Joaquín, el eterno capitán del Betis: cuando el carisma y el sentido del humor valen tanto como meter goles
Su sentido del humor, naturalidad y desparpajo han trascendido más allá de lo deportivo
Es el futbolista con más partidos en la historia del Betis, y también ha jugado con el Valencia, Málaga y Fiorentina
Saber cuidarse, la falta de lesiones graves y la estabilidad familiar, claves en su dilatada trayectoria
Joaquín Sánchez Rodríguez es a sus 40 años el jugador más carismático de la Liga española. No solo es referencia y ejemplo a seguir en el Betis por su todavía excelente rendimiento sobre el césped y su capacidad de liderazgo, sino que su trascendencia supera lo meramente futbolístico. Su contagioso sentido del humor, su naturalidad y sus vídeos en las redes sociales son garantía de atención mediática y de grandes audiencias en todo tipo de programas televisivos. Joaquín es todo un 'showman' que, para bien y para mal, está ya más allá de sus incuestionables méritos deportivos.
Diecisiete años después de que Joaquín besara aquella Copa del Rey que el Betis le ganó a Osasuna en el estadio Vicente Calderón, la segunda de la historia del club verdiblanco, el 'pisha' se dispone a cerrar el círculo de su leyenda futbolística. Se da la casualidad de que también levantó la Copa con el Valencia en la temporada 2007-08, precisamente el club al que se mide este sábado en la final en el Estadio de La Cartuja. De una forma u otra, supone una rúbrica con letras de oro para una dilatada trayectoria de dos décadas en Primera División en la que probablemente sea su última temporada como futbolista.
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El menor de ocho hermanos en una familia humilde
Joaquín nació en el Puerto de Santa María, Cádiz, en 1981, el menor de ocho hermanos en una familia trabajadora y humilde acostumbrada a lidiar con la precariedad. Todos ellos vivían como podían en un modesto piso de tres dormitorios. "La figura de mi padre ha estado muy presente, ha sido un referente y un ejemplo. Mi padre siempre ha sido muy fiel en que seamos buena persona", ha reconocido el jugador.
Desde muy pequeño aprendió a valerse por sí mismo y a ganarse las cosas, echando una mano en el Chino, el bar que compartía su padre con su tío. A Joaki, como le llamaban en la familia, las horas que estuvo tras la barra le sirvieron para empezar a adquirir el desparpajo ante el público y la habilidad para contar chistes que le harían célebre.
Fue precisamente su tío, que ejerció como un segundo padre para él, quien le animó a dedicarse al fútbol y quien se encargó de pagarle el autobús todos los días desde El Puerto a Sevilla para que pudiera entrenar con la cantera bética. Falleció con 65 años y no llegó a ver el debut de su sobrino en Primera División el 28 de agosto de 2001, un partido en La Rosaleda en el que el Betis perdió por 3-2 ante el Málaga.
Con el tiempo se convertiría en el jugador con más partidos disputados en la historia del club y batiría varios récords, aunque también pasaría por las filas del Valencia, el Málaga y la Fiorentina italiana antes de volver a casa en 2015. Además, defendió la 'roja' en 51 ocasiones, disputando una Eurocopa y dos Mundiales, entre ellos el de Corea y Japón, tristemente recordado por su fallo en la tanda de penaltis en los cuartos de final ante los coreanos. En total, más de 900 partidos en el fútbol profesional.
Susana Saborido, el amor de su vida
En lo prolongada que ha sido trayectoria profesional ha tenido mucho que ver el saber cuidarse físicamente, vigilar su alimentación, no haber sufrido ninguna lesión importante en su carrera y su estabilidad familiar. Se casó con Susana Saborido en 2005 tras tres años de noviazgo en una boda multitudinaria ante la Virgen de los Milagros a la que asistieron unos 520 invitados. Susana ha sido el gran amor de su vida con permiso de sus dos hijas, Daniela y Salma, de 12 y 15 años.
"El poder ver crecer a tus hijos es una alegría inmensa. Verlos nacer y crecer es maravilloso. Lo que más feliz me hace es cuando llego a casa y el abrazo que te dan, ese amor sincero y puro no se puede comparar con nada", reconoce el futbolista, para quien el mayor reto de su vida es llegar a ser el mejor padre para sus hijas. Otras pasiones son la música, la ropa, el jamón serrano y los toros. De hecho, es habitual verle todos los años en la Feria de Abril en el callejón de la Maestranza.
Y por supuesto siempre el Betis, el club de sus amores y al que aspira a presidir algún día. No en vano es uno de sus principales accionistas: en 2017 invirtió un millón cien mil euros, y es propietario del 2% de su capital social. "Hay que vivirlo para saber lo que significa la afición del Real Betis Balompié", aseguraba en el documental 'Volveremos otra vez' grabado durante la pandemia. Joaquín jamás le dice no a un autógrafo y es capaz de pasarse una hora firmando a los chavales que le esperan tras el entrenamiento con una sonrisa en la cara. Es natural que el beticismo, y todo el el fútbol español, le adoren con todas sus fuerzas.