Nadal o el día después: ¿y ahora qué?
El manacorense encara ahora el delicado proceso de reemplazar una rutina de hábitos, sacrificios y emociones por otra completamente distinta
El ya extenista podrá dedicar más tiempo a los numerosos frentes que tiene abiertos más allá de las pistas
La pensión de jubilación que disfrutará Nadal tras su retirada
No fue el final soñado pero fue un final. Rafa Nadal ya dijo que no creía en los cierres de película, y que tenía asumido que el suyo no iba a ser ideal. En el tenis rara vez lo son, pero es verdad que el adiós deportivo del manacorense en el marco de la Copa Davis tuvo algo de anticlimático. Que España perdiera a las primeras de cambio ante Países Bajos, aunque posible, no entraba dentro de los cálculos de los aficionados que se habían congregado en Málaga para rendir honores al que seguramente haya sido el mejor deportista español de la historia. Pero el tenis también puede ser implacable.
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Después de una carrera en la que acumuló 22 Grand Slam, 92 títulos ATP, cinco Copas Davis e infinidad de gestas heroicas, Nadal se ve obligado a retirarse, no porque esté cansado del tenis, sino porque "mi cuerpo ya no quiere jugar más". Y eso es lo que se vio en su último partido en la pista del Martín Carpena. Solo con la voluntad ya no es suficiente. Nadal se había resistido con todas sus fuerzas a aceptar esa realidad durante el último año y medio, buscando sin éxito una forma de volver a ser competitivo, pero la crudeza de su situación ha terminado imponiéndose.
Un proceso de adaptación delicado
¿Y ahora qué? "Lo que venga en el futuro será más fácil de llevar. Todos los cambios llevan un proceso de adaptación, y estoy tranquilo porque he recibido una educación que me permite afrontar lo que viene con tranquilidad, tengo una gran familia alrededor que me ayuda en todo lo que necesito diariamente", decía el mallorquín en su discurso de despedida. Efectivamente, el día después es uno de los momentos más críticos en la vida de un deportista de élite. Reemplazar una rutina llena de hábitos, sacrificios y emociones que lleva establecida durante años por otra totalmente distinta puede ser muy traumático.
"No es una jubilación al uso que pone fin a una vida trabajadora. Generalmente, un deportista de primer nivel no quiere retirarse, puesto que supone un apagón a nivel social, personal, económico y mental", nos explicaba aquí Luis Astrain Romano, psicólogo deportivo y coordinador de esta área en el Colegio Oficial de Psicólogos de Navarra. El deportista se enfrenta a un cambio vital tan grande que genera un volcán de emociones (incertidumbre, temor, nostalgia, vacío, aburrimiento…) que incluso puede derivar en estados depresivos.
Planificando el futuro
"Es fundamental tener preparado ese cambio con motivaciones personales y profesionales, estudios, formación y recursos fuertes que compensen esa ruptura con la rutina que ha ocupado absolutamente sus vidas durante los últimos años y que, además, era su fuente principal de ingresos", añadía Astrain Romano. Aunque cada persona es un mundo y debe pasar por su propio proceso de 'duelo', tiene razón Nadal en que para él la transición puede ser un proceso más sencillo que para otros. No solo porque en los últimos meses ha tenido tiempo para asimilar su situación y hacerse a la idea, sino porque se ha preocupado de ir planificando su futuro. Al fin y al cabo, lleva tiempo replicando su habilidad con la raqueta en el mundo de los negocios.
Inversiones y proyectos más allá de las pistas
Según Forbes, su patrimonio neto está valorado en 310 millones de euros, que ha ido diversificando en distintas inversiones y proyectos. En el plano deportivo, Nadal podrá centrarse más en sus escuelas de tenis, siendo las principales la Rafa Nadal Academy by Movistar y el Rafa Nadal Sports. Pero el modelo también se ha expandido a otra latitudes, como Kuwait, Cancún o Arabia Saudí, donde el compromiso del manacorense para convertirse en su embajador de este deporte le granjeó fuertes críticas por su blanqueamiento de un régimen que vulnera sistemáticamente los derechos humanos.
Probablemente Nadal seguirá vinculado al tenis de más formas. Hay quien, como David Ferrer, actual seleccionador nacional, le ve como el perfecto futuro candidato al banquillo del equipo nacional de Copa Davis. Tony Godsick, propietario y fundador de la Laver Cup, sueña con la posibilidad de juntarle con Roger Federer como capitanes de la competición que organiza. Otros desearían verle como futuro presidente del Real Madrid, aunque lo que sí es seguro es que en su tiempo libre seguirá jugando al golf para mejorar aún más su hándicap.
Pero el balear también ha incursionado en otros sectores, como el inmobiliario. Ya tiene 18 inmuebles valorados en 26 millones de euros y también planea construir una veintena de hoteles con su proyecto ZEL, que ha impulsado junto a la cadena Meliá. Las energías renovables también forman parte de su cartera de intereses. De hecho, tiene siete compañías centradas en esta tendencia de consumo.
Y también tiene en marcha proyectos más singulares, como su alianza con Alejandro Agag para convertirse en propietario del Team Rafa, un equipo en el UIM E1 World Championship, campeonato de embarcaciones eléctricas en el que también participan otras estrellas como Will Smith, Steve Aoki o Tom Brad. Sin olvidar que su familia promueve la Fundación Rafa Nadal, dedicada a reforzar la integración y el desarrollo personal y social de niños y jóvenes en España y la India. Y seguramente el ya exdeportista emprenderá otras actividades en su nueva etapa que le impedirán aburrirse fuera de las pistas.