La explicación del típico sonido de canicas en el techo que no te deja dormir por las noches
Es uno de los 'fenómenos paranormales' más comunes en los edificios, aunque de sobrenatural tiene poco
La explicación tiene que ver más bien con temas de construcción que con cuestiones esotéricas
Aunque no es un problema grave, a muchas personas el 'ruido de canicas' en el techo llega a perturbarles el sueño
Esos vecinos que se ponen a jugar a las canicas a las tres de la madrugada todos los días. ¿Quién no los ha padecido alguna vez? Semejantes indeseables han sido motivo, más de una vez, de discusiones de rellano, reuniones exprés de la comunidad y hasta denuncias policiales. Lamentablemente nunca vas a poder deshacerse de ellos por la sencilla razón de que no existen. ¿Seres del inframundo, entonces? Menos. Lo que te quita el sueño, lector, tampoco son el desamor o la crisis, se trata simplemente de un problema habitual en las tuberías que recorren tu edificio. En tres palabras: es la presión.
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¿Qué es exactamente 'el pulso de Zhukowski'?
Suena a título de novela negra, pero en realidad es un efecto físico que, para empezar, es una de las principales causa de las averías en tuberías hidráulicas. Así que si ahora el problema no te deja dormir, espera a que te llegue la factura del fontanero. Es broma. El efecto, en entornos domésticos no suele dar más problemas que su característico sonido de canicas. Técnicamente se produce cuando se cierra bruscamente una válvula o un grifo instalado en el extremo de una tubería de cierta longitud: las partículas de fluido que se han detenido son empujadas por las que vienen inmediatamente detrás y que siguen aún en movimiento. Eso crea una presión muy fuerte que puede expandir las tuberías, es al descomprimirse el fluido que se produce el ruido.
¿Qué se puede hacer?
Así que si te encuentras en medio de la noche mirando al techo y siguiendo con la mirada las malditas canicas fantasmales ¿Who you gonna call? Pues sí, al fontanero. Aunque hay formas, dicen, de prevenir el temible 'pulso de Zhukowski'. La solución más sencilla está, literalmente, al alcance de tu mano: hay que evitar cerrar los grifos de manera demasiado rápida. Por eso, para evitarlos hay que estrangular gradualmente la corriente de fluido, es decir, cortándola con lentitud utilizando para ello, por ejemplo, válvulas de asiento. Cuanto más larga es la tubería, tanto más tiempo deberá durar el cierre.
Por otro lado "cuando la interrupción del flujo se debe a causas incontrolables como, por ejemplo, la parada brusca de una bomba eléctrica, se utilizan tanques neumáticos con cámara de aire comprimido, torres piezométricas o válvulas de muelle que puedan absorber la onda de presión, mediante un dispositivo elástico". Estas soluciones con especialmente importantes cuando se trata tuberías de gran magnitud, como en las centrales hidroeléctricas, en las que las diferencias de presión pueden llevar a auténticos desastres. Sin embargo, repetimos, en entornos domésticos los problemas suelen limitarse a las dichosas 'canicas', que en realidad, pueden sonar a lo largo del día, pero solo las escuchas en la noche porque todo está en silencio.
Así que ya sabes, antes de llamar a Bill Murray y compañía, llama a tu seguro del hogar y espera que encuentren una solución menos espectacular, pero más efectiva.