Volver a casa después de una dura jornada y prepararse para no llegar tarde a nuestra clase de yoga puede convertirse en una situación que nos aporte más estrés que beneficio. El ritmo vertiginoso del día a día no ayuda a escapar de la pereza y con ello, nuestra rutina de actividades puede verse resentida. Es entonces cuando nos sentimos estresados y aparecen sentimientos de culpa por no cultivar nuestra constancia.
En los últimos tiempos hemos asistido a la caída del mito de los ’21 días’. Un mito no comprobado que afirmaba que cualquier actividad que se realizara durante un período de 21 días sin descanso quedaba convertida en hábito. Si bien esta afirmación no es cierta, sí que se ha comprobado que los primeros días son fundamentales para afianzar dicha actividad, además de que -y esto juega a nuestro favor- por un día o dos en que esa actividad quede paralizada no merma nuestro esfuerzo si después ‘volvemos al redil’. Todo parece indicar que la práctica de una ocupación extra que podamos realizar de manera cómoda y sencilla está preparada para asegurar nuestro éxito.
No sólo la falta de tiempo, sino también otros factores como el pudor, la necesitad de intimidad o incluso los tiempos de pandemia pueden hacer mermar la asistencia a un recinto externo para recibir cualquier formación.
Más allá de lo sucedido en el terreno laboral, la transformación digital -también acelerada por la pandemia- ha supuesto un enorme salto en nuestras rutinas. Las tabletas y portátiles ya ocupan un lugar destacado en nuestros hogares y junto con una simple conexión a Internet podemos disfrutar de mejoras y cambios hasta ahora impensables en nuestra rutina.
A estas alturas del año sobrevuelan por nuestra mente los propósitos para el nuevo año. Queremos alcanzar un nivel óptimo de bienestar, conectar con nuestro cuerpo y nuestra mente para, al fin y al cabo, llevar una vida más saludable y tranquila. En este sentido, una opción muy acertada sería la incorporación de la práctica del yoga hasta convertirlo en un hábito beneficioso.
Hoy en día, millones de personas practican el yoga en todo el mundo y es una de las actividades preferidas por los adultos para disminuir el estrés. Pero sus beneficios, palpables desde el primer día, no se reducen sólo a esto. El yoga mejora la capacidad respiratoria, la concentración y la coordinación, ayuda a reducir dolores de espalda, rodillas… al mismo tiempo que tonifica los músculos y aumenta nuestra flexibilidad.
Existen opciones muy interesantes para practicar yoga desde casa, incluso en algunas de ellas puedes interactuar con otros alumnos de manera online, y/o disponer de un tutor al que enviar consultas. Además, si ya lo practicas, puede ser una opción muy interesante para regalar en estas fiestas.
Comienza a desconectar dejando a un lado los dispositivos electrónicos que puedan interrumpirte, busca el momento idóneo y crea el ambiente propicio para ello. Busca ropa cómoda y utiliza una esterilla. Comienza a tu ritmo sin necesidad de compararte con nadie o bien contando a tu lado con la persona que más sintonizas. El autocuidado nunca ha sido más fácil.