Los halcones del Wanda Metropolitano son santo y seña del Atlético de Madrid. Tanto como sus camisetas rojiblancas, su escudo indestructible, la famosa delantera de seda o los arrestos para creer y ganar de Cholo Simeone. Jorge Castaño Romero es, desde hace 20 años, su cuidador, entrenador y representante de un oficio milenario, el de cetrero. Uppers ha tenido el privilegio de acercarse a conocer su trabajo en el equipo rojiblanco.
Nuestra primera curiosidad es saber cómo nace esta pasión por un oficio milenario, pero desconocido, más en esos años 70 en los que transcurre su infancia. La respuesta le traslada inmediatamente a Félix Rodríguez de la Fuente y su mítico programa 'El hombre y la tierra". "Con seis años veía con entusiasmo sus documentales en casa de mi abuela, muy cerquita del barrio madrileño de El Pilar. Él era un visionario y aprendí su modo de amar la naturaleza y los animales. Sobre todo, hubo una imagen que me dejó hechizado: el presentador con un halcón el puño. Me fascinó esa conexión entre hombre y animal. Entonces supe que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida. Fue una revelación vital".
Para hacernos una idea, la cetrería llevaba varios siglos casi olvidada en España. La bibliografía era escasa, no existía internet y tampoco muchos referentes vivos. "Con 14 años supe de un cetrero que vivía en Salamanca y viajé hasta allí para hablar con él. En casa entendían que era un hobby, una pasión febril, pero pasajera, hasta que a los 18 años me trasladé a Alemania para trabajar en el criadero de halcones más grande del mundo. Fueron años de aprendizaje que fomentaron mi fascinación por estas aves. Hubo más países, más contactos, más descubrimientos", explica.
De vuelta a España, en 1999, fundó su empresa Falcons Control. En una cacería, alguien comentó que el estadio Vicente Calderón tenía un serio problema con las palomas y Jorge se percató de que hacía falta una intervención urgente. De inmediato, se puso en contacto con la institución y fue recibido por Miguel Ángel Gil Marín que, además de máximo accionista del Atlético de Madrid, es veterinario. "Tiene una gran sensibilidad con los animales y enseguida comprobó la labor tan importante de estas aves en el cuidado del césped y las estructuras del estadio. Confió plenamente en mí y me hizo sentir en una gran familia. Mi proyecto me permitía cumplir un sueño con doble satisfacción: ejercer la cetrería y hacerlo en el club de mis amores".
Lleva ya dos décadas como halconero del club y en 2016 fue nombrado Halconero Real en ejercicio por el Real Gremio de Halconeros. Tiene dos hijos. La mayor es bailarina de flamenco y el menor ha empezado su carrera en el fútbol. "Ambos tienen asumido que forman parte de una gran familia en la que los miembros con plumas también ocupan un puesto privilegiado, en cuanto a dedicación y afectos".
Su trabajo enlaza con un detalle en la vida de Cholo Simeone. De niño, al técnico argentino le regalaron un fuerte con soldados y con indios de juguete. Con ellos armó su primer estadio de fútbol. Jorge hace algo similar con sus halcones. Tiene un equipo de 14 aves, cinco de las cuales se destinan exclusivamente al Atlético y están siempre preparadas para sobrevolar en cualquier punto. Han sido entrenadas para ocuparse a diario de que el campo esté libre de la amenaza de otros pájaros, especialmente palomas. "Con infraestructuras como las que componen un estadio es fácil que los pájaros aniden en cualquier vericueto con el riesgo que entraña de estropear las instalaciones y echar a perder la hierba. El césped es delicado y exige un control exhaustivo. Si dejasen a las aves campar por el campo, se echaría a perder un trabajo muy minucioso en el que el equipo de jardineros es otra pieza esencial".
