Caza, dolor y aritmética: ¿cómo se educaban los guerreros espartanos?
Te contamos cómo era el proceso que llevaba a un niño espartano a convertirse en una máquina de matar
Se trataba de un entrenamiento que combinaba el aprendizaje intelectual con la vertiente puramente bélica.
Los guerreros espartanos eran abandonados durante un lapso de tiempo indeterminado en el campo o en el bosque
Con el permiso de los kaibiles guatemaltecos, podría llegar a decirse que no ha existido jamás ningún guerrero más mortífero y disciplinado que el soldado espartano. Fuerza militar de sangre caliente y encargados de mantener la seguridad de la ciudad de Esparta, en la antigua Grecia, los combatientes han sido objeto de mitos y realidades exageradas. Pero nadie duda de que, en la historia militar, ocupan un lugar decisivo por su gen sanguinario y la robustez de su cuerpo. Te contamos cómo era el proceso que llevaba a un niño espartano a convertirse en una máquina de matar, en un entrenamiento que combinaba el aprendizaje intelectual con la vertiente puramente bélica.
Primera fase: alfabetización
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Esa mezcla de erudición y fortaleza física se denominaba 'agogé'. Desde niños, los futuros combatientes recibían una instrucción basada en la alfabetización, en la que aprendían a leer, a escribir y algunos conocimientos básicos de aritmética. Se calcula que el comienzo de este formato educativo, en el que el estado espartano se hacía cargo de forma frontal y custodiaba completamente a los niños, tuvo lugar a partir del año VII a.C. Aquel primer aprendizaje era la antesala de un entrenamiento que, más que educación, era una escuela de vida.
Segunda fase: combate, robo y caza
Cuando llegaban a la edad de 14 años, después de una etapa primeriza sin mayor sobresalto, comenzaba una instrucción prácticamente militar donde las actividades físicas comenzaban a capitalizar la formación. Se les enseñaba a cazar, ya que se entendía que aquello era lo más parecido a una situación de guerra. También se les obligaba a ir descalzos. Combate cuerpo a cuerpo, utilización de distintas armas que hoy consideraríamos blancas, como las espadas. Comenzaba a forjarse un carácter basado en la importancia de la vertiente atlética, con un background cultural importante basado en la lectura.
Los castigos físicos eran continuos si las cosas no se hacían de la forma más correcta. En este terreno, había una exigencia como mínimo particular. Se les obligaba a robar comida y otros objetos, pero se les imponía un castigo físico si eran descubiertos. Esta aparente contradicción tiene una explicación; los maestros buscaban fomentar la picaresca. Si les habían descubierto robando, quizá no habían sido lo suficientemente pillos. Aquello era motivo de reprimenda, ya que estaba integrado totalmente en las rutinas de los jóvenes y era un valor necesario en el prototipo de guerrero espartano.
Krypteia, bautismo salvaje
El paroxismo de la dureza de los espartanos, sin embargo, residía en la llamada 'Krypteia', una prueba de resistencia y autosuficiencia que combinaba la audacia del guerrero con la fuerza más bruta. Al parecer, los guerreros espartanos eran abandonados durante un lapso de tiempo indeterminado en el campo o en el bosque, durante el invierno más duro y frío. Así mismo, solo se les proveía de una daga para que pudieran cazar y llevarse algo de alimento a la boca.
El aspecto más bárbaro de esta forma de entrenamiento era el papel que jugaban los ilotas o siervos de Esparta, que vivían bajo el yugo del estado espartano. Actuaban como 'adversarios' -o mejor dicho, presas- de los espartanos, que los mataban y saqueaban sus poblaciones para poder subsistir. Estos atropellos humanos tenían la finalidad de forjar un carácter completamente deshumanizado en los guerreros espartanos; después de haber quemado y asesinado a decenas de personas como moneda de cambio de su propia supervivencia, pocas cosas podrían impresionarles.