Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos deberíamos dedicarle de 150 a 300 minutos a la semana a realizar una actividad física (de moderada a vigorosa). ¿Parece mucho? No se trataría de que pasaras todo ese tiempo metido en el gimnasio, sino que gran parte de ese esfuerzo recomendado se podría suplir con tareas cotidianas, actividades que haces en tu día a día y que no solo cuentan como ejercicio, sino que contribuyen a mejorar tu salud.
Un estudio realizado de manera conjunta entre las universidades de Sídney y Oxford, entre otros afamados centros educativos, demuestra que ciertas actividades incidentales que suponen un gasto de energía sin que nos demos cuenta, como optar por subir las escaleras o barrer con energía, efectivamente reducen el riesgo de sufrir enfermedades del corazón o cardiacas. Además, el estudio, publicado en 'The Lancet Public Health', establece una media de tiempo que está al alcance de la mano de todo el mundo: desde 60 segundos a menos de 10 minutos.
Los científicos no ponen en duda la necesidad de realizar algún tipo de actividad física durante la semana, pero afirman que si la actividad cotidiana es vigorosa y se mantienen en el tiempo varios minutos, los beneficios para la salud son similares a los que podemos obtener entrenando en un gimnasio.
El estudio, que tuvo en cuenta una muestra de más de 22.000 personas de edades entre los 42 y los 79 años que no realizan ejercicio físico, monitorizadas con dispositivos portátiles durante casi siete años, consideró actividades como planchar, barrer, lavar los platos, tender la ropa o ir a la compra.
Los expertos concluyeron que períodos breves de actividad pueden reducir el riesgo de accidentes cerebrovasculares. Eso sí, dependiendo mucho de la intensidad y la duración de estas actividades. El 97% de la actividad física incidental correspondió a acciones con una duración inferior a los 10 minutos, que, de tener una intensidad moderada a vigorosa, supusieron una fuerte disminución de los problemas cerebrovasculares más frecuentes e importantes, como el infarto o el ictus, así como del riesgo de muerte.
Pero cuanto más prolongada resulte la actividad, mejor para la salud, independientemente de los niveles totales de actividad. Por ejemplo, moverse constantemente de 1 a 3 minutos tiene un beneficio que es casi el 30% mayor que el de las acciones muy cortas, de menos de un minuto.
Del mismo modo, cuanto más alto sea el porcentaje de vigor en cada actividad, mejor resulta. No en vano los científicos probaron que las personas que resoplaron durante al menos el 15% de las acciones (aproximadamente 10 segundos por minuto) obtuvieron el mayor beneficio.
La conclusión es que cualquier tipo de actividad es buena para la salud, pero cuanto más esfuerzo pongas en esas tareas diarias y más tiempo mantengas esa energía, más beneficios se obtienen. "Este estudio sugiere que las personas podrían reducir potencialmente su riesgo de sufrir eventos cardíacos importantes al realizar actividades de la vida diaria de al menos intensidad moderada en las que, idealmente, se muevan continuamente durante al menos de 1 a 3 minutos", concluye el doctor Matthew Ahmadi, uno de sus autores principales.