La llama de Rafa Nadal se apaga poco a poco. El que fuera mejor tenista de la historia de España y uno de los mejores del mundo apura los últimos raquetazos en el circuito profesional perseguido por las lesiones y con el deseo de disfrutar de un último baile en sus pistas más queridas.
Pero la leyenda de Nadal no acabará cuando cuelgue la raqueta definitivamente. Su legado continuará porque él mismo se ha propuesto que así sea. Lo hará en su academia, en Manacor, en casa. Allí seguirá moldeando a docenas de chicos y chicas que llegan a la Rafa Nadal Academy cada año con la ilusión de ser un día como su ídolo o, como mínimo, poder dedicarse a su pasión: el tenis.
Rafa sabe que miles de niños sueñan con ser como él así que hace ya una década que emprendió un proyecto diseñado a su imagen y semejanza para dotar a esos chavales de las herramientas que, al menos a él, le han servido para convertirse en uno de los más grandes de todos los tiempos. Para muchos, el más.
En la Rafa Nadal Academy se respira tenis porque así se lo propuso el propio jugador manacorí. Allí emplean una elaborada metodología diseñada por el equipo técnico que ha llevado a Rafa a lo más alto del circuito profesional. Bajo la batuta de su tío Toni, el nutrido grupo de entrenadores (cada uno tiene a su cargo como máximo a cuatro jugadores) tiene como objetivo maximizar las fortalezas de cada uno de los jóvenes tenistas que allí acuden y sacar lo mejor de cada uno de ellos, dentro y fuera de la pista.
La idea de Rafa, que ha ido ampliando el proyecto de la Academia hasta el punto de contar también con un colegio internacional, es transmitir todo lo que ha aprendido durante su formación como persona y como deportista. Para ello ha transformado su lugar de entrenamiento en un centro de alto rendimiento donde luchar por el sueño de llegar a ser tenistas profesionales.
La metodología de Rafa, enfocada para niños y niñas de 12 a 18 años en lo que se refiere a su programa anual, se basa en tres aspectos: el trabajo técnico, la formación del carácter y la formación en valores. Por eso, y con el fin de poder cimentar esta metodología integral, se han aunado todos los aspectos deportivos de la vida cotidiana del jugador mediante un sistema docente sustentado en cinco pilares: tenis, preparación física, psicología, nutrición y tecnología.
Marc Górriz, responsable de tenis de la Academia, es el encargado de que cada pieza de ese complejo engranaje encaje a la perfección. “Cada persona que está en la Academia tiene a alguien que se encarga de su tenis, de su preparación física, de su nutrición y de su psicología deportiva. Además, tienen todo lo que necesitan para su cuidado físico. Todas esas áreas están cubiertas y ellos tienen que cumplir en los entrenamientos y en lo académico”, nos explica.
Y es que sin buenas notas, no hay competición. A nadie se le exige aprobar para entrenar y tener todos los servicios de la Academia a su disposición, pero si se quiere viajar a torneos, es imprescindible un mínimo en el aula.
“Aparte de un comportamiento, también exigimos unas ciertas notas. Si tú no tienes una nota mínima, no puedes viajar a las competiciones. Puedes entrenar y siempre podrás hacerlo, pero necesitas un esfuerzo en la pista y en la clase para poder competir. Eso también forma parte de la educación en valores. Nos hemos dado cuenta de que exigir una dedicación o resultados también en el colegio hace que se esfuercen un poco más y que mejoren. Si de ello depende ir a jugar a una competición o no, automáticamente se motivan. Es un resultado que es bastante directo”, desgrana Marc.
Respecto a la educación en valores, básica para Rafa, Marc nos pone un ejemplo: “No es una cuestión teórica sino que se trabaja en cada entrenamiento, en cada reacción, en cada momento. Si algo no sale bien, no se puede golpear la raqueta. Hay que digerirlo y mejorarlo. Hay que ser humildes y seguir trabajando”.
Más allá de las aulas, los chicos que acuden a la Rafa Nadal Academy lo hacen por el tenis y por su sueño de convertirse en profesionales. En ese sentido, el sistema de entrenamiento tenístico está basado en la experiencia adquirida por Rafa Nadal y su equipo técnico.
Se incide especialmente en la mejora de la técnica a través de los golpes y de los apoyos; la concepción del juego a través de la táctica, la mentalidad competitiva y el saber aprender de las victorias y derrotas mediante la gestión emocional, la humildad, el respeto y la buena predisposición y lenguaje corporal. Y en último lugar el aumento de la intensidad a través de la movilidad y anticipación, de la concentración y del esfuerzo y la capacidad de superación.
Existe un mantra dentro de la Academia que subraya que el tenis del presente y del futuro se juega primero con los ojos, luego con la mente, posteriormente con las piernas y finalmente con las manos. Los sistemas de entrenamiento se sustentan bajo este paradigma.
A partir de ahí, los entrenadores deciden qué porcentaje de tiempo dedica cada alumno a cada uno de los aspectos (técnico, táctico, físico, mental) en las sesiones para convertirse en lo más competitivos posible y no sólo eso. Poco a poco se busca que los alumnos tengan las bases para hacer que lo imposible sea posible, lo posible fácil y lo fácil, elegante.
Cierto es que los entrenadores no sólo tienen en cuenta esos cuatro aspectos en sus pupilos, ya que también consideran esenciales la presencia, la limpieza, el orden, la puntualidad, la actitud y el lenguaje corporal.
Esta metodología técnica se sustenta en los valores que han cimentado la consecución de los éxitos de Rafa. Unos valores transmitidos por su equipo y que hoy reciben los alumnos de la Academia desde todas las áreas. Valores como el esfuerzo, disciplina, honestidad, superación, compañerismo, compromiso, humildad, respeto, entre otros, son la seña de identidad de Rafa Nadal y así se transmiten también.
Para tener una visión global de cada jugador, mediante un sistema de gamificación, los profesores, entrenadores, preparadores físicos y tutores académicos puntúan cada semana a los alumnos en función del desarrollo de sus valores y comportamiento en cuatro áreas: colegio, tenis, fitness y boarding. El propósito final es el de motivar a los jugadores e integrar estos valores en su comportamiento diario con objetivos semanales, trimestrales y anuales… Quién sabe si algún día podrán lucirlos en Roland Garros o Wimbledon.