Las avispas y las abejas se creen que son las invitadas cuando se organiza una comida en el jardín, en la terraza o en el porche. Evitar que se hagan dueñas y señoras del evento es posible gracias al “poder” de cierta planta y desde Uppers vamos a desvelar qué planta espanta a avispas y abejas y por qué. Sobre todo, las avispas sienten predilección por las proteínas de la carne de la barbacoa y las abejas por el aroma dulce de los postres o los azúcares de frutas como las uvas.
Ambos insectos son muy molestos y sus picaduras dolorosas. Además, muchas personas son alérgicas a las avispas y a las abejas así que deben tener un cuidado extremo si aparecen. Por otro lado, prácticamente los humanos no podrían vivir si no existieran las abejas, ya que se ocupan de la polinización de alrededor del 90% de las plantas silvestres y del 75% de los cultivos cuya cosecha es una parte esencial de la dieta. De este modo, conviene dejarlas vivir y “echarlas” de la mesa con remedios naturales como los que proporcionan las plantas, sin químicos, sin insecticidas y sin zapatillazos que acaben con su vida.
La solución está en una planta. En concreto, en su intenso e infalible aroma a limón o a citronela que desprenden sus flores entre rosa y violeta. Se trata del Pelargonium citrodorum, más conocido por el geranio antimosquitos, que actúa como repelente natural de avispas y de abejas y también de las moscas y de los mosquitos. No obstante, hay una puntualización en cuanto a las abejas, ya que el geranio sí resulta un reclamo para ellas cuando comienza su floración porque les atraen sus flores al igual que las del resto de las plantas.
De este modo, plantar Pelargonium citrodorum en la tierra rodeando el porche o en macetas en la terraza crea una atmósfera muy agradable para las personas y una importante barrera antimosquitos. Igualmente sirve para proteger un huerto, más si es pequeño o urbano. Además, las avispas y otros mosquitos se sienten muy atraídas por el agua estancada, por ejemplo, que queda en los platos de las macetas, por los perfumes florales que se emplean para los interiores y por la ropa colorida. Con lo cual, también se deben tener presente estas variables.
El Pelargonium Citrodorum es una herbácea perenne e híbrida, que se obtuvo de cruzar dos plantas convencionales. Crece como un arbusto de pequeño tamaño y se ramifica para alcanzar entre 30 y 50 centímetros de alto y de 25 a 45 centímetros de ancho. Los tallos son rectos, se abren hacia afuera y se cubren de unas hojas gruesas, rugosas, de forma triangular y bordes dentados, que al romperse desprenden sus aceites esenciales que se suman al intenso olor a limón o citronela de las flores.
La floración comienza en primavera y se alarga hasta finales del verano siempre que las temperaturas sean cálidas. Cuando se enriquece la tierra dos veces al mes con un abono mineral añadido al agua del riego, esas flores serán más abundantes. Les gusta estar a pleno sol, pero les va mejor una semisombra durante las horas centrales del día cuando el clima es demasiado caluroso. Lo que necesita es que la tierra tenga un buen drenaje para que no se encharque y el sustrato se seque entre los riegos. Además, hay que evitar que se mojen tanto las hojas como las flores porque son propensas a los hongos.
En interior también se pueden cultivar. Las premisas son que se coloquen las macetas en áreas de la casa muy ventiladas y bien iluminadas y sacarlas al exterior de vez en cuando.