Junto a la diabetes, la hipertensión es una de las enfermedades sistémicas asociadas a la edad. Puede anteceder a enfermedades cardiacas graves, así que mantenerla a raya es prioritario. A partir de los 50, muchas personas se toman la "pastilla para la tensión", básicamente diuréticos. Entre ellos, la furosemida es uno de los más populares.
Las farmacias reciben cada día a unos 30.000 pacientes en busca de su caja de furosemida. Este diurético, indicado tanto para la hipertensión como para la insuficiencia cardíaca, es uno de los 20 medicamentos genéricos más consumidos en España junto al paracetamol, al ibuprofeno y al omeprazol.
La caja más pequeña de furosemida contiene 30 unidades a un precio de 2,25 euros, de los que el enfermo paga un 10% por el sistema de copago que el Ministerio de Sanidad ha fijado para los tratamientos crónicos. Es decir, el paciente paga 0,225 euros (22 céntimos) y el Ministerio, 2,025. En un mes, el gasto para Sanidad es de 60.750 euros, mientras que cantidad desembolsada por todos los usuarios es de 6.075.
El mercado de los genéricos ha sido tradicionalmente estable. Pero las cosas han cambiado desde hace unos días cuando la empresa UXA Farma propuso a Sanidad un descuento del 53% del precio de la caja de 30 pastillas, que desde ahora cuesta 1,06 euros. Para los pacientes, la rebaja puede parecer irrelevante (de 22 céntimos a 11); sin embargo, el descomunal volumen de ventas del medicamento, estimado en unos 12 millones de cajas anuales, hará que la sanidad pública pueda ahorrar en solo un año 15 millones de euros.
Los portavoces de la farmacéutica niegan que su propuesta tenga que ver que un exceso de stock. Su objetivo, explican, es ganar cuota de mercado en un escenario competitivo. Lo cierto es que la medida parece algo extraordinario cuando en realidad forma parte del sistema de precios de referencia para los genéricos planteado por el propio Ministerio.
Con el envejecimiento de la población, la prevalencia de enfermedades crónicas, sobre todo las asociadas al envejecimiento, es cada vez más alta. Esto implica que la factura anual de medicamentos financiados por la Sanidad pública es también cada vez más alta.
Por esta razón, el objetivo es convertir cada principio activo en un pequeño mercado sometido a los principios de la oferta y la demanda, en el que los fabricantes tienen que competir para aumentar sus ventas bajando los precios. Esto solo puede hacerse con los genéricos: los fármacos que ya han dejado de estar protegidos por una patente y cuyo consumo es elevado. En España la duración de una patente médica es de 20 años. Durante ese periodo, la farmacéutica comercializa ese medicamento en exclusividad. Cuando vence la patente, el resto de laboratorios puede empezar a vender su producto y comienza la comercialización libre, ya sea como medicamento genérico o bajo una marca.
Una de las estrategias más habituales para ganar cuota de mercado en cualquier sector es bajar los precios. Y en la industria farmacéutica también es así. Todos los días 5 de cada mes, el Ministerio de Sanidad publica las ofertas de precios propuestas para distintos genéricos. El resto de competidores disponen de tres días para decir si se suman o no a la rebaja. Si no lo hacen, quedarán fuera de la financiación pública y perderán gran parte de cuota.
Con todo, no se quedan fuera del sistema de manera inmediata. En una primera fase, al mes siguiente, las farmacias están obligadas a vender el medicamento con el precio más barato en todas la recetas prescritas por principio activo. Sanidad seguirá financiando durante mes y medio las recetas en las que el médico prescriba la marca comercial del medicamento. Sin embargo, tras ese plazo, el nuevo precio quedará fijado como de referencia y solo las compañías que lo hayan aceptado podrán seguir vendiendo ese producto a la sanidad pública.
Desde el punto de vista del paciente, la pregunta es cómo este sistema de fijación de precios a la baja no había ocurrido antes de manera tan significativa. Los expertos aseguran que hasta este momento las empresas apenas habían pujado a la baja y los precios no habían sufrido cambios durante años.
Respecto a la furosemida, ninguna de las farmacéuticas que venden el medicamento a las farmacias a 2,25 euros se ha sumado al precio de UXA Farma. Pero si el mercado evoluciona como siempre, con la preferencia de los consumidores hacia los precios más bajos, lo lógico es que tengan que rebajar los precios. No sería nada traumático porque las empresas tienen la posibilidad de modificar sus precios a principios de mes. Como en casi todo, el tiempo irá poniendo los precios en su lugar.