Russell Foster, el mayor experto en sueño de Oxford: "Dormir menos de los necesario en la mediana edad puede llevar a la demencia"
Según el neurocientífico de Oxford, la vida contemporánea ha hecho que se llegue a considerar al sueño como un lujo
Foster es especialista en neurociencia circadiana, la que estudia los cambios físicos y mentales a lo largo del día
La relación entre el sueño y la edad es objeto de estudio constante pero hoy se sabe que también puede causar demencia
A Rusell Foster, profesor de neurociencia circadiana en Oxford y director del Laboratorio Nuffield de Oftalmología, bien podrían llamarle Dr. Sueño. El autor de libros como 'El tiempo de vida: la nueva ciencia del reloj corporal y cómo puede revolucionar su sueño y su salud' lleva años estudiando los ciclos de nuestra biología durante las 24 horas del día (y de la noche). Una de sus conclusiones más lapidarias tiene que ver con nuestra propia falta de responsabilidad con respecto al sueño: "hasta hace poco la gente estaba muy orgullosa de lo poco que dormía" decía hace poco en el podcast 'Brave new world', del periódico británico The Standard.
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Para el especialista, se trata de un asunto científico pero también cultural: "Creo que esa tendencia llegó a su peor punto en los años 80. Recuerdo que la gente solía decir: “Estuve de fiesta y no he pegado ojo” y se les felicitaba con una palmada en la espalda. Pero en realidad ese es precisamente el tipo de personas que no querrías tener como colegas. Cuando no duermes, no puedes pensar con claridad, no puedes tomar decisiones sensatas, no puedes evaluar la información, no logras captar las señales sociales de tus colegas, amigos y familiares, no tienes sentido del humor y tienes en cambio mayores niveles de impulsividad".
Pero hay más. Según le dijo Foster al presentador Evgeny Lebedev, la falta de sueño en perdonas mayores de 50 puede incidir en los casos de demencia: "Sí, se ha correlacionado la falta de sueño en las personas de mediana edad con altas tasas de demencia en años posteriores -señaló- Y ahora tenemos cierta comprensión de esos mecanismos. Así, por ejemplo, durante el sueño, esta proteína mal plegada, la beta amiloide, se elimina del cerebro. Pero si no dormimos, esa eliminación de beta amiloide, que por supuesto está asociada con altos niveles de demencia y Alzheimer, no se elimina". Según Foster incluso una sola noche sin dormir puede hacer que se detecten niveles ligeramente más elevados de beta amiloide en el cerebro, aunque puntualiza que dormir poco no quiere decir que necesariamente vas a tener demencia. "Pero lo que los estudios sugieren de manera contundente es que si eres vulnerable a aquellas vías que causan demencia, este es un factor de riesgo significativo".
El sueño como algo indigno
Según el especialista, la modernidad, y más específicamente la industrialización y el surgimiento de la clase trabajadora, hicieron que por un lado se glorificara aquello de madrugar o levantarse muy temprano como un símbolo de dignidad en el trabajo, mientras que por otro se estigmatizó el sueño: "Por definición, el sueño era algo indigno y, por tanto, despreciable. Y es fascinante que ahora nos estemos liberando de esos grilletes, pero aún tenemos esa idea de la inutilidad del sueño".
Foster es un defensor de la idea de que más que una incapacidad para dormir lo que experimentamos las personas son procesos de ansiedad que alteran nuestros ciclos de relajación y por consiguiente, nuestro sueño. La solución no está, asegura, en habituar al cerebro a una medicación determinada ("que puede venir bien en casos puntuales") sino en trabajar sobre las causas de la ansiedad.