Cómo cuidar y reparar la piel quemada por el sol: de la prevención a la hidratación
Una quemadura solar produce un daño en la piel a nivel externo e interno y a largo plazo puede desembocar en un melanoma
Lo más aconsejable es que un dermatólogo compruebe el estado de la lesión y determine qué tratamiento se debe seguir
Protegerse de esas quemaduras es muy sencillo gracias a los protectores solares actuales y un gran catálogo de ropa específica
Sabemos de sobra que una exposición solar prolongada nos puede producir daños en la piel e incluso quemaduras. Sin embargo, a veces nos encontramos en situaciones en las que nos vemos desprotegidos como un simple paseo al aire libre más largo de lo normal o una espera en la parada de un autobús sin parasol. La consecuencia puede ser una quemadura en el rostro, el escote o en los hombros y habremos aprendido la lección de echarnos crema protectora siempre antes de salir de casa.
Desde Uppers vamos a explicar detalladamente cómo cuidar y reparar la piel tras una quemadura solar. Para ello hemos charlado con la dermatóloga afincada en Alicante Tania Salas García. Es miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (Aedv).
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Lo primero es buscar la raíz del problema, es decir, por qué se producen las quemaduras solares. Según Tania Salas, la causa está en “la radiación ultravioleta tipo B que llega con la luz solar”. En un principio, puntualiza, “nuestra piel dispone de mecanismos de defensa frente a esa radiación, cómo el bronceado o el propio engrosamiento de la piel”. No obstante, se produce una quemadura “cuando la intensidad o la duración de esa radiación sobrepasa la capacidad de defensa de nuestra piel”.
Cómo evitar una quemadura solar
Evitar las quemaduras solares está en nuestra mano. Cada año hay muchas campañas informativas al respecto de cómo tenemos que protegernos y no solo en verano. Los dermatólogos no se cansan de repetirnos que debemos tener cuidado. Tania Salas insiste: “Lo primero, evitar la exposición solar en las horas centrales del día, entre las 11 ó 12 de la mañana y las 4 ó 5 de la tarde, que es cuando estamos expuestos a mayor radiación.
Lo segundo, utilizar ropa que nos cubra el cuerpo y sombreros que eviten los rayos directos en el rostro y el cuello”. Y continúa, “lo tercero, aplicar un protector solar a diario cada dos horas si vamos a seguir expuestos al sol y en una cantidad suficiente porque su efecto desaparece”.
La verdad es que ya no tenemos excusa. Por ejemplo, cualquier marca comercializa prendas largas que traspiran y han diseñado ropa deportiva con tejidos especiales que protegen de la radiación ultravioleta. La dermatóloga puntualiza que “tales prendas aparecen marcadas con las siglas UPF, qué significa factor de protección ultravioleta”.
Tania Salas también detalla que “la cosmética ha evolucionado con protectores más fluidos y fáciles de extender en cualquier zona del cuerpo. Ya no dejan brillos ni generan esa sensación de pesadez de las primeras cremas”. Su consejo es comprar el protector solar que proteja de la radiación ultravioleta tipo B con un SPF 50 o factor de protección solar.
“La necesidad de utilizar un 50 se debe a que nunca nos echamos la cantidad suficiente como para alcanzar la protección que necesita nuestra piel, por tanto, cuanto más alto sea el SPF más protegidos iremos”, indica. Igualmente, en el envase del protector deben aparecer las siglas UVA que significan protección ante la radiación ultravioleta tipo A e incluso añadir protección ante la luz visible.
Los daños en la piel de una quemadura solar
Cualquier quemadura por el sol en la piel genera daños y consecuencias con unos efectos a corto plazo y otros a largo plazo. La doctora subraya que, “a corto plazo habrá dolor e inflamación y una sensación de calor con la formación de ampollas o la aparición de manchas principalmente por hiperpigmentaciones o hipopigmentaciones post inflamatorias”.
Además, “la radiación ultravioleta produce alteraciones que se traducen en fotoenvejecimiento”. Esto significa que aparecerán arrugas y manchas en la piel. Pero, “lo más peligroso es que a largo plazo se pueden llegar a formar ciertos tumores malignos o cáncer de piel como el melanoma”, avisa la dermatóloga.
Qué hacer ante una quemadura
Una vez se ha producido esa quemadura es importante cómo actuar desde el primer momento. Tania Salas señala que la zona dañada “se debe tratar con cremas muy hidratantes que si se mantienen en el frigorífico, su aplicación en frío producirán un efecto calmante ante esa sensación de calor durante los primeros días tras la quemadura solar”.
Pone énfasis en que se debe prestar atención a si aparecen ampollas o incluso fiebre. Según Salas, “ante cualquiera de ellos será imprescindible acudir al médico por si fuera oportuno recetar alguna medicación concreta”.
Ya curada esa quemadura, los únicos cuidados que requiere son seguir hidratando la zona y usar el protector solar. De todos modos, “es mejor consultar con un dermatólogo que analice la evolución, cómo ha afectado a nivel interno y que compruebe en profundidad el estado actual del área concreta”, dice Salas. Tras esa valoración dermatológica, cabe la posibilidad de que lo recomendable sea realizar un tratamiento. “Determinados procesos estéticos o cosméticos más específicos mejoran el aspecto de la piel, la hidratan a una mayor profundidad o eliminan las manchas generadas por la quemadura”, concluye Tania Salas.