El paracetamol es uno de los fármacos más vendidos en nuestro país. Este medicamento, que la gran mayoría de personas tiene en el botiquín de casa, pertenece al grupo de los analgésicos y antipiréticos y se utiliza, principalmente, para tratar procesos gripales que causan fiebre y combatir dolores débiles y moderados, como pueden ser las molestias musculares, los dolores de cabeza o los que, en los casos menos severos, puede provocar la regla.
Actualmente, se calcula que en nuestro país se venden más de 15 millones de unidades de paracetamol al año, una cifra que no sorprende si tenemos en cuenta que buena parte de la población siempre lleva uno encima, en el bolso o la cartera, y que no duda en guardarlo en la maleta cuando se va de vacaciones “por si acaso”.
Sin embargo, y a pesar de lo extendido que está su uso, el consumo excesivo de este medicamento puede ser peligroso para nuestra salud, ya que, según diversas investigaciones, podría aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cardiovasculares o incluso un ataque al corazón.
Según un reciente estudio publicado en la revista científica Circulation, el consumo excesivo de este medicamento podría aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad o accidente cardíaco o cerebrovascular en las personas que tienen un nivel de hipertensión alto, por lo que es recomendable que los pacientes que tengan recetado este medicamento opten, a largo plazo, por la dosis efectiva más baja.
Este trabajo, el primer gran ensayo clínico aleatorio que se centra en esta cuestión, ha sido elaborado por investigadores de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, y sirve para complementar otros estudios observacionales publicados anteriormente que ya apuntaban a los posibles riesgos que el consumo de paracetamol podría provocar en el corazón.
Por ejemplo, en 2015 un estudio elaborado por la Leeds Institute of Rheumatic and Musculoskeletal Medicine apuntó a que las personas que suelen tomar este medicamento con frecuencia tienen un 63% más de probabilidades de padecer un ictus, infarto o incluso una muerte temprana que aquellas que tenían un consumo mucho más limitado.
Este estudio se basó en el análisis de los datos de 660.000 personas que habían tomado paracetamol de manera diaria durante catorce años para combatir dolores de espalda y de artritis, y además de apuntar a un mayor riesgo de padecer un ictus o infarto, también reveló que estos pacientes tenían un 68% más de probabilidades de padecer un infarto, así como un 50% más de probabilidades de sufrir una úlcera en el estómago o sangrado estomacal.
El nuevo trabajo de la Universidad de Edimburgo, por su parte, se ha centrado en el análisis de 110 pacientes con antecedentes de hipertensión arterial, a los que se les recetó un gramo de paracetamol cuatro veces al día o un placebo en la misma porción durante dos semanas.
Mediante este método, los investigadores descubrieron que la presión arterial de aquellos pacientes a los que se les suministró paracetamol experimentó un aumento significativo en comparación con aquellos a los que se les dio placebo.
Este incremento, que resultó semejante al que se ha detectado en los antiinflamatorios no esteroideos, podría aumentar en hasta un 20% las probabilidades de sufrir una enfermedad cardíaca o cerebrovascular, y representa un importante riesgo para las personas que consumen este fármaco de manera regular.
Ante estos resultados, los investigadores creen que debería realizarse una revisión de las prescripciones de paracetamol a largo plazo que se da a los pacientes, sobre todo en aquellos con más predisposición a sufrir un ictus o infarto y en quienes tienen una hipertensión arterial, a los que había que vigilar más de cerca.
Además, recomiendan que se tengan en cuenta tanto los beneficios como riesgos cuando se recete este fármaco y que su consumo sea siempre escalonado, comenzando con una dosis baja que vaya aumentando progresivamente y sin pasar del límite necesario para tratar el dolor.
En el caso de los pacientes que consumen este fármaco de manera ocasional, no obstante, llaman a la calma, ya que estos resultados, al estar centrados en pacientes con un consumo elevado y recurrente, no deberían afectarles.