¿Quién no ha tenido agujetas alguna vez? O muchas, porque ese dichoso dolor aparece normalmente cada vez que retomamos la actividad física, que hacemos algo nuevo o cuando nos pasamos un poco más de la cuenta. Ese dolor tan molesto que aparece en los músculos sometidos a esfuerzos horas después de terminar la actividad deportiva, no son otra cosa que un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo.
Esto se debe a que cuando haces ejercicio estás causando desgarros micro musculares, que tu cuerpo reparará para construir y fortalecer tus músculos. Por lo tanto, cuanto más entrenes, más dolores sufrirás y, en última instancia, más desarrollo muscular. Sin embargo, a veces puedes hacer ejercicio sin tener dolor. Las agujetas son más frecuentes cuando te esfuerzas más de lo que estás acostumbrado o cuando trabajas tus músculos de una manera diferente a la que están acostumbrado. Si te apegas a lo que estás acostumbrado, no sufrirás demasiadas agujetas. Sin embargo, no verás tanta progresión en tu estado físico.
El dolor muscular suele durar entre los 5 y 7 días con un pico que se muestra a los 1-3 días tras el ejercicio, por eso sentimos más las agujetas a partir del segundo día de hacer ejercicio.
Sentir dolor inmediatamente después del entrenamiento podría ser un signo de lesión en lugar de agujetas. Si comienzas a sentir dolor justo después del ejercicio es probable que esté sobreentrenando. Una buena manera de notar la diferencia entre las agujetas y el dolor provocado por una lesión es el tipo de dolor. Con las agujetas los músculos están tensos y doloridos, mientras que con una lesión el dolor es agudo y punzante.
Es prácticamente inevitable que en los inicios de temporada se tengan agujetas. Tras un periodo de deshabituación importante como pueden ser las vacaciones, y tanto en deportistas profesionales como en aficionados con buen nivel, al empezar la temporada los músculos suelen tener molestias.
Hacer ejercicio con agujetas es bueno para la recuperación muscular, aunque sea lo último que te apetezca. Pero no se trata de volver a hacer un ejercicio tan intenso como el que provocó las agujetas, sino uno que favorezca esa recuperación.
Los ejercicios cardiovasculares de bajo impacto son una forma fantástica de hacer que el cuerpo vuelva al ejercicio suavemente. La natación, el yoga suave, el taichi o el body balance son una excelente manera de mover y relajar los músculos sin causar demasiada tensión. Caminar y pedalear en bicicleta estática o en elíptica pueden ser también una opción buena si lo haces suavemente, sin causar estrés en tu cuerpo.
Pero si lo que quieres es seguir entrenando con pesas, simplemente céntrate en esas áreas en las que no tienes agujetas y moviliza los músculos doloridos con suavidad. No olvides que si insistes en entrenar los músculos con agujetas solo empeorarás las cosas, hasta el punto de provocar una lesión muscular importante. Y, muy importante: haz un buen calentamiento antes de hacer ejercicio con agujetas. El calentamiento siempre es importante; con agujetas, lo es todavía más.
En realidad evitar las agujetas es algo prácticamente imposible, pero sí puedes seguir estos consejos para prevenir las molestas punzadas y aliviarlas cuando se presenten sin avisar: