Entre los trastornos que pueden afectarnos en nuestra vida cotidiana, la cacosmia puede pasar inadvertida o no recibir la suficiente atención. Y estaríamos cometiendo un error, ya que puede ser señal de una patología grave. ¿Qué es y cómo podemos combatirla?
Apenas conocida, la cacosmia se define como una alteración del sentido del olor que nos hace que percibamos aromas desagradables, aunque realmente no existan. Los pacientes que sufren esta alteración hablan de un mal olor continuo en sus fosas nasales. Para ellos, el olor fragante de una rosa puede ser similar a un cubo de basura.
Este mal olor puede venir de alguna parte de nuestro cuerpo o no existir realmente. En este último caso, se trataría de una alucinación olfativa llamada fantosmia. La cacosmia en sí misma no se asocia a la pérdida de los sentidos del gusto o del olfato, y afecta a una de cada 15 personas.
Esta afectación del olfato puede ser temporal o duradera. Si el problema persiste, habrá que acudir a un otorrino porque la cacosmia puede indicar la presencia de una patología grave. El diagnóstico se establecerá en base a los antecedentes familiares o a la existencia de alergias.
En una segunda fase, el médico practicará una rinoscopia de las fosas nasales y una endoscopia, ambas con anestesia local, ya que son pruebas no dolorosas, pero sí desagradables. Pensemos en cualquier PCR para hacernos una idea. Para un diagnóstico certero, el especialista también puede pedir un escáner, un análisis de sangre y una resonancia magnética.
La cacosmia se puede desencadenar por múltiples factores orgánicos. Por esta razón, es imprescindible que se diagnostique lo antes posible para ver qué la causa y diseñar el tratamiento adecuado. Entre las principales patologías:
Algunas veces, la cacosmia puede estar producida como consecuencia de alguna alteración cerebral. Es decir, la alteración perceptiva no se debe a una mala articulación del sentido, sino a una adulteración de las zonas del cerebro encargadas de gestionar las funciones sensoriales. En estos casos, la cacosmia se relaciona con las siguientes enfermedades:
No existe un único tratamiento, ya que depende del factor que dé origen a la enfermedad. Cuando la causa es física, las terapias habituales pueden ser a base de medicamentos; especialmente, antibióticos si se trata a resultas de una infección de origen bacteriano. También son buenos los lavados regulares de las fosas y senos nasales con líquidos salinos, como los sueros fisiológicos, un tratamiento que también ayudará a paliar las rinitis y los efectos de las alergias.