Hípica, vela y otros deportes premium al alcance de unos pocos
Los deportes comunes los conocemos muy bien, la mayoría de ellos los has practicado o lo ha hecho algún familiar o amigo, pero hay otros a los que es más complicado acceder
Fútbol, baloncesto, natación, running… parece que los deportes que practican nuestros nietos, hijos y hasta nosotros mismos siempre se repiten. También es cierto que son los más populares y a los que es más fácil acceder porque concentran más interés y multitudes. Pero hay algunos deportes que de primeras no llaman mucho la atención, es más, se los podría catalogar como exclusivos, pues están relacionados con las clases altas, aunque eso no quita que cualquiera los pueda practicar. Eso sí, por lo general son más caros por el equipamiento que se necesita, entre otras cosas.
El golf, un deporte con clase
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Siempre se ha hablado del golf como un deporte de ricos, pero lo cierto es que es bastante accesible para todo el mundo, aunque bien es cierto que los clubes más selectos son más clubes sociales que centros deportivos. El equipamiento completo para jugar al golf no es precisamente barato, pero se puede ir poco a poco y alquilar el material. Si el gusanillo crece luego, puedes ir comprando el material progresivamente hasta hacerte con tu kit personal de jugador de golf. Como ya te adelantábamos, es un deporte muy social, por que lo que puedes conocer a mucha gente con esa misma afición y llevarte más de un amigo mientras intentas completar los hoyos.
La vela, para surcar los mares
La exclusividad de la vela viene dada porque más bien tienen facilidad para practicarla quienes viven cerca del mar. También porque grandes personalidades son referentes en este deporte náutico, como el rey Felipe VI, que incluso llegó a competir en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. La vela es un deporte relajante en el que la práctica y los conocimientos sobre el mar son claves para una buena navegación. Aficionarse es fácil, lo que es más complicado es tener una embarcación propia, pues un buen barco no está al alcance de cualquier cartera.
La hípica, la elegancia de montar a caballo
La equitación es, sin duda, uno de los deportes visualmente más bellos pero del que se desconoce muchísimo debido a que no hay un gran conocimiento sobre él en la sociedad. Es cierto que lo tenemos como un deporte exclusivo más, en parte por las personalidades que lo practican públicamente, como la infanta Elena o Cayetano Martínez de Irujo. No cabe duda de que dedicarse a la equitación no es fácil, caballos que puedan competir hay pocos, y acceder a los mejores clubes no todos los bolsillos se lo pueden permitir, ya que es el caballo, pero también su mantenimiento completo.
Y ya que hablamos de la equitación, no podemos pasar por alto el polo, un deporte de equipos que se podría catalogar como el fútbol sobre caballos, pues intentan llevar una pelota hasta la portería del rival con la ayuda de un palo muy parecido al de golf. En España siempre ha estado relacionado con la aristocracia y no es precisamente un deporte que convoque a grandes masas, más bien a grupos selectos de aficionados que lo alejan de la popularidad que podría tener.
La Fórmula 1, velocidad en toda regla
Las carreras de coches siempre han sido un gran reclamo entre los amantes del motor, aunque hay quienes no lo consideran deporte, lo cierto es que son prácticas muy sacrificadas, en especial la Fórmula 1, la variante más top de los deportes automovilísticos. Llegar a conducir un coche de esos y ser el próximo Fernando Alonso no es fácil, es un deporte que hay que tener claro desde muy pequeño si se quiere llegar a competir, además de tener un buen colchón económico y un apellido relacionado con el mundo del motor o entrar en una escuela de pilotos y tener la suerte de ser uno de los mejores.
Luego hay otros deportes como el tenis, el pádel o el esquí que no son tan selectos pero que sí se asocian, en ocasiones, a personas más adineradas, aunque realmente cualquier persona pueda acceder a ellos. Lo que sí queda claro es que hay algunos deportes premium que no están hechos para todos los bolsillos y su desconocimiento popular también hace que no sean tan conocidos ni tan practicados, reduciendo su círculo a un grupo concreto de personas.