un 88,6% de los inversores minoristas españoles prefería invertir en productos sostenibles, aunque conocían poco este tipo de inversión. Por eso es importante que los pequeños inversores estemos bien informados. Y hay buenas noticias al respecto ya que desde agosto de 2022, tu banco debe preguntarte no solo sobre los conocimientos y la experiencia que tienes en materia de inversión, tu capacidad para soportar pérdidas y la tolerancia al riesgo como parte de la evaluación de idoneidad como inversor, sino también sobre tus preferencias de sostenibilidad. Es decir, si quieres que tus ahorros se rijan por criterios ambientales, sociales o de gobernanza. Y ahí podrás decir que quieres apostar por el planeta.
No todos los vehículos de ahorro tienen la misma clasificación en sostenibilidad. Recientemente se ha puesto en marcha una normativa que estandariza los requisitos que debe cumplir, por ejemplo un fondo de pensiones, para que pueda ser etiquetado como sostenible.
Lo primero y más importante es que debe acreditar que su principal objetivo es fomentar la transparencia aportando información específica sobre cómo integra los riesgos de sostenibilidad (ASG), y cómo las inversiones inciden en estos riesgos. Esto te permitirá identificarlos con más facilidad. En los planes de pensiones está detallado en la Política de inversión.
Existen distintos niveles de sostenibilidad:
El cambio climático es un enorme riesgo para la economía. Los fenómenos climáticos extremos, sequías persistentes, incendios, huracanes... pueden dañar la cadena de producción de una empresa y sus activos. Por otra parte, la transición hacia la descarbonización de la economía impone legislaciones más estrictas, y cambios tecnológicos para adaptare a ellas. Ir a la contra dañaría su reputación y muy probablemente su valoración en el mercado.
La sostenibilidad no está reñida con la rentabilidad. Una de las entidades pioneras en las inversiones sostenibles desde hace 15 años es VidaCaixa. “La mejor integración de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza, nos permite estar mejor protegidos a largo plazo y conseguir mayor estabilidad ante la volatilidad del mercado sin entrar en conflicto con la rentabilidad”.
La inversión responsable es una buena oportunidad para tus ahorros. Europa va a destinar miles de millones a descarbonizar la energía, a renovar los edificios para hacerlos más sostenibles, a apoyar a la industria para liderar la economía verde, a desplegar sistemas de transporte público y privado más limpios, más baratos y más sanos... tus ahorros van a encontrar un semillero fértil en cada uno de estos campos de actuación, y hay muchos más.
Si no estás muy familiarizado con el mundo de las inversiones es mejor que dejes las decisiones en manos de los profesionales. A la hora de escoger quién va a gestionar tu ahorro infórmate de en qué grado aplica la sostenibilidad a sus inversiones para descubrir cómo integran los riesgos ASG.
Pide que te cuenten cómo llevan a cabo su estrategia de sostenibilidad, incluyendo políticas y códigos de conducta, y que te expliquen bien qué criterios utilizan para calificar el producto financiero como sostenible, más allá del riesgo y la rentabilidad.
También es importante que compruebes si están adheridos a los compromisos más importantes de Naciones Unidas sobre inversiones responsables, como son el Pacto Mundial; los Principios de Inversión Responsable, PRI; los Principios para la Sostenibilidad en Seguros, PSI; la Net Zero Asset Owner Alliance, o los Objetivos de Desarrollo Sostenible.