Lavarse el pelo con agua fría: ¿es bueno o malo?
Una dermatóloga explica a qué temperatura hay que lavarse el pelo para lucir una melena envidiable
El agua fría resulta perfecta para el cuidado capilar, pero solo en un momento muy concreto del lavado
Tener o no tener pelazo: consejos de peluquero para sacar el máximo partido al cabello
A diario nos asaltan con todo tipo de consejos relacionados con el cuidado capilar que nos aprendemos a conciencia con tal de lucir ese pelo brillante, sedoso y libre como el del vídeo. Sin embargo, de vez en cuando hay que revisar esas recomendaciones y acudir a los expertos porque el resultado no acaba de ser tan increíble y satisfactorio como se esperaba. Dejando a un lado los cosméticos capilares, se ha puesto de moda utilizar el agua a una temperatura muy baja sobre todo en el aclarado. Pero ¿es bueno lavarse el pelo con agua fría? En Uppers hemos recurrido a una dermatóloga para salir de dudas.
En lo que respecta a la temperatura del agua a la hora de lavarse el pelo la experta expone dos premisas:
MÁS
- No utilizar agua fría: Si lo que se necesita es aclarar bien cada cosmético capilar el agua fría no es lo más adecuado. Esto se debe a que su baja temperatura es ineficaz contra la grasa y los residuos de modo que cualquier producto hidratante aplicado no se aclarará correctamente dejando el cabello apagado y apelmazado.
- Sí utilizar agua fría: Cuando se emplea solo como último paso del lavado el agua fría resulta perfecta, una vez se ha enjabonado y enjuagado perfectamente el champú y después de aplicar y retirar el acondicionador o la mascarilla.
A partir de aquí, el proceso de lavado del cabello poniendo el foco de atención en la temperatura debe empezarse por utilizar agua templada, ni caliente ni fría, al contrario de lo que recomiendan muchas voces. Con el hecho de usar agua muy caliente se corren varios riesgos:
- Se puede quemar el cuero cabelludo.
- Se estimulan en exceso las glándulas sebáceas incrementando la producción de grasa.
- Se acumulan residuos calcáreos.
- Las fibras capilares acaban debilitándose y en consecuencia el cabello se vuelve más quebradizo e incluso poroso.
- Se acorta el tiempo que puede permanecer el tinte en el cabello porque se va desprendiendo por el efecto del exceso del calor.
- Incrementa la caspa ya que favorece la descamación.
La experta destaca que con todo ello el cabello se debe lavar y enjuagar con agua templada, en concreto, a unos 20º C. Una vez dentro de la ducha, para acertar se puede colocar la palma de la mano bajo el agua hasta notarla agradable. El agua templada tiene suficiente “poder” como para arrastrar todos los residuos y los restos de contaminación.
Los beneficios del agua fría en el último paso del lavado
El agua fría sí que es recomendable como último paso del lavado del pelo, según la dermatóloga, pero tal como ha explicado, después de retirar el champú, el acondicionador o la mascarilla con agua templada.
La razón del uso del agua fría está en que sella las escamas de las fibras capilares alisando la cutícula. Esta es la capa exterior del cabello y se compone de capas de queratina, que son escamas superpuestas en una alineación vertical. La cutícula se mantiene cerrada protegiendo a las capas interiores lo que da lugar a un pelo sano y en consecuencia se transforma en esa melena tan deseada. De este modo, el agua fría, como último paso del lavado, aporta los siguientes beneficios:
- Brillo.
- Hidratación porque las cutículas están selladas.
- Equilibra la producción del sebo natural del cabello.
- Conserva los agentes hidratantes de los cosméticos capilares.
- Evita el encrespamiento.
- Activa la microcirculación del cuero cabelludo, lo que además favorece el crecimiento y limita la caída estacional.