Cuando pensamos en Fórmula 1 automáticamente se nos viene a la mente Fernando Alonso. El asturiano sigue a pleno rendimiento a sus 42 años, pero además de él, hay una voz que nos ha acompañado a todos durante décadas narrando las carreras de Fórmula 1: la de Antonio Lobato. A sus 58 sigue disfrutando como nadie de las carreras y, además, le ha ido dando cada vez más importancia a su salud y al deporte y a sus 58 años presume de un físico envidiable. ¿Cómo lo ha logrado?
En una entrevista con Men’sHealth el periodista ha contado cómo ha conseguido estar más en forma que nunca a los 58 años. Él mismo admite que, hace años su vida era muy desorganizada. “Comía fatal, no tenía tiempo para entrenar, la mitad del tiempo estaba fuera de España, no podía ir al gimnasio, montaba un poco en bici cuando volvía, pero era un desastre”, reconoce.
Ahora asegura que tiene más tiempo y una vida más ordenada en la que el deporte tiene una gran presencia. Eso sí, dependiendo del momento ha hecho el deporte que más le apetecía. Por ejemplo, cuando estuvo a tope con la bici “hice 3 Titan Desert y todas las carreras que te puedas imaginar”. Ahora se encuentra totalmente dedicado a la escalada que “me está poniendo mucho más fuerte y me lo estoy pasando muy bien, es superadictivo”. ¿Su último reto? El Naranjo de Bulnes, en su Asturias natal.
El punto de inflexión no le llegó por su salud, sino por ver como pasaba gran parte del año viajando por trabajo sin hacer ningún tipo de deporte. “Me propuse meter unas zapatillas en la maleta y correr al menos tres días. Era un reto porque cuando terminas de currar 11 horas y todos se quieren ir al hotel, yo me iba a correr. Al final salían conmigo ingenieros, mecánicos, periodistas…”, recuerda.
Pero no todo es deporte y él mismo reconoce que no siempre ha priorizado el tener una alimentación saludable porque, por su trabajo, comía cuando podía. “Hubo un tiempo en que estaba al límite de estrés y no comía nada, solo me alimentaba de Reb Bull, ni agua. Y no comía. Y luego a correr. Y luego en el hotel cenaba como lima, estaba muerto de hambre y comía de forma compulsiva”, afirma el periodista.
Cuando empezó a hacer más deporte logró poner un mayor orden en su vida y también en su alimentación. Ahora, admite, “me cuido y no como que sé que no me van a hacer bien”. Al estar completamente centrado en la escalada sabe que “cuanto más ligero, mejor. Así que trato de no coger peso, pero como básicamente de todo. Bebo alcohol, pero poco, mi copita de vino es infalible”.