Pisada, amortiguación y otras claves para elegir zapatillas de runner a partir de los 50
Salir a correr tiene su complejidad, y una buena elección del calzado es importantísima para correr de forma adecuada
Hay que tener una serie de factores en cuenta, como la amortiguación o la pisada para saber elegir la zapatilla correcta
A veces creemos que hacer deporte es fácil. Nos ponemos la ropa, nos calzamos las zapatillas y a correr. Pero antes que nada hay que elegir bien el material, en especial el calzado. Muchas veces simplemente usamos esas zapatillas que tenemos por casa o simplemente acudes a la tienda a comprarte unas y te llevas las que más te entran por los ojos sin tener en cuenta para qué están destinadas, por lo que una pregunta al dependiente nunca viene mal para no llevarte unas que realmente no te van a hacer ningún favor en tus entrenamientos.
Para hacerte con la zapatilla perfecta debes tener en cuenta algunos factores, pero el principal para hacer la primera criba es dónde vas a entrenar, pues no es lo mismo salir a correr al parque o por una avenida que hacerlo en montaña. Para ambos tipos de carrera hay unas zapatillas específicas, las normales para entrenamientos en asfalto o suelo normal, y las de trail, de montaña. Estas suelen ser más robustas y están preparadas para un mayor desgaste porque van a ser utilizadas en terrenos complicados llenos de desniveles. Ahora que tienes claro dónde vas a correr, solo te queda elegir la mejor zapatilla dependiendo de algunos factores.
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La amortiguación, clave para la elección
El running es un deporte con gran impacto en el cuerpo y que mal realizado puede llevar a provocar lesiones, más aún a partir de cierta edad cuando los huesos y las articulaciones comienzan a deteriorarse. Por eso mismo es tan importante practicarlo con el calzado adecuado y siempre adaptado a las posibilidades de cada persona. Para ello, la amortiguación de la zapatilla es fundamental. Con cada pisada, tu peso se multiplica por el impacto del pie en el suelo, por lo que dependiendo del peso de cada uno, se tendrá que elegir una zapatilla con un nivel de amortiguación u otro.
La amortiguación está en la suela, por lo que se debe buscar un calzado que, además de protegerte del impacto con el suelo, también te aporte estabilidad en la carrera en función de su altura. Cuanto más peso, más amortiguación se va a necesitar en la zapatilla, al igual que cuanto menos, esta puede ser más ligera porque el impacto es mucho menor.
Cuidado con la pisada
La pisada es clave para la elección de la zapatilla porque nos muestra cómo corremos. En su mayoría, los runners son pronadores, es decir, la parte exterior del talón es la primera en tocar el suelo para luego girar hacia el interior y concentrar ahí la mayor parte del peso corporal. En principio no hay que preocuparse por ello si es una pronación normal, el problema es cuando es muy exagerada o perteneces a ese pequeño porcentaje que es supinador, el peso va al exterior. En estos casos ya no necesitas una zapatilla neutra, sino una especifica para tu pisada y evitar posibles daños.
Otra duda que debes plantear antes de comprarte la zapatilla es la altura de tu arco del pie, que también marca tu pisada. Dependiendo de si es plano o bajo, o por el contrario es más alto, te será más útil un tipo de calzado u otro. En especial los arcos más pronunciados tendrán que buscar una zapatilla con un puente marcado para tener un punto de apoyo que se adapte a la forma del pie.
Otros datos para tener en cuenta
La sinceridad tiene que ir siempre por delante, y si una persona corre pocos kilómetros, como mucho va a necesitar dos pares de zapatillas para alternarlas. ¿Por qué? Simplemente porque si sales dos días seguidos, al utilizar la misma zapatilla puede que la suela no haya terminado de recuperarse por completo y la amortiguación cada vez sea más baja. Al igual que si en lugar de carreras rápidas, haces un trote más lento, la estabilidad y amortiguación de la zapatilla de debe ser mucho mayor.
Ten en cuenta si tienes o has tenido lesiones en el pie, la espalda o en cualquier otra zona o si utilizas plantillas. Estos problemas podrían agravarse por una mala elección, así que plantéalas para llevarte el modelo que mejor te vaya según tus circunstancias o molestias.
Y por supuesto, fuera de tanto tecnicismo que quizá desconocías, la comodidad es más que importante. Claro que una zapatilla tiene que estar adaptada a tu cuerpo y a tu pisada, pero ante todo debe ser cómoda. Sino, ¿de qué te sirve gastarte el dinero en una que por muy buena que sea te hace daño o provoca molestias? Al final es buscar el equilibrio de todo para que cualquier runner, tenga la edad que tenga, el peso que sea, o una pisada más o menos complicada, pueda salir a correr sin hacerse daño y de forma totalmente segura.