Caminar 10.000 pasos al día te ayuda a perder peso y mantenerte en forma. Seguro que todos hemos oído frases como esta. En los últimos años, los 10.000 pasos se han convertido en el objetivo recomendado por multitud de aficionados al fitness para llevar una vida activa y en una meta a la que muchos aspiran. Solo hay que ver la popularidad de las aplicaciones deportivas o el auge de las pulseras de actividad física: la gente quiere cumplir el reto.
Está claro que andar tiene muchos beneficios para nuestra salud. Nadie lo niega. Además de ser un ejercicio sencillo, fácil de hacer y recomendable para todas las edades, salir a pasear diariamente fortalece el corazón, mejora la memoria, nos ayuda a dormir y previene la osteoporosis, entre otros, así que es absolutamente recomendable que cada día saquemos un poco de tiempo para caminar.
Sin embargo, para poder sacarle partido a nuestras caminatas, no es estrictamente necesario que demos los 10.000 pasos diarios, ni mucho menos. Por muy ventajoso que pueda resultar, la realidad es que esta meta no responde a criterios científicos, sino, más bien, a una estrategia de marketing lanzada hace más de medio siglo.
De hecho, la OMS ni siquiera nos pide que caminemos tanto. Si miramos sus recomendaciones sobre la actividad física para la salud, vemos que para “mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares, la salud ósea y reducir el riesgo de ENT y depresión” nos aconsejan que dediquemos un mínimo de “150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana”. Es decir: hay que hacer ejercicio, sí, pero no es obligatorio que aspiremos a dar 10.000 pasos cada día.
Como decíamos, la idea de que debemos dar 10.000 pasos cada día para llevar un estilo de vida sano y saludable nace de una campaña publicitaria lanzada hace más de 50 años. O, al menos, eso es lo que creen los expertos.
En la década de 1960, Yoshiro Hatano, un investigador japonés de la Universidad de Salud y Bienestar de Kyushu, realizó un estudio en el que descubrió que, de media, los ciudadanos caminaban entre 4.000 y 5.000 pasos al día. Preocupado por el aumento del sedentarismo en su país, Hatano pensó que, si convencía a la población para que empezaran a dar 5.000 pasos más, es decir, 10.000 en total, podría ayudarles a perder muchas más calorías y, en consecuencia, a mantenerse sanos y delgados.
En base a este descubrimiento, y en medio de los preparativos para los preparativos para los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, la compañía Yamasa lanzó al mercado un podómetro llamado Manpo-kei (“medidor de 10.000 pasos" en su traducción literal al español) que contaba los pasos que se daban al día hasta un límite de 10.000.
El invento tuvo un gran impacto entre la sociedad japonesa, a pesar de que por aquel entonces se consideraba un artículo casi de lujo. Poco después de que empezase a comercializarse, surgieron múltiples grupos de senderismo que organizaban caminatas cuya meta eran los 10.000 pasos del podómetro y así, poco a poco, se fue instaurando la idea de que esta cifra era la deseable.
A pesar de que no hay absolutamente nada malo en caminar 10.000 pasos diarios, o más incluso, hay varios estudios que demuestran que el mínimo recomendable para mantener un estilo de vida sano y equilibrado es bastante más bajo.
Es el caso de una investigación de 2018 elaborada por expertos del Brigham and Women’s Hospital de Boston (Estados Unidos) y publicada en la Jama Internal Medicine, en la que se analizaron los hábitos de más de 16.000 mujeres de una edad media de 72 años para descubrir cómo afectaba su actividad física a su mortalidad.
En ella, se descubrió que aquellas que daban 4.000 pasos al día tenían menos riesgos de morir que aquellas que solo caminaban 2.700, y que el riesgo disminuía conforme más andaban hasta llegar a un límite de 7.500 pasos diarios, cantidad a partir de la cual se nivelaron las tasas. O lo que es lo mismo: cuanto más caminemos, menos riesgo tendremos, pero una vez sobrepasados los 7.500 pasos no hay diferencias.
De igual manera, un estudio de la Universidad de Sheffield Hallam (Reino Unido) descubrió que la intensidad con la que practiquemos el ejercicio tiene mayor valor que el número de pasos que demos. Lo hizo en base al análisis de dos grupos, uno encargado de caminar 10.000 pasos diarios y otro de realizar tres paseos de diez minutos a una intensidad moderada (es decir, en torno a 3.000 pasos), que evidenció que aquellos que realizan un ejercicio físico de intensidad moderada obtienen mejores beneficios que quienes dar los 10.000 pasos al día, a pesar de que la distancia recorrida sea menor.
Por ello, si estás pensando en perder peso de cara al verano y te has propuesto dar 10.000 pasos todos los días, no te preocupes si no alcanzas el objetivo. Hacer ejercicio es imprescindible para llevar un estilo de vida saludable, pero no hace falta castigarnos si no llegamos a la meta. Siempre y cuando practiques deporte de forma regular y lo combines con una alimentación sana y equilibrada, verás los resultados.