"La labor de los halcones-advierte Jorge- no es matar, sino disuadir e imponerse para ahuyentar a esos otros pájaros que se alimentan de las semillas de la resiembra. Los halcones forman un anillo de seguridad dentro y fuera del estadio. El resto de las especies debe saber que en el espacio que ellos ocupan no puede haber nadie más". Con su patas gruesas y musculosas y la fortaleza de sus garras, que les permiten transportar una presa incluso de mayor peso, su presencia es desafiante. En reposo, escudriñan cielo y tierra con difíciles giros de cabeza. Una vez que emprenden el vuelo, en apenas dos minutos superan los 300 metros. El aleteo es suave y magnético. "Su vuelo hace revivir la tierra quieta conjurando bandadas enteras de aves", narra en su libro 'El peregrino’ el escritor inglés John Alec Baker.
El halcón tiene uno de los vuelos más espectaculares del planeta, por su poder de velocidad, destreza aérea y fuerza. Puede superar los 300 kilómetros por hora. Su paseo por los aires del Wanda Metropolitano es un auténtico espectáculo, pero lo más asombroso es su nexo emocional con Jorge. Incluso por encima de los 400 metros de altura, el halcón le sigue y atiende a sus señales. Le basta un gesto, un sutil movimiento de brazo. Parece haber conseguido potenciar su talento natural. ¿Es posible? ¿Cómo es el entrenamiento de un halcón? "Igual que los jugadores del Atlético, cada halcón tiene su carácter", avanza.
Jorge aplica con ellos las enseñanzas básicas de dos grandes maestros de la psicología, Konrad Lorenz y su teoría del apego e Ivan Pavlov y su aprendizaje basado en el refuerzo positivo. El primero, gran amante de los animales, empezó a observar, igual que Jorge, sus conductas desde niño. Descubrió el vínculo que creaba la cría del ganso poco después de romper el cascarón, siguiendo a todas partes a la madre o a cualquier otra criatura que se ocupe de él, y vio en esta forma de apego un patrón de aprendizaje y entrenamiento muy eficaz. Jorge usa también el refuerzo positivo y condicionado de Pavlov que consiste en asociar una conducta con sus consecuencias. Si es positiva, conlleva la obtención de un premio. "Son lecciones muy valiosas, la gente no sabe el alcance de la inteligencia de un halcón a pesar del tamaño tan pequeño de su cerebro".
El primer reto es conseguir que vea en ti un compañero. Después, cada ejemplar adquiere su propia personalidad y desarrolla sus destrezas. Unos vuelan más alto, otros más rápido, otras son más intuitivas. Cada éxito, cada tarde de partido con un césped limpio, es el resultado de una labor de coordinación extraordinaria, tan meritoria como la de Cholo. Y si de algo se vanagloria Jorge es de la afición colchonera de sus propias aves. Y para muestra, sus nombres: Fernando Torres, Kun Agüero, Forlán… Su mudanza del estadio Vicente Calderón al Wanda Metropolitano transcurrió sin incidentes, si bien reconoce que, hasta que se habituaron al nuevo espacio, los halcones estuvieron más apegados a él.
No corren tras el balón, pero viven como auténticos futbolistas de elite. "Disponen de un jardín con césped y aclimatado, la comida siempre está a punto y disfrutan de una higiene propia de sibaritas con baños especiales para cuidar su plumaje. Cada día se les pesa y se garantiza que tienen el punto preciso de hambre para que emprendan el vuelo motivados, sabiendo que como recompensa a su labor tendrán algún suculento manjar: una paloma, una codorniz. Y como cabría esperar, la tecnología forma parte de su día a día. Una de las incorporaciones mejor aprovechadas es el GPS que permite la ubicación de cada ave en todo momento.
Era solo cuestión de tiempo que la vida de Jorge despertase el interés de algún cineasta para ser llevada a la gran pantalla. Y así ha sido. El director David Calvo acaba de grabar el documental 'Los sueños del aire', basado en nuestro protagonista y su vida con los halcones colchoneros. Participan figuras ligadas al fútbol como Fernando Torres, Quique Sánchez Flores, Miguel Ángel Gil Marín o Enrique Cerezo, y también otros personajes a quienes ha cautivado el modo de darse a este oficio, como Antonio Carmona o Marta Robles. La periodista describe la relación que Jorge entabla con el animal como "magia personal". Todos coinciden en que Jorge es una pieza importantísima y necesaria en el Atlético de Madrid.