Todo el mundo sabe que moverse tiene importantes beneficios para la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos deberían realizar actividades físicas aeróbicas moderadas entre 150 y 300 minutos a la semana. En ese sentido, caminar es una de las rutinas más recomendadas, pero últimamente hay una tendencia que destaca los beneficios para la salud adicionales que tiene hacerlo hacia atrás. Varios estudios los validan, pero no debemos olvidarnos de los riesgos que tiene esta aparentemente sencilla práctica, especialmente a partir de los 50 años.
Uno de los beneficios más evidentes de caminar hacia atrás es la mejora de la estabilidad y el equilibrio, según explicaba en The Conversation el profesor de Fisiología Jack McNamara. El hecho de que los pasos en esta modalidad sean más cortos y frecuentes también mejora la resistencia muscular de la parte inferior de las piernas y reduce la carga sobre las articulaciones, ayudando así a prevenir lesiones en la rodilla, por ejemplo.
Además, según afirma un artículo reciente de la BBC, la práctica del cangrejo sirve para aliviar el dolor de espalda o los efectos de la artritis. Janet Dufek, experta en biomecánica de la Universidad de Nevada, concluye en uno de sus últimos estudios que andar de espaldas durante solo 10 o 15 minutos al día durante cuatro semanas aumenta la flexibilidad de los isquiotibiales, fortalece los músculos de la espalda y reduce el dolor lumbar.
En cuanto a las ventajas para el cerebro de la locomoción retroactiva, también mejora la memoria, la capacidad de recordar detalles, los reflejos y la habilidad para resolver problemas. Hay que tener en cuenta que supone una mayor actividad en la corteza prefrontal, responsable de habilidades cognitivas como la toma rápida de decisiones rápida.
Eso sí, aunque hay muchos beneficios asociados con correr hacia atrás, también existen algunos riesgos que debes tener en cuenta. En primer lugar, no es recomendable hacer esta actividad sin seguir las indicaciones de un guía o un entrenador certificado para garantizar que estás aplicando la técnica correcta y de manera segura, y lo hagas en los tiempos o tramos correspondientes, sin excederte.
Lanzarse a andar hacia atrás a lo loco, sin ningún control, puede aumentar el riesgo de lesiones, especialmente en las articulaciones de las piernas, como las rodillas y los tobillos. Por eso, es importante hacerlo de forma cuidadosa y gradual. Lo ideal es ir incorporando pequeños tramos, a modo de ejercicios correctivos, y no simplemente correr distancias o tiempos prolongados de forma continua.
También es muy importante estar atento a tu entorno, y asegurarte de tener suficiente espacio para correr de forma segura y sin obstáculos. Por mucho cuidado que se tenga, la falta de visibilidad aumenta el riesgo de colisiones, especialmente al correr al aire libre. Por tanto, tanto en el medio urbano como en el natural, no se recomienda practicar la marcha atrás si no es acompañado por alguien. Lo bueno es que hacerlo en compañía también ayuda a disminuir el sentimiento de soledad.
En definitiva, caminar hacia atrás puede traer beneficios en algunos contextos, pero no es una práctica recomendada para todo el mundo, ya que puede aumentar el riesgo de lesiones y caídas, especialmente si se realiza sin la debida supervisión.